Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
47. Caída de Babilonia.
Este fragmento es de un subido lirismo irónico. El profeta invita a Babilonia, concebida como una reina majestuosa sentada en su trono, a que deponga sus atavíos y abandone el trono, para dedicarse modestamente a las faenas domésticas, propias de una esclava. Ha tratado tiránicamente a los cautivos de Israel, y ahora es apostrofada con energía. La desgracia y la tragedia se abatirán sobre la gran metrópoli mesopotámica, señora de naciones. Por el tono, esta sección es muy similar al canto irónico dedicado al rey de Babilonia, que desciende al
seol (
Isa_14:4-21). La suerte de Babilonia contrastará con la de Sión, que antes había quedado como viuda sin hijos, y ahora va a sentir la alegría de la múltiple maternidad (
Isa_49:1455;
Isa_51:1755). Podemos considerar este fragmento como secuencia lógica del c.46, en que se ironiza la huida vergonzosa de los habitantes de Babilonia con sus ídolos.
Babilonia convertida en esclava (1-4).
1 Desciende y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia. No más trono, siéntate en la tierra, hija de los caldeos. Ya no te llamarán más la delicada y tierna. 2 Toma la muela y ve a moler la harina; quítate el velo, pon haldas en cinta, descubre tus pantorrillas y pasa los ríos. 3 Descubierta será tu desnudez y se verán tus vergüenzas. 4 Yo tomaré venganza implacable, dice nuestro redentor; Yahvé de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel. El profeta invita a Babilonia a sentarse
en el polvo (v.1) en señal de duelo por su nueva situación (
Isa_3:26). Se la llama
virgen, hija de Babilonia, en cuanto que no ha sufrido el yugo extranjero. Históricamente, sin embargo, Babilonia había estado sometida a Asiría; pero el profeta habla de la situación actual, en que Babilonia obra a su antojo. La expresión
hija de Babilonia equivale en el lenguaje bíblico a Babilonia simplemente. Es una aposición al nombre. La ciudad es concebida como un ser viviente lleno aún de juventud (cf.
Jer_46:11). Se la llama
hija de los caldeos (v.1) porque reinaba en Babilonia la dinastía
caldea 2. Era
tierna y delicada, en cuanto que, por constituir el emporio comercial de oriente y la capital política del imperio, se había hecho sibarítica y afeminada en extremo. La imagen se adapta bien a la idea de una
virgen objeto de todas las atenciones domésticas, que teme contaminarse al pisar el suelo (
Deu_28:56). La condición social va a cambiar totalmente, y la
virgen hija de Babilonia tendrá que someterse a los duros trabajos de la esclava: toma
la muela (v.2) (cf.
Exo_11:5;
Job_31:10). Por ello debe quitarse todo atuendo que indique distinción y señorío:
quítate el velo. Era el gran velo que las damas de buena posición llevaban sobre la espalda, cayendo hasta la cintura o hasta los píes (
Can_4:1-3;
Can_6:7). Y al mismo tiempo se la invita a remangarse; pon
haldas en cinta (v.2), pues va a ser deshonrada ante todos los pueblos, siendo obligada a descubrir su
desnudez (v.3). Y todo esto como consecuencia de la
venganza implacable (v.4) de Yahvé, que es el
redentor (v.4) de Israel, en cuanto que le libera de la opresión babilónica, castigando a la nación tirana. Y todo ello porque es el
Santo de Israel (v.4), e.d., está vinculado a los destinos históricos del pueblo elegido. Como
santo, no podía tolerar indefinidamente las injusticias de la nación opresora, y, como vinculado a Israel, debía salir por sus fueros en virtud de las antiguas promesas mesiánicas.
La arrogancia de Babilonia, causa de su ruina (5-7).
5 Siéntate en silencio, súmete en tinieblas, ¡hija de los caldeos! Ya nunca más te llamarán soberana de los reinos. 6 Estaba yo airado contra mi pueblo, y dejé profanar mi heredad y la entregué en tus manos. Tú no tuviste piedad e hiciste pesar tu yugo sobre los ancianos. 7 Tú decías: Yo seré siempre, por siempre señora, y no reflexionaste, no pensaste en tu fin. Apostrofe contra Babilonia, que, en su arrogancia, se consideraba la perpetua señora entre los pueblos. En su insolencia ha tratado tiránicamente al pueblo de Dios. Ahora que llega su hora, se la invita a sentarse
en silencio.,
en tinieblas (v.6),
símbolo de la humillación y de la prisión (
Can_42:7).
Yahvé castigó a Israel por sus pecados, y permitió
profanar su heredad (v.6), e.d., su pueblo escogido, entregándolo a los babilonios, que se excedieron en el castigo, sometiendo a
un yugo sobre los ancianos y débiles (
Lam_4:16;
Lam_5:12). Quizá se les sometió a trabajos forzados. No obstante, por lo que nos dicen Jeremías (
Lam_29:1) y Ezequiel, el cautiverio no fue tan duro, ya que se les permitía a los exilados cierta autonomía y participar en la vida económica y social. Babilonia, en su presunción, creyó que iba a permanecer siempre, y por eso oprimía a Israel sin reservas, sin pensar que es Yahvé quien lo
entregó en sus manos. En realidad, el mismo Yahvé, que había hecho justicia sobre Israel, la haría al fin sobre su opresora Babilonia.
Babilonia, privada de sus hijos (8-9).
