I Corintios 8, 1-7

Sobre las carnes inmoladas a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. Pero el conocimiento infla, mientras que el amor construye. Si alguno piensa que conoce algo, no ha llegado a conocer todavía cómo hay que conocer. Cuando uno ama a Dios, este tal es conocido por él. Pues bien, respecto del comer lo inmolado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es nada en el mundo, y que no hay más que un solo Dios. Porque, aunque se diga que hay dioses en el cielo o en la tierra, que hay muchos dioses y muchos señores, para nosotros, sin embargo, no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para quien somos nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien es todo y por quien somos nosotros también. Pero no en todos se encuentra el conocimiento: algunos, por la costumbre que hasta ahora han tenido de los ídolos, comen la carne como sacrificada a los ídolos, y su conciencia, que es débil, se mancha con ello.
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