Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 9. Dios, Juez Supremo.
L a numeración de los salmos es a partir de éste diferente en el texto hebreo y en la versión de los LXX y Vg, pues mientras que éstas suponen una sola composición, el TM, seguido por la Peshitta y Targum, lo dividen en dos (21 versos en el primer salmo y 18 en el segundo). En realidad, en el TM no hay título alguno que preceda al salmo 10, como era de esperar (pues todos los salmos del 3 al 33 llevan algún título introductorio). Y, por otra parte, las dos composiciones tienen una estructuración alfabética seguida, aunque no falten excepciones en algunos versos. Sin embargo, no pocos autores insisten en la diferencia de tono y aun de tema de las dos composiciones salmódicas. En la primera parte prevalece el canto triunfal y de acción de gracias, mientras que en la segunda abundan las quejas por la impunidad de los impíos, y, en vez de un himno de acción de gracias, nos encontramos con una oración para conseguir la salvación del oprimido.
Con todo, los críticos generalmente reconocen la unidad de autor de ambos fragmentos 1· por exigencias de estilo y de ideología. Según el título, David es el autor. Los comentaristas que mantienen la autenticidad davídica ven en esta composición un canto de acción de gracias por haber expulsado a los filisteos del norte del país, y una queja por los desórdenes que se siguieron al principio de su reinado. Sin embargo, no pocos autores prefieren retrasar la composición de este salmo hasta la época persa, lo que parecen avalar las indicaciones de un juicio escatológico.
La distribución estrófica acróstica del salmo 9 es bastante regular, aunque falte la estrofa
daleth y otras estén intercambiadas y aun repetidas.
Alabanza a Yahvé (1-3).
1
Al maestro del coro. Al Mutlaben. Salmo de David. 2
Alef. Yo te alabaré, Yahvé, con todo mi corazón 2
y cantaré todas tus maravillas. 3
Yo me alegraré y exultaré en ti y cantaré salmos a tu nombre, ¡oh Altísimo! La Vg, siguiendo a los LXX, traduce el título:
In finem pro occultis3. En el TM, la palabra misteriosa
Mutlaben significa literalmente morir para el hijo. San Jerónimo traduce:
pro morte filii. No sabemos a qué se refiere, pero puede ser una alusión a alguna melodía conocida a la que debía ajustarse la composición salmódica al ser cantada.
Con acento lírico, el salmista anuncia que va a cantar los
maravillosos portentos de Dios, con lo que su himno de acción de gracias tendrá un aire de
alabanza al Dios Altísimo, pues sus proezas son un reflejo de la protección que tiene sobre los humildes, como los salmistas, que se ven acosados de enemigos impíos. Su confianza está en el Altísimo, o Dios trascendente e inaccesible, que, como tal, domina la historia de los hombres4.
Victoria sobre los enemigos (4-5).
4
Bet. Por haber retrocedido mis enemigos, por haber caído y perecido ante tu faz, 5
por haber tú defendido mi causa y mi derecho, sentándote en tu trono (como) justo juez. El salmista alaba y ensalza a Yahvé porque ha salido en su favor contra los que injustamente le atacaban, haciéndoles retroceder y aun caer ante su presencia. En el supuesto de que sea David el que habla, sus enemigos serían los filisteos, que habían atacado su reino, pero que al fin habían tenido que retroceder a su tierra después de haber sido vergonzosamente derrotados por las huestes de Yahvé, que defendían su territorio5. No obstante, no está claro que aquí los enemigos del salmista sean pueblos gentiles, sino que pueden ser los impíos, que le hostigan constantemente y procuran hacerle daño con calumnias y atropellos de toda índole. En los salmos constantemente se refleja la lucha sorda de justos y pecadores en la sociedad, lucha que se presenta dramatizada con fuertes trazos literarios. En realidad,
Yahvé es el Juez justo, que siempre defiende los derechos de los que le son fieles. Su manifestación airada ha bastado para poner a sus enemigos en fuga.
Victoria sobre los gentiles y los impíos (6-7).
6
Guímel. Reprimiste a las gentes 6
, hiciste perecer al impío, borrando para siempre jamás su nombre. 7
Los enemigos han sido destruidos; son perpetuas ruinas; destruíste las ciudades; pereció la memoria de ellos. En términos ponderativos se destaca la victoria de Yahvé sobre las
gentes o pueblos gentiles y sobre los impíos. En la perspectiva del salmista, los enemigos tradicionales de Yahvé son las naciones gentiles, que conspiran contra su pueblo elegido, y los
impíos, que trabajan sordamente en la sociedad contra los que quieren vivir conforme a la ley divina. La fraseología es vigorosa y se refiere a la historia de esta lucha a través de los siglos, de los enemigos de Yahvé contra Israel y de los malvados contra los justos y piadosos. En la historia del pueblo israelita
se ha puesto de manifiesto la protección de Dios, que en muchas ocasiones críticas ha desbaratado las conjuras de las
gentes contra Israel: los egipcios, los cananeos, los amonitas, moabitas y babilonios han sentido la mano justiciera de Yahvé, que con energía ha defendido los intereses de su pueblo: son
perpetuas ruinas (v.7). Por otra parte,
la mano punitiva de Dios se manifiesta cada día contra los
impíos que conspiran contra los buenos.
