Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
51. Consolación de Sión.
En una serie de pasajes líricos, el profeta consuela a Sión recordándole su dignidad y su próxima liberación.
Yahvé, fiel a la promesa hecha a Abraham (1-3).
1 Oídme vosotros los que seguís la justicia, los que buscáis a Yahvé. Considerad la roca de que habéis sido tallados y la cantera de que habéis sido sacados1. 2 Mirad a Abraham, vuestro padre, y a Sara, que os dio a luz. Porque sólo a él le llamé yo, le bendije y le multipliqué. 3 Porque Yahvé se apiadará de Sión, se compadecerá de todas su ruinas, y tornará su desierto en vergel, y su estepa en paraíso de Yahvé, donde habrá gozo y alegría, alabanza y rumor de cánticos. El profeta propone a los exilados descorazonados el ejemplo del gran antepasado de Israel para que reconozcan su categoría entre las naciones. La bendición de Dios hizo que de Abraham, ya decrépito, surgiera una gran nación; del mismo modo ahora el pueblo escogido, reducido a la miseria y a la impotencia, puede recobrar su primitiva grandeza y aun superarla con la bendición de Yahvé. El profeta se dirige a los que aún conservan alguna esperanza de salvación:
Oídme los que seguís la justicia (v.1); como en otros lugares, la palabra
justicia aquí puede ser sinónimo de victoria, salvación. Los
que buscáis a Yahvé, esperando el cumplimiento de sus promesas y la manifestación de su poder para liberar al pueblo elegido. Deben tener en cuenta su origen milagroso y excepcional:
la cantera de que habéis sido sacados (v.1); la simple bendición de Yahvé sobre Abraham y Sara ha sido suficiente para crear un nuevo pueblo, en contra de todos los cálculos humanos; del mismo modo ahora
Yahvé se apiadará de Sión (v.3), es decir, hará surgir de su estado de postración una nueva generación victoriosa en Tierra Santa, donde la misma naturaleza se transformará, convirtiéndose en un
vergel y paraíso de Yahvé2. De nuevo encontramos aquí las descripciones desbordadas de la imaginación oriental 3.
Luz y salud de las naciones (4-6).
4 Atended, pueblos, a mi voz 4; prestadme oído, naciones. Que de mí vendrá la doctrina, y mi derecho para luz de los pueblos. 5Mi justicia se acerca, ya sale mi salvación, y mi brazo hará justicia a los pueblos. A mí me esperarán las islas y en mi brazo confiarán. 6 Alzad vuestros ojos al cielo y mirad abajo hacia la tierra. Porque se disiparán los cielos como humo, y se consumirá como un vestido la tierra, y morirán como las moscas sus habitantes5, pero mi salvación durará por la eternidad, y mi justicia no tendrá fin. La perspectiva se amplía, y
ya no sólo el pueblo escogido participará de la salvación de Yahvé, sino también todos los pueblos y naciones (v.4). Una nueva era va a empezar para todos los pueblos como consecuencia de la difusión de la
doctrina y del
derecho de Yahvé. En 42:1, el
Siervo de Yahvé tiene como misión llevar la ley y
derecho de Yahvé a todos los pueblos, e.d., sus preceptos y disposiciones. Ahora la salvación está ya en camino (
mi justicia se acerca, v.5), y como preludio de ella será el juicio sobre los pueblos (
mi brazo hará justicia a los pueblos). Aquí quizá se refiera al castigo que Dios enviará a los pueblos opresores de Israel, Babilonia y sus colaboradores, Moab, Amón, etc., por medio del conquistador Ciro. De nuevo encontramos un vislumbre universalista como en 42:4:
A mí me esperarán las islas (v.5), e.d., los países costeros del Mediterráneo, símbolo de los pueblos gentiles, están anhelantes esperando la
luz de los pueblos (v.4). El poder de Yahvé (su
brazo)
será la base de su confianza.
Y esta salvación no será algo transeúnte, sino permanente, y sobrevivirá a los mismos cielos y tierra. Todo es caduco en comparación con la obra que va a realizar Yahvé en favor de su pueblo.
