Zacarías 3, 1-10


Cuarta:
Investidura del sumo sacerdote
Éx 28s; Lv 8

Después me enseñó al sumo sacerdote, Josué, de pie ante el ángel del Señor. A su derecha estaba el Satán acusándolo. El Señor dijo a Satán:
– El Señor te llama al orden, Satán; el Señor, que ha escogido a Jerusalén, te llama al orden. ¿No es ése un carbón ardiente sacado del fuego? Josué estaba vestido con un traje sucio, de pie delante del ángel. Éste dijo a los que estaban allí delante: – Quítenle el traje sucio.
Y a él le dijo: – Mira, aparto de ti la culpa y te visto de fiesta. Y añadió: – Pónganle en la cabeza un turbante limpio.
Le pusieron el turbante limpio y lo revistieron. El ángel del Señor, que estaba de pie, dijo a Josué: Así dice el Señor Todopoderoso:
Si sigues mi camino
y guardas mis mandamientos,
también administrarás mi templo
y guardarás mis atrios,
y te dejaré acercarte
con ésos que ahí están. Escuchen, Josué, sumo sacerdote, y sus compañeros que están sentados delante de él: ustedes son figuras proféticas de lo que ha de venir. Yo he de traer a mi siervo Germen. Miren la piedra que presento a Josué: es una y lleva siete ojos. Tiene una inscripción: En un día quitaré el pecado de esta tierra – oráculo del Señor Todopoderoso– . Aquel día se invitarán unos a otros a descansar bajo la parra y la higuera – oráculo del Señor Todopoderoso– .
Ver contexto