Levítico 26, 34-40

«Entonces pagará la tierra sus sábados, durante todos los días en que esté desolada mientras vosotros estéis en el país de vuestros enemigos. Entonces sí que descansará la tierra y pagará sus sábados. Durante todo el tiempo de la desolación descansará, por lo que no pudo descansar en vuestros sábados cuando habitabais en ella. A los que quedaren de vosotros les infundiré pánico en sus corazones, en el país de sus enemigos; el susurro de una hoja caída los ahuyentará. Huirán como quien huye de la espada, y caerán sin que nadie los persiga. Se atropellarán unos a otros, como quien huye de la espada, aunque nadie los persiga. No podréis manteneros delante de vuestros enemigos. Pereceréis entre las naciones y os tragará la tierra de vuestros enemigos. Y quienes sobrevivan de entre vosotros se pudrirán en las tierras de vuestros enemigos, a causa de su iniquidad; se pudrirán por las iniquidades de sus padres unidas a las suyas. Entonces confesarán su iniquidad y la iniquidad de sus padres, cómo se rebelaron contra mí y cómo se enfrentaron conmigo.
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