8 Escucha, pues, esto, voluptuosa, que te sientas tan segura, que dices en tu corazón: Yo, y nadie más que yo; no enviudaré ni conoceré la orfandad. 9Ambas cosas te vendrán de repente, en un mismo día: la orfandad y la viudez en toda su plenitud 3 vendrán sobre ti a pesar de tus numerosos agüeros y de tus poderosos encantamientos. Babilonia se sentaba
segura (v.8) en su trono, entregada a los placeres despreocupada, y, en su insolencia, decía interiormente:
Yo, y nadie mas que yo (v.8), despreciando con arrogancia a los demás pueblos vasallos. Se siente fuerte y no teme quedarse sola: No
enviudaré ni conoceré la orfandad (v.8). Cree que no se verá privada de sus numerosos hijos, que no han de caer bajo la espada ni serán llevados en cautividad. No ve la posibilidad de ser invadida por otro conquistador (cf.
Sof_2:15). Pero se acerca el día en que (invasión de Ciro) le sobrevendrán los dos mayores males para una madre: quedarse viuda y sin hijos. La ciudad quedará sola como una viuda, y de nada le servirán sus
agüeros. y encantamientos (í·9). Que constituían la ciencia característica de Babilonia. La astrología era muy cultivada, y, con sus conocimientos, los sabios creían poder dirigir el curso de la historia. Pero de nada servirán estos cálculos a la hora de la verdad, pues es Yahvé el que dirige los acontecimientos humanos.
Babilonia y la magia (10-12).
10 Tú estabas fiada en tu maldad, y decías: No me ve nadie. Tu sabiduría y tu ciencia te engañaron, y decías en tu corazón: Yo y no más que yo. 11 Pero va a caer sobre ti un mal que no sabrás conjurar, y caerá sobre ti una ruina que no podrás borrar 4; vendrá de repente sobre ti una devastación, sin que lo sepas. 12 Acude, pues, con tus encantamientos, con tus muchas hechicerías, con que te fatigas desde la niñez; quizá puedan servirte, quizá puedan hacerte terrible. Babilonia confiaba en su astucia y malas artes para continuar su dominio sobre los pueblos, creyendo que nadie vigilaba sus actos
(no me ve nadie, v.10), según el proceder general de los impíos (cf.
Sal_10:11). Pero de nada le valdrá su
sabiduría y ciencia (v.10), e.d., sus artes mágicas esotéricas, como la astrología, de la que se gloriaba ante los pueblos. No podrá
conjurar (v.11) el mal que se cierne sobre ella en forma de amplia
devastación. El profeta invita irónicamente a Babilonia a que despliegue todas sus artes mágicas, que maneja tan diestramente
desde la niñez (v.12). Según Diodoro de Sicilia, los babilonios intentan evitar el mal y procurar el bien por purificaciones, sacrificios y encantamientos5. Estos tenían cierto valor
expiatorio ante las divinidades; por eso aquí se dice que no podrá
borrar o expiar (v.1:1) esa ruina que viene de Yahvé. Tampoco la harán
terrible para espantar los malos genios que se ciernen sobre ella.
Impotencia de las artes mágicas (13-15).
13 Estás cansada de tanto consultar. Que se presenten, pues; que te salven los que dividen los cielos, y observan las estrellas, y hacen la cuenta de los meses, de lo que ha de venir sobre ti. 14 Helos aquí como briznas de paja que ha consumido el fuego; no podrán salvar sus vidas del poder de las llamas; brasas, pero no para calentarse a ellas, ni hoguera para sentarse ante ella. 15 Eso serán para ti aquellos por quienes te afanaste, tus mercaderes desde tu juventud 6. Cada cual vagará por su camino, y no habrá quien te salve. Se presenta a Babilonia nerviosa, consultando a los observadores de fuerzas ocultas, y desilusionada con sus respuestas:
cansada de tanto consultar (v.13). Todos los adivinos que consultan el curso de los cielos no podrán hacer nada para salvarla. Los
que dividen los cielos (v.13), e.d., los astrólogos, que parcelan el cielo para localizar sus observaciones, serán tan impotentes como los que
hacen la cuenta de los meses o novilunios en los calendarios mensuales, con señalamiento de días de desastre y de bonanza relacionados con determinados hechos de los hombres:
de lo que ha de venir sobre ti (v.13). En realidad, todos estos magos y adivinos son tan impotentes como
briznas de paja (v.14) ante el fuego huracanado de la invasión y devastación, y si son impotentes para
salvar sus vidas ¿cuánto más para ir en auxilio de otros? En realidad, el fuego de la invasión será tan devastador, que no servirá para
calentarse, sino para abrasarse en sus llamas. Ni los
mercaderes con los que traficó desde
su juventud, e.d., desde su remota historia, le servirán de ayuda en el momento crítico, pues entonces cada cual
vagará por su camino (v.15), e.d., huirán vagabundos hacia su país de origen para librarse del turbión, y la dejarán sola, sin que haya nadie
que la salve. 1 Así según una reconstrucción seguida por Duhm y Skinner. 2 Los
caldeos eran una tribu semita del sudeste de Mesopotamia. 3 En vez de en toda su plenitud, que es traducción literal del texto hebreo, los LXX y la Pesh. traducen súbitamente, por una ligera confusión de letras. Esta lectura es seguida por la Bib. de Jer
. 4 La palabra hebrea que traducimos por
borrar significa también expiar. Aquí en el sentido de alejar un mal con expiaciones. 5 Cf. Skinner, o.c., II 85. 6 Así según el texto hebreo. Con un ligero cambio de letras, otros leen magos en vez de
mercaderes. Cf. Condamin, o.c., p.28g.