Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Capitulo 9.
Curación de un paralítico, 9:1-8 (Mar_2:1-12; Luc_5:17-26).
1
Subieron a una barca, hizo la travesía y vino a su ciudad. 2
Le presentaron a un paralítico acostado en su lecho, y, viendo Jesús la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: Confía, hijo; tus pecados te son perdonados. 3
Algunos escribas dijeron dentro de sí: Este blasfema. 4
Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? 5
¿Qué es más fácil: decir tus pecados te son perdonados o decir levántate y anda? 6
Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder sobre la tierra de perdonar los pecados, dijo al paralítico: Levántate, toma tu lecho y vete a casa. 7
El, levantándose, fuese a su casa. 8
Viendo esto, las muchedumbres quedaron ensimismadas de miedo y glorificaban a Dios de haber dado tal poder a los hombres. Este episodio es relatado por los tres sinópticos, aunque en contextos distintos, por lo que no es fácil situarlo en el suyo propio.
Cristo volvió a su ciudad Cafarnaúm (
Mat_4:13;
Mar_2:1) después del milagro de los endemoniados gerasenos. Y días después de su llegada (Mc) realiza este milagro con ocasión de la presencia de unos escribas o maestros de la Ley, y de fariseos (Lc). Había tantos para escucharle en la habitación interior en que Cristo estaba, que no cabían ni junto a la puerta. Los escribas o doctores de la Ley eran cultivadores oficiales de libros sagrados y pertenecían preferentemente a la secta de los fariseos 2, los celosos materialistas de la Ley.
Mientras Cristo hablaba le trajeron un enfermo en una camilla (åðß êëßíçò) entre cuatro hombres (Mc). Era paralítico. Querían abrirse paso por entre la gente (Mc-Lc) para colocarlo delante de El (Lc). Pero como no podían llegar hasta El (Mc), lo subieron al tejado para bajarlo por el techo. Esto era posible, porque las casas tenían una terraza de vigas y cubiertas de travesaños de madera y ramajes recubiertas de arcilla o tierra prensada: una especie de construcción de adobe 3. Además, una escalera exterior subía directamente al terrado. El término que usa Mc para esto (Ýîïñýîáíôåò) significa literalmente excavar, descortezar. Lc lo describe al modo occidental y dice que lo bajan por entre las tejas (äéá ôùí ÷åñÜìùí). Una vez arriba descubrieron el techo por donde él estaba (Mc).
Josefo cuenta un caso en que se descubrió el techo en las casas para buscar y capturar enemigos 4. Y con cuerdas o una pequeña camilla, como se cuenta en casos análogos 5, pusieron la camilla en medio, delante de Jesús (Lc).
Al ver Jesús la fe de ellos ¿de los que lo llevaban, de él, de ambos? dice al paralítico: Confía, hijo; tus pecados te están perdonados. Esta actitud de Cristo que comienza perdonándole los pecados tiene un valor especial.
En aquel ambiente existía la creencia (
Jua_9:2) de que la enfermedad era castigo de pecados. Rabí Ammí decía sobre el 300 (d.C.): No hay muerte sin pecado ni dolor sin ofensa. Y rabí Alexandrai, en el 270: El enfermo no se libra de su enfermedad hasta que le hayan perdonado (por Dios) todos sus pecados, porque El es quien perdona todas las iniquidades. Y en el Talmud se llega a decir: Al haber perdón, al punto se cura. 6
Algunos escribas, ante este hecho, basado tan sólo en la fe del que lo decía, murmuraban en su interior: Este blasfema (Mt), porque ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios? (Lc), sino uno, Dios (Mc), explicación para sus lectores gentiles. Y Cristo aquí aparece perdonando los pecados en su nombre, con autoridad propia. Ni al mismo Mesías en la mentalidad rabínica, atribuyeron jamás el poder de perdonar los pecados 7. Lo mismo que en la literatura extrabíblica, donde aparece, en libros apócrifos, con el poder de juzgar, pero no con éste 8. En el A.T. este poder es una prerrogativa exclusivamente divina (
Exo_34:6ss;
Isa_43:25;
Isa_44:22; etc.). Dios ofendido es quien únicamente podría perdonar su ofensa. Y, porque Cristo usurpa estos poderes de Dios, blasfema (cf.
2Re_12:13).
Cristo, que los conoció en su espíritu, admite la interpretación que ellos censuran. Esta normal penetración de los corazones es un atributo de Dios (
Jer_17:9-10;
Hec_1:24, etc.). Los rabinos habían deducido por un texto de Isaías (
Hec_11:2ss) que la penetración del pensamiento le sería comunicada al Mesías 9 sólo para el recto juzgar,
aunque el perdón de los pecados era don de los días mesiánicos (
Jer_31:34;
Eze_36:25). Por ello les pregunta: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?; ¿qué es más fácil, perdonar los pecados o curar milagrosamente a un paralítico? Ambas cosas están en la misma línea de poder sobrenatural. Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar los pecados, dijo al paralítico: Yo te digo (a ti): Levántate, toma tu camilla y marcha a tu casa. Lo que él, al punto hizo. Todos los que vieron esto se maravillaban y glorificaban a Dios (Lc), porque jamás hemos visto tal cosa, decían. Habían visto milagros, pero no para acreditar el poder de perdonar los pecados.
