II Corintios 2, 14-17


Prisionero del triunfo de Cristo

Doy gracias a Dios que siempre nos hace participar de la victoria de Cristo y por nuestro medio difunde en todas partes el aroma de su conocimiento. Porque nosotros somos el aroma de Cristo ofrecido a Dios, para los que se salvan y para los que se pierden. Para éstos olor de muerte que conduce a la muerte, para aquellos fragancia de vida que lleva a la vida. Pero, ¿quién está capacitado para una misión así? Porque nosotros no andamos, como muchos, traficando con la Palabra de Dios, sino que hablamos con sinceridad, como enviados de Dios, en presencia de Dios, y como miembros de Cristo.
Ver contexto