Caducidad de los tiranos y opresores (7-8).
7 Oídme vosotros los que conocéis justicia; tú, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis las afrentas de los hombres, no os asusten sus ultrajes. 8Porque como a una vestidura los comerá el gusano, como a lana los roerá la polilla. Pero mi justicia durará por la eternidad, y mi salvación de generación en generación. El profeta aplica en concreto el pensamiento expuesto anteriormente a los que oprimen y afrentan al pueblo elegido,
en cuyo corazón está la ley (v.7). Yahvé había entregado a Israel sus leyes y preceptos, que regulaban sus derechos para con su pueblo. Ahora, pues, el profeta presenta a Israel como vinculado a este código impuesto por Yahvé:
los que conocéis la justicia, e. d., estáis en posesión de la regla de conducta que se debe seguir en las circunstancias concretas de la vida, en contraposición a los gentiles, que no han recibido esta
luz (v.4), Y ahora se dice a los que dentro de ese pueblo siguen puntualmente ese conjunto de leyes externas, apropiándolas a su vida, llevando la
ley de Yahvé impresa en su
corazón (v.7), que no deben dejarse llevar de la pusilanimidad ante las dificultades y afrentas que les acarrea el cumplimiento de la ley de Dios, ya que son pasajeras.
Las antiguas hazañas de Yahvé (9-11).
9 Despierta, despierta, revístete de fortaleza, brazo de Yahvé. Despierta, como los tiempos anteriores, en las generaciones antiguas. ¿No eres tú quien destrozaste a Rahab y atravesaste al dragón? 10 ¿No eres tú quien secaste el mar, las aguas del gran abismo, y tornaste las profundidades del mar en camino para que pasasen los redimidos? 11 Volverán los rescatados de Yahvé y vendrán a Sión con júbilo, y una alegría eterna sobre sus cabezas; se apoderará de ellos el gozo y la alegría, huirán penas y gemidos. La mención del
brazo de Yahvé trae a la memoria del profeta las antiguas gestas del éxodo, y por eso invita líricamente a Yahvé para que renueve las antiguas proezas a favor de su pueblo (v.8). Es una apelación a la omnipotencia divina para que haga gala de su fuerza en beneficio de Israel. El profeta siente impaciencia por ver la manifestación del
brazo de Dios. Suponiendo que estas estrofas fueron compuestas poco antes de la liberación babilónica por Ciro, adquieren un realismo sobrecogedor. Las ansias de los exilados estaban puestas en la invasión del nuevo conquistador como única solución a su triste situación histórica. El profeta recuerda a Yahvé las maravillas obradas al salir de Egipto los israelitas:
Despierta como los tiempos anteriores,. ¿No eres tú quien destrozaste a Rahab., al dragón? (v.8). Sin necesidad de acudir a concepciones mitológicas, según las cuales Yahvé lucharía, como principio del orden, contra las fuerzas cósmicas del caos en el momento de la creación 6, podemos explicar las palabras del profeta como aplicadas a Egipto, según exigencias del contexto. En la literatura bíblica, muchas veces se llama a Egipto
Rahab 7,
dragón o
tannim 8. Yahvé, pues, ha desplegado todas sus fuerzas, destrozando a Egipto, simbolizado en el monstruo marino llamado
Rahab y
dragón. En aquellas
generaciones antiguas (v.9), en los albores del pueblo elegido como nación, Yahvé obró maravillas, secando el
mar (v.10) y cambiando las
profundidades del abismo en camino (v.10) para que pasaran a pie enjuto los fugitivos israelitas, los
redimidos. El recuerdo de estas gestas era el mejor antídoto para los descorazonados exilados de Babilonia. El v.11 es considerado por muchos autores como glosa tomada
Deu_35:10. El anuncio de la repetición de las gestas del éxodo habría sugerido a un redactor posterior expresar la alegría de los
rescatados de Yahvé (v.11) en la nueva teocracia de Sión. Todo será júbilo y alegría, sin mezcla alguna de tristeza ni de lágrimas.