La repercusión de este milagro fue grande. Las muchedumbres, es decir, aun los que no lo habían presenciado, quedaron temerosamente
impresionados y alabando a Dios, que dio tal poder a los hombres, expresión esta última que pudiera revestir diversos matices: el poder de hacer milagros ¿a los apóstoles? (
Mat_10:8), ¿para perdonar en la confesión los pecados? El poder de perdonar los pecados pertenece propiamente a Jesús; los ministros de la Iglesia no lo ejercen
sino en su nombre. Puede ser que Mateo haya pensado en estos últimos al recordar esta frase. 10
En este pasaje hay dos temas: una curación y el poder de perdonar los pecados. ¿Son sincrónicamente primitivos? Varios autores (Bultmann, etc.) lo discuten. El hecho declarativo del poder de perdonar los pecados el Hijo del hombre es muy probable que sea primitivo, pues aparece su ejercicio en otro pasaje (
Luc_7:36-50;
Mat_16:19;
Mat_18:18), y no habría inconveniente en que perteneciese a la trama primitiva de este pasaje, de innegable unidad (Bonnard), aunque retocado y explicitado, en su redacción, acaso en función de discusiones de la Iglesia primitiva, polémica judeo-cristiana, sobre el perdón de los pecados. En todo caso, el texto, en su redacción, tiene un marcado y definitivo valor apologético, lo mismo que en su estadio histórico, en cuyo medio ambiente, por necesidad, había de interpretarse el perdón de los pecados como atributo divino en el que así obraba 10.
Si Mt esquematiza la primera parte, por ir a su enfoque teológico, destaca, en cambio, el aspecto del perdón de los pecados. Seguramente que en el estadio actual tiene esta escena una redacción reflexionada, lo que no excluye su histórico valor documental. La tesis de que fuese una invención tardía, con la que la Iglesia haya querido remontar a Cristo su
derecho de perdonar, sacramentalmente, los pecados, aparte que se ve que es gratuita ni a la Iglesia se le hubiere ocurrido este invento de no ser verdad (cf.
Jua_20:22ss) , ha sido ya frecuentemente refutada (K. L. Schmidt). Y de la unidad primitiva del pasaje, se podría defender igual a través de su estructura la tesis contraria: que el relato del milagro fuese una añadidura tardía destinada a sostener la palabra del perdón (Bonnard, o.c.). Esto es en Mt la garantía de la confesión sacramental en su Iglesia. ¿Acaso la contestaba algún sector judío?
Otro aspecto es el conjugar en los sinópticos
el aspecto del perdón de los pecados por Cristo y por los seres humanos. Estos lo tienen por
delegación (v.8). Pero, ¿en qué sentido se dice que lo tiene Cristo? ¿Es que se dice que Cristo, hombre, lo tiene a pari, por sola delegación, como los sacerdotes?
Sólo Dios puede perdonar los pecados por sí mismo, y los seres humanos por su delegación. Pero en este triple pasaje sinóptico no se hace esta distinción. Ni en la hora histórica de Cristo, ni en la hora de la redacción evangélica.
Sólo se proclama que Cristo perdona y que sólo Dios puede perdonar. A la hora de la redacción evangélica, el Êýñéïò confesaba al Dios-Hombre. Tenía el poder como Dios y lo ejercía como tal:
el Hijo de Dios encarnado no necesitaba entonces matices cristológicos ni conciliares ni teológicos. El verdadero Hijo de Dios perdonaba los pecados que sólo Dios El puede perdonar.
Vocación de Mateo y banquete con pecadores.
9:9-13 (Mar_2:13-17; Luc_5:27-32).
9
Pasando Jesús de allí, vio a un hombre sentado al telonio, de nombre Mateo, y le dijo: Sigúeme. Y él, levantándose, le siguió. 10
Estando, pues, Jesús sentado a la mesa en la casa de aquél, vinieron muchos publícanos y pecadores a sentarse con Jesús y sus discípulos. 11 Viendo esto, los fariseos decían a los discípulos: ¿Por qué vuestro Maestro come con publícanos y pecadores? 12
El, que los oyó, dijo: No tienen los sanos necesidad de médico, sino los enfermos. 13
Id y aprended qué significa Prefiero la misericordia al sacrificio. Porque no he venido yo a llamar a los justos, sino a los pecadores.
Después de la curación del paralítico, Jesús se fue camino del mar, donde solía predicar a las gentes. Y, al pasar, encontró a Mateo sentado en su puesto de alcabalero. Marcos y Lucas le llaman Leví, hijo de Alfeo.
En la antigüedad algunos autores sostuvieron que Mateo y Leví eran dos personas distintas. Heracleón pensó que fue Leví el apóstol y no Mateo 11. Y también Orígenes pensó que eran distintos, para probar, contra Celso, que Cristo no tuvo publícanos entre sus apóstoles 12.
