Jeremías  32, 1-15


Jeremías rescata un terreno
Lv 25,25; Rut 3s

Palabras que el Señor dirigió a Jeremías el año décimo del reinado de Sedecías en Judá, que corresponde al año dieciocho de Nabucodonosor. Entonces sitiaba a Jerusalén el ejército del rey de Babilonia, y el profeta Jeremías estaba preso en el atrio de la guardia, en el palacio real de Judá. Lo había encarcelado Sedecías, acusándole:
– Tú has profetizado: Así dice el Señor: Yo entregaré esta ciudad en manos del rey de Babilonia, para que la conquiste. Sedecías, rey de Judá, no escapará de manos de los caldeos, sino que será entregado sin falta en manos del rey de Babilonia, que le hablará cara a cara, y sus ojos verán sus ojos. Y llevará a Sedecías a Babilonia, y allí quedará hasta que yo me ocupe de él – oráculo del Señor– . Si luchan contra los caldeos, no vencerán. Jeremías contestó:
– El Señor me ha dirigido la palabra: Hanamel, hijo de tu tío Salún, vendrá a decirte: Cómprame el campo de Anatot, porque a ti te corresponde rescatarlo comprándolo. Y vino a visitarme mi primo, como había dicho el Señor, al atrio de la guardia, y me dijo: Cómprame el campo de Anatot, en territorio de Benjamín, porque a ti te corresponde rescatarlo y adquirirlo: cómpramelo. Yo comprendí que era una Palabra del Señor. Y, así, compré el campo de Anatot a mi primo Hanamel; pesé el dinero: diecisiete monedas de plata. Escribí el contrato, lo sellé, hice firmar a los testigos y pesé la plata en la balanza. Después tomé el contrato sellado, según las normas legales, y la copia abierta, y entregué el contrato a Baruc, hijo de Nerías, de Majsías, en presencia de Hanamel, mi primo, en presencia de los testigos que habían firmado el contrato y en presencia de los judíos que estaban en el atrio de la guardia. En presencia de ellos ordené a Baruc: Así dice el Señor Todopoderoso, Dios de Israel: Toma estos contratos, el sellado y el abierto, y mételos en una jarra de barro, para que se conserven muchos años. Porque así dice el Señor Todopoderoso, Dios de Israel: Todavía se comprarán casas y campos y huertos en esta tierra.
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