I Pedro 5, 6-11

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que os exalte a su tiempo. «Echad sobre él» todas «vuestras preocupaciones», porque él cuida de vosotros. Sed sobrios, velad. Vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe. y sabed que a la comunidad de hermanos vuestros dispersa por el mundo perfeccionan estos mismos padecimientos. El Dios de toda gracia, el que os llamó a su eterna gloria en Cristo, después que hayáis padecido un poco, os restablecerá, confirmará, robustecerá y hará inconmovibles. A él el poder por los siglos de los siglos. Amén.
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