Era normal tener en aquella época no sólo dos nombres, uno hebreo y otro griego, sino dos nombres hebreos o arameos, como José-Caifas, sumo sacerdote. Si Lucas y Marcos lo llaman Leví, tal vez sea por el sentido odioso que este cargo de alcabalero tenía. Así piensa San Jerónimo 13. Mateo, sin embargo, por humildad, a sí mismo se aplica el de Mateo el publicano (
Mat_10:3). La escena sucede en Cafarnaúm. Por eso no está a las órdenes de Roma sino de Herodes Antipas. Publicano en latín corresponde al nombre de publicanum, de publicum, el tesoro o erario público; en griego ôåëþíçò, de ôÝëïò (impuesto) y ïíÝïìïê (adquirir, comprar).
Cafarnaúm era un buen puesto aduanero. Personas o sociedades pagaban, anticipadamente, al fisco un impuesto global en tasas. El fisco romano delegaba en estos contratistas el poder cobrar impuestos públicos. A veces la autoridad fijaba tasas que podían cobrar los publícanos. Así se ve en la inscripción de Palmira de 137 d.C., pero también se dice que, en tiempos anteriores, los derechos de arriendo no eran tan firmes ni precisos 14. Para asegurar su anticipada contribución al fisco y cubrir sus riesgos, fijaban ellos, en ocasiones, diversas tasas al público. Y, como delegados de su autoridad, se prestaba su contrata a grandes abusos (
Luc_3:12.13). Estos impuestos podían ser de diversas especies: paso de puentes y barcas; consumo por la entrada de mercancías; por ciertos artículos de comercio: vestidos, perlas, esclavos 15. En la estimación popular eran tenidos en desprecio estos alcabaleros aun en el mundo helenístico. Todos los publícanos eran unos ladrones, dice Luciano 16. Para los judíos había, además, otros motivos de desprecio. Y eran su trato habitual con los gentiles, que les hacía ser transgresores de las disposiciones legales rabínicas, por lo que eran gentes impuras; y el considerarles traidores al pueblo de Dios y cofautores con los romanos. En el Talmud eran tenidos como ladrones y criminales y se les veta el que puedan ser testigos válidos en los tribunales 17.
Mateo pertenecía a este mundo de gentes. Estaba sentado en su telonio cuando pasaba Jesús.
Sigúeme, le dijo Cristo. Y, al punto, le siguió definitivamente. Tanto quiere destacar Mateo
la eficacia de las palabras de Cristo, que encuadra este episodio entre sus milagros.
Cristo en un Banquete de Pecadores (v.10-13).
Los evangelistas no precisan el tiempo que pasó entre esta vocación y un festín que Mt ofreció a Cristo, aunque los tres sinópticos unen estas dos escenas.
Mt, acaso, como homenaje de gratitud a Cristo y acaso como despedida de sus compañeros o subordinados, ofreció un banquete en su casa. Asistieron a este banquete junto con sus discípulos, muchos publícanos y pecadores.
Los invitados eran, en frase de Lc, gran número de publícanos y
otros (Lc); pero Mt-Mc lo precisan así: muchos publícanos y
pecadores. Acaso Lc omite pecadores por razón del público étnico-cristiano al que iba destinado su evangelio.
La expresión de Mt-Mc pecadores no se refiere, en la época de Cristo y desde el punto de vista de los fariseos, a los que quebrantaban la ley moral ni la ley judía (
Thorah),
sino al que no se somete a la
interpretación que de (la Ley) dan los fariseos. 18 A estos pecadores se les acusaba de traer sobre el pueblo todos los males l9. Hasta a veces los mismos cristianos procedentes del judaísmo tenían ciertos reparos en sentarse a la mesa con cristianos procedentes de la gentilidad (
Hec_11:13;
Gal_2:12).
Este asistir Cristo con publícanos y pecadores a un banquete levantó en los fariseos y escribas una fuerte censura. Como la comida es un acto de sociedad, solamente se celebra entre los que se tienen por amigos. Así se comprende que los fariseos echaran en cara a Jesús en especial que comiera con publícanos y pecadores. Si no hubiera hecho más que saludarlos o hablarles, pase; ¡comer con ellos era demasiado! 20 Era aquello, como dice irónicamente San Jerónimo, un verdadero festín de pecadores. 21
El momento de esta interpelación de los fariseos a los discípulos, naturalmente, no es en el momento del banquete. Pues ni ellos asistían a comer con pecadores, conforme a la prohibición que ellos mismos se hicieron, ni se hubiesen atrevido a hacer esta protesta allí mismo.
Fue poco después cuando se presentó la oportunidad, acaso muy probablemente buscada por ellos, para atacar directamente a Cristo. La pregunta que hacen es insidia y censura. Mt y Mc ponen la censura dirigida abiertamente a Cristo: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publícanos y pecadores? Lucas lo engloba en la censura a todos: ¿Por qué coméis y bebéis con los publícanos y los pecadores? El procedimiento de Mt es análogo al caso del centurión, en el que abrevia, en lugar de dar el relato completo como fue (
Mat_8:5ss; Lc 7,lss).
