es como la luz del alba al salir el sol,
mañana sin nubes tras la lluvia,
que hace brillar la hierba del suelo. (II Samuel 23, 4) © La Biblia de Nuestro Pueblo (2006)
Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: qal
Part-of-speech: noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: negative particle
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Últimas palabras de David. Hay bastantes razones para pensar que este poema es antiguo y original de David. En la construcción del libro el oráculo tiene función conclusiva: el contexto de la próxima muerte de David es una indicación importante para explicarlo. En cuanto a la forma, se presenta como oráculo; es decir, como enunciado profético; muy semejante en el comienzo a los oráculos de Balaán, el adivino transformado en profeta por el poder de Dios (Nm 24). El versículo 2 aclara sin dejar dudas el carácter profético de la pieza. Pero cuando leemos el contenido, nos sentimos transportados al mundo sapiencial de la reflexión humana con valor didáctico. Aunque esa reflexión esté iluminada por Dios de manera genérica, lo sapiencial es específicamente tarea humana diversa de la profética. Sapiencial es la oposición de los destinos de justos y malvados. Sapiencial es la comparación del justo con imágenes de luz (Sal_112:4), o la imagen del tamo o la paja (cfr. Sal 1), como ejemplo de plantas inútiles; el presente oráculo escoge la imagen de las zarzas, que en la literatura profética y en algún salmo (Sal_118:12) describe al enemigo. Muy sapiencial es el tono sentencioso de los dos enunciados contrapuestos. Y también es sapiencial la instrucción sobre el buen gobierno y sus consecuencias. En cuanto al versículo 5, recuerda al oráculo de Natán, pero en sí no suena a enunciado profético -recordar una profecía no es en sí otra profecía-. Entonces, ¿qué significa esa tensión entre la solemne introducción profética -más de un tercio del poema- y la común enseñanza sapiencial? David pudo resumir su larga experiencia y trasmitirla a sus sucesores sin necesidad de tanto aparato. En este momento David recuerda rápidamente su historia: «hombre elevado a lo alto, ungido del Dios de Jacob, favorito de los cantores de Israel». En este momento se siente invadido por el Espíritu del Señor para anunciar el futuro, que comienza precisamente en él. Se trata de su dinastía: reafirmando la profecía de Natán, la trasmite como profeta a sus descendientes con autoridad divina, no como simple repetidor. La promesa dinástica levanta a la esfera profética los elementos sapienciales; la promesa es vista como pacto, es decir con exigencias que condicionan los dones. Si ha sido elegido rey, es para vivir como mediador de la justicia divina que da paz y bienestar a su pueblo; si los malvados dentro o fuera intentan turbar ese reino de justicia, el hierro y el fuego los consumirá. No tiene otro sentido su elección y sus victorias. Sólo en esas condiciones se transmitirá a sus sucesores. Pero es un pacto eterno: David anuncia y desea el reino de justicia. Es su programa, su legado, su esperanza. Lo siente germinar en sí y prevé su crecimiento sin más detalles. De este modo el oráculo de David es «germinalmente» mesiánico: tocará a lectores posteriores, aleccionados por la historia e iluminados por Dios, ir descubriendo su sentido y hacer que siga creciendo hacia el futuro.