Lucas 17, 22-37

Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre*, y no lo veréis. Habrá quien os diga: ‘Vedlo aquí, vedlo allá.’ Pero no vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. Pero antes tendrá que padecer mucho y ser reprobado por esta generación. «Como sucedió en los días de Noé, así ocurrirá también en los días del Hijo del hombre*. Comían, bebían y tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca. Entonces vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban y construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo, que destruyó a todos. Así sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste. «Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, que no baje a recogerlos; y, de igual modo, el que esté en el campo, que no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente preservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Os digo que aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado, y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada, y la otra dejada*[[]] Entonces le preguntaron: «¿Dónde, Señor?» Él les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres.»
Ver contexto