Si Cristo, según los fariseos, iba a la intimidad de un banquete con publícanos y pecadores, quebrantaba las prescripciones legales que los rabinos habían hecho sobre esto, y era ello no tener celo de la Ley. Y el que así trataba con pecadores, ¿sería él justo? Este era el ataque intentado y la censura insidiosa que dejaban flotando sobre El. Es el procedimiento de insidias y sospechas que los fariseos hicieron en diversas ocasiones sobre Cristo.
La respuesta de Cristo no es directamente a los fariseos, aunque, en el fondo, a ellos va dirigida. Es la respuesta que da cuando los discípulos le hacen llegar la crítica de los fariseos.
La respuesta de Cristo es tan contundente como finamente irónica, a causa del fariseísmo al que alude. No tienen necesidad de médico los sanos, sino los que están mal.
Era la justificación de su conducta. Si el médico no repara en el contagio para ir a visitar a los enfermos corporales, mucho menos había de repararse en traspasar unas fronteras artificiosas, creadas la mayoría de las veces
por la seca vida religiosa del fariseísmo. El que venía a salvar, que era curar las almas, tenía que ir a donde estaba el mismo mal para curarlo.
Esta conducta de Cristo, aparte de ser la misericordia volcada en caridad, era la pedagogía lógica. ¿Cómo atraería el fariseísmo a los publícanos y pecadores? Estos, sin convicción o preparación en la Ley, ¿cómo cambiarían de conducta, si nadie se acercaba a ellos para enseñársela y para estimularlos? El fariseísmo era, como
actitud, soberbia, inhumana y antipedagógica.
Sólo Mateo intercala aquí unas palabras del profeta Oseas en las que Dios proclama, por el profeta, que prefiere la misericordia al sacrificio (
Ose_6:6). Este v. falta en Mc-Lc.
Esta frase de Oseas es repetida más veces en el í. Ô. (
Mat_12:7). Era ella una buena crítica profética contra el materialismo farisaico. El sacrificio valía por el espíritu que llevaba, no por la materialidad del rito. Y el fariseo era sepulcro blanqueado. Y Cristo, como médico de almas, les hace ver con el profeta
que su obra es obra de misericordia espiritual. El id y aprended, id y ved, son fórmulas usuales rabínicas para terminar discusiones.
La tercera sentencia va a resultar una ironía contra los fariseos. El vino a llamar a todos a su reino. Además, si se pensase en falsos justos, la estructura de la frase no puede tener este sentido, pues resulta en oposición con el paralelismo de la anterior, ya que, como médico, vino a buscar a los enfermos (aquí = pecadores) y no a los sanos (aquí = falsos justos). Esto hace ver que la frase pertenece a otro contexto histórico y que se inserta aquí por una cierta relación con el tema que se trata. Aunque resulta aquí ironía contra los fariseos, que se tenían a sí mismos por justos (
Luc_18:9) 22.
El v. 13 podía tener una especial evocación en la Iglesia primitiva, en la que se practicaba la penitencia con los pecadores, por lo que era grandemente atacada 22.
Discusión sobre el ayuno,Luc_9:14-17 (Mar_2:18-22; . Luc_5:33-39).
14
Entonces le llegaron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Cómo es que, ayunando nosotros y los discípulos de los fariseos, tus discípulos no ayunan? 15
Y Jesús les contestó: ¿Por ventura pueden los compañeros del esposo llorar mientras está el esposo con ellos? Pero vendrán días en que les será arrebatado el esposo, y entonces ayunarán. 16
Nadie echa una pieza de paño no abatanado a un vestido viejo, porque el remiendo se lleva algo del vestido y el roto se hará mayor. ! 7
Ni se echa el vino nuevo en cueros viejos; de otro modo, se romperían los cueros, el vino se derramaría y los cueros se perderían; sino que se echa el vino nuevo en cueros nuevos, y así el uno y el otro se preservan. Los discípulos tanto del Bautista como de los fariseos ayunan frecuentemente (Lc). Pero, en cambio, los discípulos de Cristo no ayunan. La pregunta no se refiere, de seguro, a los ayunos oficiales del judaísmo; v.gr., el gran ayuno del día de Kippur, preceptuado en la Ley (
Lev_16:29) y llamado por excelencia el ayuno (
Hec_27:9). Pero los fariseos habían establecido especialmente dos días de ayuno en la semana lunes y jueves , porque, según su tradición, Moisés había subido al Sinaí un jueves y bajado un lunes 23 según nuestra nomenclatura.
La pregunta que le hacen los discípulos del Bautista (Mt) es ésta: ¿Por qué ayunan frecuentemente los fariseos y nosotros, y tus discípulos no ayunan?
La respuesta de Cristo se presenta doble en los tres evangelistas:
1) No pueden ayunar porque están con el Esposo.
2)
a) No se une un vestido nuevo con otro viejo.
b) No se puede echar vino nuevo en odres viejos.
La respuesta de Cristo, sintetizada en este esquema, es de una gran portada teológica.
