Juan  11, 47-53

Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y se preguntaban: «¿Qué hacemos? Es cierto que este hombre realiza muchos signos. Si le dejamos que siga así, todos creerán en él, y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo* y nuestra nación.» Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada, ni caéis en la cuenta de que conviene que muera uno solo por el pueblo, y así no perezca toda la nación.» Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación — y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos*—. Desde ese día, se pusieron de acuerdo para matarlo.
Ver contexto