Yahvé, Juez universal (8-9).
8
He. Asiéntase Yahvé para siempre, estableciendo su trono para juzgar, 9
para juzgar el orbe en justicia, para gobernar los pueblos con equidad. La perspectiva se alarga: Yahvé se halla no sólo sobre los destinos de Israel, sino que dirige y gobierna todos los
pueblos del
orbe. Todos los acontecimientos de la historia están sometidos a su dictamen, que siempre resulta conforme a
justicia y
equidad. Los profetas, desde el siglo VIII a.C., hablaban de un día de Yahvé,
el día de la manifestación justiciera de Dios sobre los impíos y sobre las naciones paganas 7. El salmista, después de hablar de la manifestación justiciera de Yahvé en la historia de Israel, proyecta su mente hacia los tiempos futuros en que Yahvé solemnemente hará la discriminación con vistas a la manifestación mesiánica. Todos los
pueblos tendrán que comparecer ante su tribunal, que dará el veredicto de
justicia y
equidad. Las injusticias presentes de los pueblos impíos tendrán un día su retribución adecuada, y los justos, que viven conforme a la Ley, serán reconocidos públicamente por su Dios8.
Yahvé, refugio de los oprimidos (10-11).
10
Wau. Y será Yahvé un refugio para los oprimidos, un asilo en los tiempos de angustia. 11
Y se confiarán en El cuantos conocen su nombre, pues no abandonas, Yahvé, a los que te buscan. Supuesto este juicio definitivo de Yahvé sobre todo el mundo, el justo puede sentirse tranquilo, pues sabe que Yahvé será un
refugio cuando se sienta
oprimido. En los momentos de opresión y angustia resplandecerá siempre la esperanza de ser defendidos por el Juez supremo, que siempre acoge y
no abandona a los que
conocen su nombre, es decir, le reconocen como Dios y le siguen en sus preceptos, y por eso le
buscan con ilusión para conocer mejor sus caminos de salvación.
Alabanza a Yahvé, Redentor de los afligidos (12-13).
12
?ain. Cantad a Yahvé, que mora en Sión; anunciad a los pueblos sus proezas. 13
Porque como vengador de sangre se acordó de ellos y no se olvidó de los clamores de los oprimidos. Ese Dios juez y vengador mora en Sión, y, por tanto, el salmista invita a anunciar a los pueblos las proezas salvadoras de Yahvé. Los oprimidos tienen siempre a un
vengador de la sangre injustamente derramada. Por eso, los
clamores de los oprimidos están siempre pidiendo la intervención justiciera del que gobierna con equidad y justicia el universo. Esto debe dar confianza a los que le temen y siguen sus caminos, y también hacer temblar a los que se atreven a oprimir violentamente al prójimo.
El salmista, salvado de un peligro de muerte (14-15).
14
Jet. Yahvé tuvo piedad de mí y ha visto mi miseria9
; El me ha elevado de las puertas de la muerte. 15
Para cantar todas sus alabanzas en las puertas de la hija de Sión y regocijarme por tu salvador auxilio. El salmista da un tono personal a su alabanza a Yahvé, porque le ha salvado de un peligro de muerte, pudiendo así continuar cantando las alabanzas en las
puertas de la hija de Sión, es decir, en la propia Jerusalén, personificada en una doncella delicada y amada. Esta expresión,
hija de Sión, para designar a la ciudad santa, es muy corriente en la literatura profética 10, pero en el Salterio sólo aparece en este lugar. El salmista contrapone las
puertas de la hija de Sión, llenas de alegría y optimismo, a las tenebrosas
puertas de la muerte, o dintel del sepulcro, frase usual en la literatura profética y sapiencial 11.
La muerte es asemejada a una ciudad amurallada con sus puertas, que se abren para recibir al ser humano, pero después no vuelven a devolver su presa, porque detrás está el Seol, insaciable en su sed de vidas humanas 12. En esa región tenebrosa no se podía
alabar a Yahvé; por eso los salmistas frecuentemente piden a Dios
les permita vivir para continuar sus alabanzas entre los vivos, sobre todo en las reuniones litúrgicas del templo de Jerusalén 13.