1) Sus discípulos no ayunaban ahora porque se encuentran en presencia del Esposo. La imagen está tomada del ambiente palestino.
En las bodas palestinenses se citan los hijos del esposo, lo que corresponde al hebreo
bene hahuppah, literariamente hijos de la cámara nupcial. En hebreo la relación de una cosa con otra se la suele expresar por el antropomorfismo hijo (
ben).
Así, esta frase se refiere a los que tienen alguna relación con la boda. La
Mishna dice que los
bene huppah son todos los invitados 24. Acaso se llamase preferentemente hijos de la cámara nupcial a un grupo especial de convidados o amigos más íntimos (
Jue_14:11.12), que tuviesen por misión mantener la alegría en aquellos actos (
1Ma_9:39). Pero éstos son distintos de los amigos del esposo (
shoshbiním o paraninfos), que eran sólo dos, al menos en Judea; eran los más íntimos amigos del esposo; servían de intermediarios de los cónyuges antes de la boda y atendían a todo en la fiesta 25.
Cristo toma la imagen de un festín de bodas. Los hijos del esposo, sus invitados, preferentemente sus íntimos, no pueden entristecerse. Es la hora de la fiesta. El Talmud recomienda a los invitados en un banquete de bodas, como un deber, el saber comportarse allí, tener una alegre expansión festiva, y les dispensa incluso a este propósito de diversas obligaciones legales 25. Por eso, mientras los discípulos están en esta fiesta y la boda es símbolo bíblico del establecimiento del reino y de la salvación (
Rev_19:7.9, etc.) , estos invitados predilectos a la misma no pueden entristecerse (Mt), es decir, ayunar (Mc-Lc), puesto que el ayuno es señal de penitencia y de luto. Precisamente el
substratum hebreo
hith'anoth significa a la vez entristecerse y ayunar.
Pero vendrán días en que el Esposo será quitado (Üðáñèô). El Esposo, Cristo, toma ahora un carácter no sólo de comparación,
sino de identificación. Anuncia su muerte. Es la profecía
de su muerte mesiánica. Los autores notan la importante coincidencia filológica de esta expresión de los sinópticos con lo que se dice del Mesías paciente en el poema del Siervo de Yahvé (
Isa_53:8), en donde se dice que fue
arrebatado por un juicio inicuo. de la tierra de los vivientes.
Cuando termine la fiesta de estos desposorios mesiánicos temporales, que será breve, como lo sugiere su comparación con un banquete de bodas, entonces será la hora de sus ayunos y tristezas. Cuál sea la razón última de que los apóstoles no ayunen, sin estar obligados a ello, no se dice. Acaso Cristo quiere eludir la respuesta a una cuestión basada en exigencias farisaicas.
Posiblemente el pasaje tuviese un interés especial en la Iglesia primitiva para justificar los ayunos de supererogación.
2) La segunda respuesta de Cristo, que se expresa con dos imágenes sinónimas, acaso procedentes de otros contextos y usadas aquí por una cierta relación con lo anterior, no es una ilustración parabólica de lo enunciado; es una nueva enseñanza. Se hace ver, desde otro punto de vista, el porqué de esta actitud de Cristo ante el caso concreto del no ayuno temporal de sus discípulos. Es una cuestión de principio,
es el nuevo espíritu evangélico frente a la conducta y espíritu farisaico. Principio que los apóstoles lo irán gradualmente aplicando y que lo expresa con las dos imágenes del paño viejo y nuevo, y el vino nuevo y los odres viejos. Lo viejo se rompe con lo nuevo, tomado como molde intangible.
El nuevo espíritu del Evangelio y la plenitud de su contenido rompe, no le valen los viejos moldes de la Ley, y más aún del fariseísmo. Bien se ve lo que dieron que hacer a este propósito en la Iglesia primitiva los judaizantes. El í. Ô., el fruto, que es la expansión plena de la simiente, no cabe en la vieja forma de ésta, el A.T. 26. Lucas añade una nueva sentencia, procedente de otro contexto, y que debe de ser usada aquí en un sentido muy distinto del primitivo (cf.
Comentario a Luc_5:39).
Curación de la hemorroísa y resurrección de una niña,
9:18-26 (Mar_5:21-43; Luc_8:40-56).
Cf. Comentario a Mar_5:21-43.
