Numeros  14, 26-38

Yahvé habló así a Moisés y a Aarón*: «¿Hasta cuándo esta comunidad perversa murmurará contra mí? He oído las quejas de los israelitas, que no dejan de murmurar contra mí. Diles: Por mi vida, oráculo de Yahvé, que he de portarme con vosotros a tenor de lo que me habéis dicho. Por haber murmurado contra mí, todos los que fuisteis censados y contados, de veinte años para arriba, dejaréis vuestras vidas en este desierto. Juro que no entraréis en la tierra en la que, mano en alto, juré estableceros. Sólo a Caleb, hijo de Jefoné, y a Josué, hijo de Nun, y a vuestros pequeñuelos, de los que dijisteis que caerían en cautiverio, los introduciré, y conocerán la tierra que vosotros habéis despreciado. Vuestros cadáveres caerán en este desierto, y vuestros hijos andarán nomadeando por él durante cuarenta años, cargando con vuestra infidelidad, hasta que no hayan caído todos vuestros cadáveres en el desierto. Según los cuarenta días que empleasteis en explorar el país, cargaréis cuarenta años con vuestros pecados, un año por cada día. Así sabréis lo que es rebelarse contra mí*. Yo, Yahvé, he hablado. Eso es lo que haré con toda esta comunidad perversa, amotinada contra mí. En este desierto no quedará ni uno: en él habrán de morir.» Los hombres que había enviado Moisés a explorar la tierra y que al volver habían incitado a toda la comunidad a murmurar contra él, poniéndose a hablar mal del país, aquellos hombres que habían hablado mal del país, cayeron repentinamente muertos delante de Yahvé. En cambio, Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefoné, sobrevivieron de entre los hombres que habían ido a explorar la tierra.
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