I Corintios 11, 3-16

Pero quisiera que comprendierais esto: la cabeza de todo varón es Cristo, y la cabeza de Cristo es Dios. Todo varón que ora o habla en nombre de Dios con la cabeza cubierta, deshonra su cabeza. Toda mujer que ora o habla en nombre de Dios con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza: viene a ser como si estuviera rapada; realmente, si una mujer no se cubre, que se corte el cabello; pero si a una mujer le da vergüenza cortarse el cabello o raparse, entonces que se cubra. El varón no debe cubrirse la cabeza, porque es imagen y gloria de Dios; la mujer, en cambio, es gloria del varón; pues no es el varón el que viene de la mujer, sino la mujer del varón, y no fue creado el varón por razón de la mujer, sino la mujer por razón del varón. Por eso la mujer debe llevar sobre su cabeza la señal de sujeción, por razón de los ángeles. Pero, a pesar de todo, ni mujer sin varón, ni varón sin mujer en el Señor; pues si la mujer viene del varón, también es verdad que el varón viene mediante la mujer, y todas las cosas vienen de Dios. Juzgad por vosotros mismos: ¿Está bien que una mujer ore a Dios descubierta? ¿No es la naturaleza misma la que nos enseña que para el varón es deshonra el cabello largo, mientras que para la mujer es motivo de gloria? Realmente, la cabellera se le ha dado a modo de velo. No obstante, si a alguno le parece que debe seguir discutiendo, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las Iglesias de Dios.
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