Isaías 2, 6-22


Teofanía y juicio de Dios

Has desechado a tu pueblo,
a la casa de Jacob,
porque está llena
de adivinos de oriente,
de astrólogos filisteos,
y han pactado con extraños. Su país está lleno de plata y oro,
y sus tesoros no tienen número;
su país está lleno de caballos,
y sus carros no tienen número; su país está lleno de ídolos,
y se postran
ante las obras de sus manos,
hechas con sus dedos. Pero el mortal será doblegado,
será humillado el hombre
y no podrá levantarse. Métete entre las rocas,
escóndete en el polvo,
ante el Señor terrible,
ante su majestad sublime. Los ojos orgullosos serán humillados,
será doblegada
la arrogancia humana;
sólo el Señor
será ensalzado aqueldía, que es el día del Señor Todopoderoso:
contra todo lo orgulloso y arrogante,
contra todo lo alto y engreído, contra todos los cedros del Líbano,
contra todas las encinas de Basán, contra todos los montes elevados,
contra todas las colinas encumbradas, contra todas las altas torres,
contra todas las murallas fortificadas, contra todas las naves de Tarsis,
contra todos los navíos opulentos: será doblegado el orgullo del hombre,
será humillada la arrogancia humana;
sólo el Señor será ensalzado aquel día, y todos los ídolos desaparecerán. Métanse en las cuevas de las rocas,
en las grietas de la tierra,
ante el Señor terrible,
ante su majestad sublime,
cuando él se levante
para llenar la tierra de espanto. Aquel día el hombre arrojará
sus ídolos de plata; sus ídolos de oro
– que se hizo para postrarse ante ellos– ,
a los ratones y a los murciélagos; y se meterá en huecos de las rocas
y en las hendiduras de las piedras.
Ante el Señor terrible,
ante su majestad sublime,
cuando se levante
llenando la tierra de espanto. Dejen de confiar en el hombre
que solo tiene
un soplo de vida en la nariz:
¿Para qué estimarlo tanto?
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