Omnipotencia de Yahvé (12-16).
12 Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para temer a un hombre mortal, a un hijo de hombre, que perece como el heno, 13 olvidándote de Yahvé, tu Hacedor, que desplegó los cielos y fundó la tierra, para estar temiendo continuamente todo el día ante el furor del opresor cuando se dispone a destruirte? Y ¿dónde está la cólera del opresor? 14 Bien pronto será liberado el cautivo 9, y no morirá en la fosa, no le faltará el pan. 15 Yo soy Yahvé, tu Dios, que levanto el mar, haciendo embravecer sus olas, y cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos. 16 Yo pondré en tu boca mi palabra y te esconderé a la sombra de mi mano, al desplegar los cielos y fundar la tierra y al decir a Sión: Tú eres mi pueblo. De nuevo, después de recordar las gestas de Yahvé en el pasado, el profeta quiere levantar los ánimos de los pusilánimes exilados haciéndoles ver la omnipotencia de Yahvé, capaz de superar a los mayores opresores, que no son más que
heno (v.12) que perece. El olvidarse de Yahvé en esta ocasión es una injuria a la omnipotencia del que
desplegó los cielos (v.13). El sentir temor
al opresor, un hijo de hombre, que perece como el heno, es un insulto a Dios, creador omnipotente de todo. La intervención omnipotente de Yahvé hará que
pronto sea liberado el cautivo. para que no muera en
la fosa o prisión subterránea, o quizá para que no sea destinado a la
fosa o sepulcro, como muchas veces se la llama en la literatura bíblica 10.
El v.16 no es claro. El sentido más natural parece ser que Dios considera a Israel como un instrumento en la implantación de la nueva era mesiánica entre los demás pueblos, dándole un particular conocimiento de sus designios (
pondré en tu boca mi palabra, v.16) y protegiéndole de un modo especial (n.16), y como garantía de ello apela Yahvé a su omnipotencia en la creación, al
desplegar los cielos y fundar la tierra (v.16), y al acto de elección de Israel en la historia: 3;
al decir a Sión: Tú eres mi pueblo. El recuerdo de la elección es la mejor garantía de la protección futura de Israel 11.
Liberación de los exilados (17-20).
17 Despierta, despierta, levántate, Jerusalén, tú que has bebido de la mano de Yahvé el cáliz de su ira, tú que has bebido hasta las heces el cáliz que aturde. 18 No hubo nadie que la guiara de todos los hijos que ella parió. Ninguno la sostuvo con su mano de cuantos hijos crió. 19 Vinieron a tu encuentro dos males, ¿quién se duele de ti? Ruina y azote, hambre y espada, ¿quién se compadece de ti? 20Tus hijos yacen desfallecidos en las encrucijadas de los caminos, como antílopes cazados a lazo, ebrios de la ira de Yahvé, de los furores de tu Dios. Este poema empieza como el
Deu_40:2. La liberación está a la vista, y el profeta invita a Jerusalén a salir de su letargo del destierro. El tono es elegiaco y de un patetismo muy vivido. Se presenta a Jerusalén como una dama que está ebria del cáliz de la ira divina, tirada en tierra, sin fuerzas para levantarse. El castigo de Yahvé ha tenido el efecto de un narcótico (
el cáliz que aturde, v.17), que ha dejado sin sentidos al que lo bebe. Israel ha apurado hasta las
heces el
cáliz de la ira divina (v.17). La imagen es corriente en la Biblia y se basa en la costumbre oriental de dar el padre de familias al huésped, como signo de honor, una copa de vino. El exilio ha sido el
cáliz del sufrimiento que Yahvé ha propinado a la infiel Israel. Pero todo ha pasado. Con su castigo, la ira divina ha quedado aplacada, y por eso el profeta invita a Jerusalén capital de la antigua y nueva teocracia a levantarse de su letargo de años, de su postración:
Despierta, levántate, Jerusalén (v. 17). Nadie se ha ofrecido a
guiar al pueblo elegido en estos momentos de aturdimiento. Ninguno de sus hijos la ayudó a sostenerse en pie en medio de la catástrofe.
