Numeros  19, 1-10

Dijo Yahvé a Moisés y a Aarón: «Éste es uno de los preceptos de la ley, prescrito por Yahvé con estas palabras: Di a los israelitas que te traigan una vaca roja, sin defecto, que no tenga mancha alguna, y que no haya llevado yugo. Dádsela al sacerdote Eleazar. Que la saquen fuera del campamento y sea inmolada en su presencia. Entonces el sacerdote Eleazar untará su dedo en la sangre de la vaca y hará con la sangre siete aspersiones hacia la entrada de la Tienda del Encuentro. Luego será quemada la vaca en su presencia, con su piel, su carne, su sangre e incluso sus excrementos. Tomará el sacerdote leña de cedro, hisopo y grana, y la echará en medio de la hoguera de la vaca. El sacerdote purificará sus vestidos y se lavará el cuerpo con agua. Luego ya podrá entrar en el campamento, pero será impuro el sacerdote hasta la tarde. El que haya quemado la vaca purificará sus vestidos con agua y lavará su cuerpo con agua, pero será impuro hasta la tarde. Un hombre puro recogerá las cenizas de la vaca y las depositará fuera del campamento, en lugar puro. Servirán a la comunidad de los israelitas para el rito de agua lustral: es un sacrificio por el pecado. El que haya recogido las cenizas de la vaca lavará sus vestidos y será impuro hasta la tarde. Éste será decreto perpetuo tanto para los israelitas como para el forastero residente entre ellos.
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