Isaías 5, 1-7

Voy a cantar a mi amigo la canción de su amor* por su viña. Mi amigo tenía una viña en un fértil otero. La cavó y despedregó, y la plantó de cepa exquisita*. Edificó en medio una torre, y excavó en ella un lagar. Y esperó que diese uvas, pero sólo dio agraces. Ahora, pues, habitantes de Jerusalén y hombres de Judá, venid a juzgar entre mi viña y yo: ¿Qué más puede hacerse por mi viña, que no se lo haya hecho yo? Yo esperaba que diese uvas. ¿Por qué ha dado agraces? Pues ahora os haré saber lo que pienso hacer con mi viña: derribar su seto y que sirva de pasto; romper su cerca y que sea pisoteada. Haré de ella un erial donde nadie pode ni escarde; crecerá la zarza y el espino; y además prohibiré a las nubes que derramen lluvia sobre ella. ¡Pues la viña de Yahvé Sebaot es la Casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantío exquisito! Esperaba de ellos justicia, pero brotó iniquidad; esperaba de ellos honradez, pero se oyeron alaridos.
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