Genesis 21, 12-19

Pero dijo Dios a Abraham: No te desazones por lo del niño y tu esclava; en todo lo que te dijere Sara, escúchala, porque por el nombre de Isaac será llamada tu descendencia. Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, por ser descendencia tuya. Levantóse Abraham de madrugada, tomó pan y un odre de agua y se lo dio a Agar; y poniéndole el niño sobre la espalda, la despidió. Ella se fue, y anduvo errante por el desierto de Beerseba. Cuando se acabó el agua del odre, dejó al niño bajo un arbusto, y fue a sentarse enfrente a la distancia de un tiro de arco, porque decía: No quiero ver morir al niño. Sentóse enfrente y lloró, a gritos. Oyó Dios la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: ¿Qué te ocurre, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado la voz del niño desde el lugar donde él está. Levántate, alza al niño, y tómalo de la mano, pues he de hacer de él una gran nación. Dios le abrió los ojos a Agar, y le hizo ver un pozo de agua; fue, llenó el odre y dio de beber al niño.
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