Romanos  9, 14-30

¿Qué diremos, pues? ¿No habrá en Dios injusticia? ¡Ni pensarlo! Porque dice a Moisés: «Tendré misericordia de quien yo quiera tenerla, y me apiadaré de quien yo quiera apiadarme» (Ex 33,19) Así pues, no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios, que es el que tiene misericordia. Y así, la Escritura dice al faraón: «Precisamente para esto te suscité: para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea proclamado en toda la tierra» (Ex 9,15s). Por lo tanto, él tiene misericordia de quien quiere, y él endurece a quien quiere. Pero me dirás: ¿Por qué entonces sigue presentando sus querellas? Porque ¿quién puede oponerse o su decisión? ¡Pero, hombre! ¿Y quién eres tú para altercar con Dios? «¿Acaso le dirá la vasija al alfarero: Por qué me hiciste así?» (Is 29,16). ¿O es que no tiene potestad el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa una vasija para usos nobles y otra para usos viles? ¿Y qué, si Dios, queriendo manifestar su ira y dar a conocer su poder, soportó con inmensa paciencia vasos de ira, destinados a la perdición, y esto para dar a conocer la riqueza de su gloria hacia los vasos de misericordia, que de antemano preparó para gloria es decir, a nosotros, a quienes llamó no sólo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles? Así también lo dice en Oseas: “Al que no era mi pueblo, lo llamaré «Mi pueblo», y a la que no ha sido amada, la llamaré «Mi amada». Y en aquel mismo lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados «hijos del Dios vivo». Isaías, por su parte, clama en favor de Israel: Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, solamente será salvo el resto; porque, llevándola a cabo y sin tardanza, el Señor cumplirá su decisión sobre la tierra. Y como lo había predicho Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubuera dejado descendencia, habríamos venido a ser como Sodoma, a Gomorra habríamos sido semejantes.” ¿Qué diremos, pues? Que los gentiles, que no buscaban justicia, alcanzaron justicia -pero una justicia que viene de la fe-;
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