Dos clases de
males cayeron sobre Jerusalén: para la ciudad, la devastación (
ruina y azote),
y para sus habitantes, el
hambre y la espada (v.19), y nadie se
duele ni
compadece de ella, lo que agrava su situación de tragedia. Sus habitantes, desconcertados y
desfallecidos, después de vagar de un lado a otro huyendo del enemigo, terminan por caer
como antílopes cazados a lazo en las encrucijadas de los caminos. El símil es expresivo y gráfico para describir e! miedo que se apodera de los habitantes aterrados, y que están borrachos
de la ira de Yahvé.
Castigo de Babilonia (21-23).
21 Por eso oye, pues, malaventurada, ebria, pero no de vino. 22 Así habla tu Señor, Yahvé, tu Dios, que aboga por su pueblo: He aquí que tomaré de tu mano la copa embriagadora, el cáliz de mi ira, y no lo beberás ya más. 23 Y lo pondré en la mano de los opresores, que te decían: Encórvate para que pasemos por encima, poniendo como suelo tu dorso, como camino para los que pasan. Puesto que ha pasado la hora de la ira divina y de la manifestación de su justicia, de forma que Israel está ya purificado de sus pecados, Yahvé lo va a rehabilitar. Jerusalén ha apurado el cáliz hasta las heces: Por eso oye...,
ebria, pero no de vino (v.21). El título de ebria no es irónico, sino de conmiseración para la
malaventurada Jerusalén, reducida a este triste estado por sus pecados. En realidad, Yahvé
aboga por su pueblo (v.22), aun castigándolo, pues no busca sino purificarlo de sus máculas y pecados. Una vez expiada la culpa, Yahvé sale en defensa de su pueblo contra sus opresores, que se han excedido en su cometido de instrumentos de la justicia divina. Por eso va a traspasar la
copa embriagadora de su ira, de la
mano de Israel, a la
mano de los opresores (v.23), que antes la pisoteaban diciendo sarcásticamente:
Encórvate para que pasemos encima, poniendo como suelo tu dorso, según la costumbre oriental entre los vencedores de pasar con su caballo sobre los vencidos (cf.
Jos_10:24;
Sal_110:1). Así, pues, la imagen del profeta es sumamente expresiva y está en contraste con la invitación hecha a Jerusalén en el
?.??: Levántate, Jerusalén.; palabras con las que se inicia el siguiente capítulo.
1 Lit. la cavidad y fosa de donde fuisteis extraídos. 2 Cf.
Gen_2:8;
Gen_13:10;
Eze_28:13, etc. Es interesante ver cómo aquí en el original hebreo aparecen las dos palabras
edén y
gan para designar paraíso. 3 Cf.
Jer_30:10;
Jer_31:11. 4 En hebreo literalmente se lee: atended a mi pueblo mío, mi nación. El texto original está oscuro. Algunos traducen: Súbitamente hago aproximarse mi justicia, mi salvación (Cantera). 5 El texto hebreo lee: Morirán así sus habitantes. Nuestra traducción se basa en la, reconstrucción, que cambia
Ken en
Kennim (Duhm, Condamin). 6 Los mitólogos fundan esta teoría en la identificación del
Tiamat babilónico con e)
tekom del hebreo (
Gen_1:2). 7
Isa_30:7;
Sal_87:4. 8
Isa_27:1.13;
Eze_29:3;
Eze_32:2;
Sal_74:13. 9 Lit. encorvado (por las cadenas). 10 Cf.
Sal_16:10. 11 Algunos autores creen que se alude a la colaboración de Israel en la creación de los cielos y tierra nuevos en la época mesiánica. Otros prefieren considerar este versículo como un fragmento errático que pertenecía primitivamente al libro del
Siervo de Yahvé, que sería aquí el instrumento de la nueva creación moral de la humanidad.