18
Mientras les hablaba, llegó un jefe, y, acercándosele, se postró ante El, diciendo: Mi hija acaba de morir; pero ven, pon tu mano sobre ella y vivirá. 19
Y, levantándose Jesús, le siguió con sus discípulos. 20
Entonces una mujer que padecía flujo de sangre hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del vestido, 21
diciendo para sí misma: Con sólo que toque su vestido seré sana. 22
Jesús se volvió y, viéndola, dijo: Hija, ten confianza; tu fe te ha sanado. Y quedó sana la mujer en aquel momento. 23
Cuando llegó Jesús a la casa del jefe, viendo a los flautistas y a la muchedumbre de plañideras, 24
dijo: Retiraos, que la niña no está muerta: duerme. Y se reían de El. 25
Una vez que la muchedumbre fue echada fuera, entró, tomó de la mano a la niña y ésta se levantó. 26
La nueva se divulgó por toda aquella tierra. La exposición y valoración de este doble milagro implicado se hace en el
Comentario a Mar_5:21-43. No podían faltar estos dos milagros, que dejaron honda huella en la catequesis primitiva, y que son de gran importancia: la resurrección de la niña lo destaca con poderes divinos; el segundo, hecho casi por
sorpresa, lo presenta como una fuente inexhausta de misericordia y poder 26. Mt pone que Cristo ante esta noticia se levantó (åãåñèåßò), lo que Bonnard interpreta de que aún estaba en el banquete antes citado. No se sigue. Puede ser la transición literaria.
Curación de dos ciegos,Mar_9:27-31.
27
Partido Jesús de allí, le seguían dos ciegos dando voces y diciendo: Ten piedad de nosotros, Hijo de David. 28
Entrando en casa, se le acercaron los ciegos, y les dijo Jesús: ¿Creéis que puedo yo hacer esto? Respondiéronle: Sí, Señor.29
Entonces tocó sus ojos, diciendo: Hágase en vosotros según vuestra fe. 30
Y se abrieron sus ojos. Con tono severo les advirtió: Mirad que nadie lo sepa; 31
pero ellos, una vez fuera, divulgaron la cosa por toda aquella tierra.
El relato de este milagro es objeto de diversas apreciaciones. Probablemente se trata de un duplicado del mismo que cita Mt en 20:29-34,
adelantado aquí a causa de la sistematización de este capítulo dedicado a milagros. Y, como reproducción del mismo, su divergencia del número de ciegos, dos en Mt y uno en Mc (10:46) y Lc (18:35), puede ser debida a un efecto de las fuentes o a una condensación en un solo relato de dos curaciones individuales e independientes de ciegos hechas por Mc (8:22-26; 10:46-52 =
Mat_20:29-34). Acaso haya influjos mutuos en los relatos.
La ceguera no es sólo una enfermedad corriente en Oriente, sino que constituye allí una verdadera plaga en la actualidad. En el Hospital de San Juan de Jerusalén, para enfermos de los ojos exclusivamente, se trataron en 1931 no menos de 19.000 casos, y todos de Jerusalén y sus alrededores. 27
Los ciegos, guiados por el rumor popular que sigue a Cristo, van tras El gritando que se compadezca de ellos. Luego, cuando se queda algún tanto descongestionado de la muchedumbre que le seguía, acaso por haberla El mismo despedido o prohibido seguirle, como hizo poco antes para entrar en casa de Jairo (
Mar_5:37), los ciegos entraron y se le acercaron dentro de casa. Si un desgraciado en Oriente se une a vosotros para reclamar una limosna o socorro, lo hace con la firme resolución de ser escuchado a toda costa: súplicas obstinadas y asediantes, continuadas, sin vergüenza, todas las formas de la súplica entran en este protocolo de la miseria; y si no os ponéis en guardia, pronto seréis tomados familiarmente por una parte de vuestro vestido, para que no os podáis sustraer. 28
Lo que no deja de extrañar es que estos ciegos vayan por el camino detrás de Cristo gritando que se compadezca de ellos y proclamándole Hijo de David. Ciertamente, el título de Hijo de David es título mesiánico 29. Con ello lo están proclamando Mesías.
¿Cómo conocen estos ciegos la mesianidad de Cristo? El pasaje seguramente está adelantado por su inclusión sistemática en el esquema de los milagros. Dependería, pues, del momento cronológico en que sucede, dada la excitación mesiánica que se producía en torno a Cristo. Aparte que Mt puede prestar a estos ciegos el título que es la tesis de su evangelio, acaso tomado de la otra escena de curación de ciegos en Jericó (
Mat_20:30.31) 30.
A pesar de que los ciegos van, con una gran pintura realista,, gritando detrás de Cristo, señal de su confianza en el poder de El, les pregunta si creen fe-fiducia que puede curarlos.
Cristo quiere constatarles bien el milagro en su confianza. Que no se vayan sólo por un provecho material (
Jua_6:26.27), o sólo se lo pidan a título de ensayo a ver lo que pasa. Por eso no pudo hacer milagros en Nazaret (
Mat_13:58ss;
Mar_6:5ss).
Los ciegos le protestan su confianza gritando al modo oriental: Sí, Señor. Seguramente usaron el título aramaico, de máximo respeto, de Señor mío
(Mari), o de Señor nuestro (
Maran, o
Marana).
Entonces Cristo tocó sus ojos. Frecuentemente, los evangelistas describen a Cristo tocando a los enfermos al tiempo que los cura. Es signo de
imperio (
Exo_7:19;
Exo_8:1.12;
Exo_9:22;
Exo_10:12, etc.;
Est_4:15) sobre la enfermedad. Se acusa así plásticamente más su vinculación al efecto que va a producir y el imperio que tiene sobre los enfermos. Y, al tiempo que ponía sus manos en aquellos ojos sin luz, les dijo: Hágase en vosotros según vuestra fe. Y al punto recobraron la vista.
