Colosenses 2, 8-22

Cuidad de que no haya nadie que haga de vosotros fácil presa por medio de la filosofía y de vanos enredos según la tradición de los hombres, según los elementos del mundo, y no según Cristo. Porque en él reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente, y vosotros habéis sido colmados en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. En él también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha a mano por despojo del cuerpo carnal, por la circuncisión de Cristo, sepultados juntamente con él en el bautismo, y por su acción fuisteis con él resucitados por medio de la fe en la acción de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros pecados y en vuestra carne incircuncisa, os vivificó juntamente con él, después de perdonarnos todas las faltas. Borró la nota de nuestra deuda escrita en las ordenanzas, la cual era desfavorable a nosotros; la anuló al clavarla en la cruz. Habiendo despojado a los principados y potestades, los exhibió en público espectáculo, incorporándolos a su cortejo triunfal. Así pues, que nadie os juzgue en asuntos de comida o bebida, o a propósito de una fiesta, de una luna nueva o de un sábado. Estas cosas son sombra de las futuras; pero el cuerpo pertenece a Cristo. Que nadie os anule el premio apelando a la mortificación y al culto a los ángeles, intentando penetrar en las cosas que cree haber visto, tontamente hinchado por el pensamiento de lo que realiza en su carne, y no asiéndose a la cabeza, de la cual todo el cuerpo, bien provisto y unido de articulaciones y ligamentos, obtiene el crecimiento de Dios. Si con Cristo habéis muerto a los elementos del mundo, ¿cómo es que, cual si vivierais en este mundo, os dejáis imponer ordenanzas? «No tomes, no gustes, no toques» Todas estas cosas están destinadas a la destrucción por el uso. Son preceptos y enseñanzas de los hombres.
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