Los impíos y gentiles, presos de sus propios. ardides (16-17)
16
Tet. Cayeron las gentes en la hoya que ellos mismos excavaron, enredáronse sus pies en la red que ocultamente tendieron. 17
Mostróse Yahvé; dio su juicio, quedó preso el impío en la obra de sus manos. Higayon. Selah. De nuevo la perspectiva general se abre ante los ojos del salmista. La historia de Israel es la historia de las derrotas de las
gentes que conspiraron contra su vida nacional. En realidad, los pueblos que le atacaron cayeron en la
hoya que excavaron: los imperios egipcio, asirio, babilónico, y aun los pueblos modestos, como los moabitas y amonitas, han sido víctimas de sus atrevidos ataques contra el pueblo elegido. En su ceguera no han sabido considerarse como instrumentos de la justicia divina para castigar y purificar a Israel de sus pecados, y se han extralimitado en su misión punitiva; por eso Yahvé, vengador de sangres, sale de nuevo por los fueros de la justicia ultrajada,
haciéndolos desaparecer víctimas de la red que ellos tendieron. Les ha ocurrido lo que a los cazadores, que han caído en la
hoya y
red que habían preparado para las fieras. Es un símil corriente en el.Salterio 14. Los
impíos, como las
gentes, fueron víctima de sus perversas maquinaciones:
la obra de sus manos. La palabra hebrea
higayon suele interpretarse como una indicación musical para dar entrada a los instrumentos o para hacer una pausa. Un sentido similar se suele dar a la palabra
selah que está a continuación.
Los impíos van a la región de los muertos (18-19).
18
Yod. ¡Que se vuelvan los impíos al seol, todas las gentes que se olvidan de Dios 19
Kaf. Que no ha de ser dado el indigente a perpetuo olvido 15
, no ha de ser por siempre fallida la esperanza de los pobres. En contraposición a la suerte del salmista, que ha sido salvado de las
puertas de la muerte, los
impíos y las
gentes están destinados a una muerte prematura, al
seol, región tenebrosa y subterránea en la que los difuntos llevaban una vida lánguida de sombras (
refaim)
16. Hasta el libro de la Sabiduría 17 no encontramos en el A.T. la esperanza de retribución en ultratumba: la vida en Dios de los justos y el penar eterno para los impíos. No obstante, en los salmos encontramos ansias de supervivencia en el más allá e intuiciones vagas de felicidad en unión con Dios 18:
que no ha de ser fallida la esperanza de los pobres. Dios siempre tiene presente al indigente que humildemente implora su auxilio.
Plegaria a Yahvé para que haga justicia sobre los. orgullosos (20-21).
20
Qof. álzate, ¡oh Yahvé! no prevalezca el hombre; sean juzgadas ante ti todas las gentes. 21
Arroja, ¡oh Yahvé! sobre ellos el terror: sepan las gentes que son hombres. De nuevo ante la mente excitada del salmista, ansioso de justicia,
se dirige hacia el día del juicio de Yahvé sobre las gentes que no reconocen su señorío y derechos. El día del juicio de Yahvé seré
el día de la rehabilitación de los justos; entonces reconocerán las
gentes que son
hombres débiles y mortales. La palabra empleada en hebreo (
'enosh)
dice relación a la debilidad y flaqueza del ser humano,
en contraposición de la fortaleza y grandeza de Dios 19. Con esta súplica de justicia se cierra la parte primera del salmo en los LXX y en la Vg, lo que constituye el salmo 9 en el texto hebreo.
1 Cf. E. Podechard, O.C., p.$2. 2 En el TM falta te, que encontramos en los LXX. 3 Parece que los LXX leyeron en heb. ¢é-alumoth labben en vez de 'Al-math labben. 4 La palabra hebrea que traducimos por Altísimo es 'elyon, epíteto que se da en la Biblia al dios de Melquisedec (
Gen_14:14); pero es de significado incierto. Cf. M. Lagrange, £í et Jahve: RB 12 (1903) 265; W. Eichkodt, Theologie des A. ¾. I (1933) 87. 5 Cf.
2Sa_5:17-24. 6 Algunos autores, cambiando goyim en ghe'im, traducen, en vez de gentes, orgullosos. 7 Cf.
Amo_5:16.19. 8 Cf.
Sal_96:13;
Sal_98:9. 9 En el TM se lee en imperativo: ten piedad, mira. 10 Cf.
Isa_1:8;
Lam_2:1;
Isa_37:22;
Isa_52:2;
Zac_2:10;
Zac_9:9. 11 Cf.
Sal_107:18;
Job_38:17;
Isa_38:10;
Mat_16:18. En Hornero se encuentra la frase equivalente: ¢úäáï ôôýëáé (U. V 646). 12 Cf.
Pro_27:20;
Pro_27:3,
Pro_27:15-16. 13 Cf.
Isa_38:18-22;
Sal_88:6;
Sal_115:16. 14 Cf.
Sal_7:15;
Sal_35:7-8;
Sal_57:6. 15 Hay una anomalía en el sistema acróstico, pues en el v.19 se pone el kaf, que debiera iniciar el v.ao, en lugar del qof. Por eso, no pocos autores ordenan así los versos: 18.21.19.20. 16 Cf.
Gen_37:35;
Job_10:20;
Gen_17:13;
Lam_3:6;
Sal_88:13. Véase M. García Cordero,
La vida de ultratumba según la mentalidad popular de los antiguos hebreos: Salmanticensis, i1(i954) 343-364. 17
Sab_3:17s. 18 Véase M. garcía cordero, intuiciones de retribución en el más allá en la literatura sapiencial: XV Semana Bíblica Española (Madrid 1955) 59-78. 19 Cf.
Isa_51:12;
Job_4:17;
2Cr_14:11.