Hecha la curación, Cristo les prohibe, como en otras ocasiones, su divulgación. Es el secreto mesiánico. Buscaba evitar explosiones prematuras de entusiasmo mesiánico, y sus posibles repercusiones nacionalistas y políticas.
Curación de un endemoniado mudo,Est_9:32-34 (Mat_12:24-30; Mar_3:22-30; Luc_11:14-26). Cf. Comentario a Mat_12:24-30.
32
Salidos aquéllos, le presentaron un hombre mudo endemoniado, 33
y, arrojado el demonio, habló el mudo, y se maravillaron las turbas, diciendo: Jamás se vio tal en Israel. 34
Pero los fariseos replicaban: Por virtud del príncipe de los demonios arroja los demonios. Este milagro es, seguramente, un adelantamiento duplicado y sintético del milagro que narra Mt más adelante (
Mat_12:24-30). Es un elemento más en el cuadro de milagros de Cristo, que Mt sistematiza. El poder sobre los endemoniados hacía ver el poder de Cristo sobre Satán, y la venida ya de su reino. Si antes citó (
Mat_8:28-34) la curación de dos endemoniados, era bajo otro aspecto. Así acusa su dominio total sobre ellos.
Actividad misional de Cristo,Mat_9:35-38 (Mt c.10; Mar_6:7-13; Luc_9:1-6).
35
Jesús recorría ciudades y aldeas enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.36
Viendo a la muchedumbre, se enterneció de compasión por ella, porque estaban fatigados y decaídos, como ovejas sin pastor. 37
Entonces dijo a los discípulos: La mies es mucha, pero los obreros pocos.38
Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Mt cierra estos dos capítulos consagrados a pintar el cuadro sistemático del poder milagroso de Cristo con una pincelada general hablando de la vida misional de Cristo: recorre las ciudades y aldeas, enseña en las sinagogas, predica el evangelio del reino y cura toda enfermedad y toda dolencia. Es un cuadro sintético en el que se relaciona la enfermedad del cuerpo y la del alma y se pinta a Cristo como al gran taumaturgo, al tiempo que, realidad y símbolo, se le presenta como el gran Médico y Misionero de las almas.
Después que el evangelista ha descrito con una amplia pincelada la vida misional de Cristo por toda Galilea y un pequeño desplazamiento a Perea (
Mat_8:28), sanando cuerpos y almas, relata que, al ver a las muchedumbres por todas las partes que El misionalmente recorría, sé enterneció de compasión. Es ésta una de las bellas estampas de Cristo Misionero. Pues veía por doquier que estas gentes, ante la esperada doctrina del reino, estaban fatigadas y decaídas como ovejas sin pastor.
Es probable que este v.36 esté unido por oportunidad de la doctrina. El v.35 cierra un tema. Pero Mt quiere destacar un pensamiento de Cristo, dicho acaso a otro propósito, pero presentado aquí literariamente por Mt para destacar y preparar el tema de la continuación
misional de la obra de Cristo. En el pensamiento del evangelista, esta expresión de Cristo no se refiere a que las gentes, por seguirle incluso a lugares desiertos, se encontraran fatigadas, sin tener en aquellos lugares descampados medios de proveerse (
Mat_14:14-15;
Mar_6:35.36;
Luc_9:12.13;
Jua_6:5), sino a que las gentes desfallecían sin saberlo, porque no había quien les diese el pan, la doctrina del reino. Por esto estaban como ovejas sin pastor. Siendo la hora mesiánica, la vieja Ley terminaba. Les hacía falta ser conducidas por el Pastor-Mesías a los pastos de la verdad. Por eso los encontraba fatigados y decaídos con la revelación de la vieja Ley: ya que no podía dar la plenitud de una exigencia dogmática y moral, adulterada además por la deformación farisaica; por eso se expresa con terminología mesiánica del A.T. (
Eze_34:5ss;
Num_27:17).
Siguiendo este mismo esquema tematico-literario, Mt pone aquí una sentencia de Cristo que Lc cita a otro propósito (
Luc_10:2). Y que tanto en Mt como en Lc se dirige, literariamente en este contexto, a los discípulos, y que en Lc son directamente los 72 discípulos. La mies es mucha, pero los obreros pocos. La frase es probable que fuese un proverbio, aplicado aquí por Cristo a una situación religiosa. En el Talmud se lee una sentencia algún tanto semejante: El día [de la vida terrestre] es corto; el trabajo, considerable; los obreros son perezosos; el salario, grande, y el dueño de la casa [Dios] apremia. 31
Las mies son esas muchedumbres que Mt citó antes. Están como ovejas sin pastor, fatigados y decaídos porque los operarios pastores cristianos son pocos. Hace falta multiplicar su número y continuar la obra misional de Cristo. ¿Qué hacer para ello? Cristo da la respuesta.
Es una oración misional. Dirigiéndose a los discípulos, les dice: Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. El pensamiento es claro y de una importancia teológica muy grande.
