Romanos 2, 1-2
“
Por eso, tú que juzgas, quienquiera que seas, no tienes excusa, pues, al juzgar a otros, te condenas a ti mismo, ya que haces lo mismo que aquellos a quienes juzgas. Pero sabemos que Dios juzga conforme a la verdad a los que hacen semejantes cosas. ”