Lucas 8, 4-15


El sembrador
Mt 13,1-23; Mc 4,1-20

Se reunió un gran gentío y se añadían los que iban acudiendo de una ciudad tras otra. Entonces les propuso una parábola: – Salió el sembrador a sembrar la semilla. Al sembrar, unas semillas cayeron junto al camino; las pisaron y las aves del cielo se las comieron. Otras cayeron sobre piedras; brotaron y se secaron por falta de humedad. Otras cayeron entre espinos, y al crecer los espinos con ellas, las ahogaron. Otras cayeron en tierra fértil y dieron fruto al ciento por uno.
Dicho esto, exclamó:
– El que tenga oídos que escuche. Los discípulos le preguntaron el sentido de la parábola, y él les respondió:
– A ustedes se les concede conocer los secretos del reino de Dios; pero a los demás se les habla en parábolas:
Para que viendo, no vean,
y escuchando, no comprendan. El sentido de la parábola es el siguiente:
La semilla es la Palabra de Dios. Lo que cayó junto al camino son los que escuchan; pero enseguida viene el Diablo y les arranca del corazón la palabra, para que no crean y se salven. Lo que cayó entre piedras son los que al escuchar acogen con gozo la palabra, pero no echan raíces; ésos creen por un tiempo, pero al llegar la prueba se echan atrás. Lo que cayó entre espinos son los que escuchan, pero con las preocupaciones, la riqueza y los placeres de la vida se van ahogando y no maduran. Lo que cae en tierra fértil son los que escuchan la palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen y dan fruto gracias a su perseverancia.
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