Cristo quiere colaboradores para llevar esas ovejas desfallecidas a su reino, y para que esos pastores los suscite el Padre, y entren por su puerta (
Jua_10:1.2), pone el gran medio de la oración. Es este pasaje la introducción a la elección y misión de los apóstoles del reino. A Cristo-Misionero le hace falta ayuda y colaboradores.
1 Sobre las condiciones para obtener derechos de ciudadanía en una villa, cf. Strack-B.,
Kommentar. I p.493-494. 2 Felten,
Storia dei tempi del N.T., vers. ital. (1932) II p.77. Sobre su formación y clases, cf. Strack-B., o.c., I p.497-498. 3 Rev. Bib. (1913) p.66; Fonk,
Paralyticus per tectum demissum: Bíblica (1921) 30-44. 4 Josefo,
Antiq. XIV 15:12. 5 Cicerón,
Philipp. II 18:45. 6 Strack-B.,
Kommentar. I p.495. 7 Schürer,
Geschichte desjüdischen Volkes II p.648-651; Lagrange,
Le Messia-nisme. (1909) p.236-251; STRACK-B., I p.481ss; II p.273-299; H. Bramscomb, Son,
Thy Sins areforgiven: Journ. of Biblic. Literal. (1934) 53-60; Cabaniss,A
Fresch Exegesis of Mar_2:1-12 (1957) p.324-327. 8
Libro de Henoc LXI 8; LXII 3; cf. Strack-B.,
Kommentar. I p.495. 9 Lagrange,
Le Messianisme. (1900) p.228ss. 10 Benoit,
L'évangile s. Sí.
Matth.: La Sainte Bible de Jérusalen (1950) p.68 nota c. I0 M. De Tuya,
Biblia Comentada (1.a edic. V, BAC) p.211-212; J. Dupont,
Le paralitique pardonne (Mat_9:1-8): Nouv. Rev. Théol. (1960) p.940-958; Bultmann,
Geschichte der synopt. Tradition (1958) p.!2ss; Bonnard,
L'Evang. s. st. Matth (1963) p.!23ss; K. L. Schmidt,
Kirchenblatt für die ref. Schweiz (1933) n.26 p.404; A. Cabanis,
A Fresh Exegesis of Mat_2:1-12 : Interpr. (1957) p.324-327. 11 Clem. A.,
Strom. IV 9 c 1281. 12
Cont. Cels. I 62. 13 ML 26:56; B. Lindars,
Matthew, Levi, Lebbaeus and the valué of the Western Text: New Test. Stud. (Cambridge 1957) 220ss. 14 Lidzbarski, Handbuch der nordsemitischen Epigraphik p.463-473. 15 Strack-B., Kommentar. I p.378. 16 Necyom; cf.
Luc_19:8. 17 Strack-B., o.c., I p.377; Schürer, Geschichtt
des jüdischen Volkes I p.477s. 18 Kittel, Theolog. Wórterbuch (1933) 320-337. 19 Rengstort, Theol. Wórterb. N.T. p.331:28; Sijré sobre
Deu_17:1. 20 Willam, La vida de Jesús, vers. esp. (1940) p.224. 21 ML 26:25. 22 Strack-B., Kommentar. I p.499; J. Mousson, Non veni vacare iustos sed pec-catores (
Mat_9:13 par.): Collect. Mechlin. (1958) p. 134-139; J. Alonso, La parábola del médico en Mc 2:l6ss: Cult. Bíbl. (1959) p.lOss; Descames, Les justes et la justice dans les évanñles (1950) 98-108. 22 Orígenes, Con/.
Celso III 59; MG 11:997. 23 Talmud:
Megülat Taanit 12; Schürer,
Geschichte des jüdischen Volkes. II p.489-491; III p.104-105.116-117; cf.
Luc_18:12. 24
Sukka, jer. 53a. 25 J. Jeremías,
Nymphios, en
Theol. Wórt. N.T.; Strack-B.,
Kommentar. I p.500ss. 25 Strack-B., O.C., I P.500-518. 26 Sygne,
Mark 2:21: The Parabk of the Patch: Expository Times (1944-1945) p.26-27; W. NAGEL,
Neuer Wein in alten Schlauchen (Mat_9:17): Vigiliae Christ. (1960) p.1-8; J. Dupont,
Vin vieux, vin nouveau (Luc_5:39): The Cath. Biblical Quarterly (1963) p.286.304. 26 Emm. A San Marcos,
Mulier hemorrfioissa sanatur: VD (1931) p.321-325. 27 Willam,
La vida de Jesús, vers. esp. (1940) p.148. 28 Buzy,
évang. s. St. Matth. (1946) p.121. 29
Mat_15:22;
Mat_20:29.31, par.;
Mat_21:9;
Mat_1:1;
Salmos de Salomón XVII 23; Strack-B.,
Kommentar. I p.225. 30 Cf.
Mat_15:22 comparado con
Mar_7:24-30; Lagrange,
évang. s. St. Matth. (1927) p.188. 31 Strack-B., o.c., I p.527; Bonsirven,
Textes n.18.