Mateo 27, 15-26

Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de un preso, el que quisieran. Tenían* a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás*. Aprovechando que estaban reunidos, les dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?» (pues sabía que lo habían entregado por envidia). Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.» Pero los sumos sacerdotes y los ancianos persuadieron a la gente para que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. Así, cuando el procurador les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!» Pilato les preguntó: «¿Y qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?» Respondieron todos: «¡Sea crucificado!» — «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!» Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos* delante de la gente, diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo*. Vosotros veréis.» Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos*!» Entonces les soltó a Barrabás. Y a Jesús, después de azotarle*, se lo entregó para que fuera crucificado.
Ver contexto