I Corintios 1, 15-20

Así nadie puede decir que recibisteis el bautismo en mi nombre; aunque sí bauticé también a la familia de Estéfanas. Por lo demás, no sé si bauticé a ningún otro. Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a evangelizar, y no con sabiduría de lenguaje, para no privar de eficacia a la cruz de Cristo. Realmente, la palabra de la cruz es una necedad para los que están en vías de perdición; mas para los que están en vías de salvación, para nosotros, es poder de Dios. Porque escrito está: «Destruiré la sabiduría de los sabios, y anularé la inteligencia de los inteligentes» (Is. 29,14). ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el investigador de las cosas de este mundo? ¿No convirtió Dios en necedad la sabiduría del mundo?
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