Mateo 14, 25-35

A la cuarta vigilia de la noche, fue hacia ellos caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se sobresaltaron y dijeron: ¡Es un fantasma! Y se pusieron a gritar por el miedo. Pero Jesús les habló en seguida: ¡Animo! ¡Soy yo! ¡No tengáis miedo! Pedro le contestó: Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas. Ven, le respondió. Pedro entonces saltó de la barca y, caminando sobre las aguas, fue hacia Jesús. Pero, viendo el viento que había, tuvo miedo, y al comenzar a hundirse, lanzó un grito: ¡Señor, sálvame! Inmediatamente Jesús extendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado? Y cuando subieron los dos a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante él, exclamando: Realmente, eres Hijo de Dios. Terminada la travesía, arribaron a la costa de Genesaret. Apenas lo reconocieron los hombres de aquel lugar, divulgaron la noticia por toda aquella comarca, y le presentaron todos los enfermos,
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