II Samuel  23, 8-39


Nombres de los guerreros de David

Nombres de los guerreros de David:
Isbaal, el jaquemonita, primero de la terna, que blandió el hacha y mató a ochocientos en una sola acometida. Segundo, Eleazar, hijo de Dodí, el ajojita. Estuvo con David en Fesdamín, cuando los filisteos se concentraron allí para el combate; los israelitas se retiraban, pero él estuvo matando filisteos hasta que se le rindió el brazo y la mano se le pegó a la espada. El Señor dio a Israel aquel día una gran victoria; detrás de él, el ejército se volvió para saquear. Tercero, Samá, hijo de Agé, el ararita. Los filisteos se concentraron en Lejí, donde había una tierra toda sembrada de lentejas; el ejército huyó ante los filisteos, pero Samá se plantó en medio de la tierra y la recuperó, mató a los filisteos, y el Señor concedió una gran victoria. Tres de los treinta bajaron juntos durante el tiempo de la cosecha y se unieron a David, en refugio de Adulán, cuando una banda de filisteos acampaba en el Valle de Refaím. David estaba entonces en el refugio y la guarnición filistea estaba en Belén. David sintió sed y exclamó:
–¡Quién me diera agua, la del pozo junto a la puerta de Belén! Los tres valientes irrumpieron en el campamento filisteo, sacaron agua del pozo, junto a la puerta de Belén, y se la llevaron a David. Pero David no quiso beberla, sino que la derramó como obsequio al Señor, diciendo:
–¡Líbreme Dios! ¡Sería beber la sangre de estos hombres, que han ido allá exponiendo la vida!
Y no quiso beberla. Éstas fueron las hazañas de los tres valientes. Abisay, hermano de Joab, hijo de Seruyá, era jefe de los treinta. Blandiendo su lanza mató a trescientos, ganando renombre entre los treinta; se destacó entre ellos; fue su jefe, pero no llegó a igualar a los tres. Benayas, hijo de Yehoyadá, natural de Cabseel, era un tipo aguerrido, rico en hazañas. Mató a los dos moabitas, hijos de Ariel, y bajó a matar al león en la cisterna el día de la nieve. Mató también a un egipcio de gran estatura, que empuñaba una lanza: Benayas fue hacia él con un palo, le arrebató la lanza y con ella lo mató. Ésa fue la hazaña de Benayas, hijo de Yehoyadá, con la cual ganó renombre entre los treinta guerreros. Se destacó entre ellos, pero no llegó a igualar a los tres. David lo puso al frente de su escolta personal. Asael, hermano de Joab, era de los treinta.
Pertenecían al grupo de los treinta: Eljanán, hijo de Dodó, de Belén; Samá, el de Jarod; Elicá, el de Jarod; Jeles, el pelteo; Irá, hijo de Iqués, de Tecua; Abiézer, de Anatot; Sibecay, el husita; Salmón, el ajojita; Mahray, el netofatita, de Netor; Jéleb, hijo de Baná, de Netof; Itay, hijo de Ribay, de Guibeá de Benjamín; Benayas, de Piratón; Hiday, de Río Gaas; Abialbón, de Arabá; Azmaut, de Bajurín; Elyajbá, el saalbonita; Yasán; Jonatán, hijo de Samá, el ararita; Ajián, hijo de Sarar, el ararita; Elifélet, hijo de Ajasbay, de Maacá; Elián, hijo de Ajitófel, guilonita. Jesray, de Carmel; Paray, de Arab; Yigal, hijo de Natán, de Sobá; Baní, el gadita, Sélec, el amonita; Najeray, de Beerot, escudero de Joab, hijo de Seruyá; Irá, de Yatir; Gareb, de Yatir; Urías, el hitita. Total, treinta y siete.
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