Hechos 1, 1-8

El primer libro* lo dediqué, Teófilo, a todo lo que Jesús hizo y enseñó, desde el principio hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu Santo* a los apóstoles que había elegido, fue levantado a lo alto*. A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles pruebas de que vivía, dejándose ver de ellos durante cuarenta días y hablándoles del Reino de Dios*. Mientras estaba comiendo con ellos, les ordenó: «No os vayáis de Jerusalén*, sino aguardad la Promesa del Padre, que oísteis de mí. Porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo* dentro de pocos días.» Ellos, en cambio, estando reunidos*, preguntaron a Jesús: «Señor, ¿va a ser ahora cuando restablezcas el Reino a Israel*?» Él les contestó: «No es cosa vuestra conocer el tiempo y el momento* que el Padre ha fijado con su propia autoridad; al contrario, cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros*, recibiréis una fuerza que os hará ser mis testigos* en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra*».
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