Romanos  6, 17-19

Pero, gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón al modelo de doctrina que habéis recibido, y, liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia. —Hablo en términos humanos, en atención a vuestra flaqueza natural—. Pues, del mismo modo que ofrecisteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la maldad, para obrar el mal, ofrecedlos ahora a la justicia, para una vida de santidad*.
Ver contexto