Hechos 23, 6-10

Pablo, dándose cuenta de que una parte eran saduceos y la otra fariseos, gritó en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo, discípulo de fariseos; y me juzgan porque tengo esperanza en la resurrección de los muertos.» Cuando dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea se dividió. (Es que los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus*, mientras que los fariseos profesan todo eso.) Se produjo, pues, un gran griterío. Algunos escribas del partido de los fariseos se pusieron de pie y se oponían diciendo: «No encontramos nada malo en este hombre. ¿Y si por casualidad le habló un espíritu o un ángel*?» Como el altercado iba en aumento, el tribuno llegó a temer que Pablo fuese despedazado por ellos. Así que ordenó a la tropa que bajase, que lo sacasen de entre ellos y lo llevasen al cuartel.
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