Jeremías  2, 1-7

Entonces me dirigió Yahvé la palabra en estos términos: Ve y grita a los oídos de Jerusalén: Esto dice Yahvé: De ti recuerdo tu cariño* juvenil, el amor de tu noviazgo; cuando tú me seguías por el desierto, por tierra no sembrada. Consagrado a Yahvé estaba Israel, era las primicias de su cosecha. Quien la comía se convertía en reo; el castigo venía sobre él —oráculo de Yahvé—. Escuchad la palabra de Yahvé, Casa de Jacob y familias todas de la Casa de Israel. Esto dice Yahvé: ¿Qué encontraban vuestros padres en mí de torcido, que se alejaron de mi vera, y yendo en pos de la Vanidad* se hicieron vanos? No dijeron: «¿Dónde está Yahvé, que nos subió desde Egipto, nos condujo por el desierto, la estepa y la paramera, por tierra seca y sombría, una tierra intransitada en donde nadie se asienta?» Luego os traje a la tierra del vergel*, para comer sus deliciosos frutos. Llegasteis y ensuciasteis mi tierra, y pusisteis mi heredad asquerosa.
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