Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 24 (Vg 23): Canto Procesional.
P odemos distinguir en esta composición poética tres partes:
a) himno al Creador (1-2);
b) condiciones que ha de tener el que pretenda acercarse al monte santo de Sión (3-6);
c) himno procesional en forma dialogada, en el que se celebra la entrada triunfal de Yahvé en su templo (7-10). Los críticos no concuerdan al estudiar la unidad literaria del salmo, pues no son pocos los que creen que se trata de tres composiciones salmódicas diferentes, unidas después por exigencias del servicio litúrgico en el templo.
Según la indicación del título,
el salmo es del propio David; y en ese supuesto habría sido compuesto con motivo del traslado del arca de Cariatiarim al monte de Sión 1. De hecho los v.7-10 tienen un aire de arcaísmo que bien puede llevarnos a los tiempos de David 2.
Yahvé Creador y Soberano del universo (1-2).
1
Salmo de David. De Yahvé es la tierra y cuanto la llena, el orbe de la tierra y cuantos la habitan. 2
Pues El es quien la fundó sobre los mares y sobre los ríos la estableció. El salmista proclama el señorío de Yahvé sobre todo el orbe, y basa sus derechos legítimos en su calidad de Creador de todo. Conforme a la mentalidad de los antiguos hebreos, la
tierra está asentada sobre los
mares. Del hecho de que el agua proceda de fuentes y pozos subterráneos deducía la sabiduría popular que la parte sólida descansaba sobre otra líquida. Esto es una maravilla, pues Dios hace descansar la tierra inmóvil sobre algo tan móvil y poco resistente como el agua 3. En ello se manifiesta
también la omnipotencia del Creador. Al ser humano no le toca, pues, sino reconocer la soberanía del que ha hecho la
tierra y cuanto la llena (v.1). En las religiones paganas, las diversas obras eran atribuidas a distintas divinidades; el salmista proclama la soberanía total de Yahvé sobre todas las manifestaciones de la naturaleza y sobre todos los seres vivientes del orbe:
cuantos la habitan. No cabe afirmación monoteística más clara. Todo depende de El en su ser y en su manifestación vital.
Condiciones morales para acercarse a Yahvé en el templo (3-6).
3
¿Quién subirá al monte de Yahvé? ¿Quién se mantendrá erecto en su santo lugar? 4
El de limpias manos y de puro corazón, el que no alzó su alma a cosas vanas y no juró con mentira. 5
Ese alcanzará de Yahvé bendición, y justicia de Dios, su Salvador. 6
Esa es la raza de los que le buscan, de los que buscan la faz del Dios de Jacob 4
. Selah. Después de declarar enfáticamente la soberanía absoluta de Yahvé sobre todo, implícitamente se deduce la obligación de reconocerla por parte del hombre. Los v.1-2 anteriores tienen el carácter de una oda triunfal fragmentaria que ha sido unida a una composición de tipo didáctico sapiencial, constituida por los v.3-6, como introducción un tanto artificial. El acento es similar al del salmo 15. La santidad del templo de Yahvé
exige una pureza moral en consonancia con la santidad de Yahvé, que en él habita. Sólo podrá subir al templo de Jerusalén, y mucho más
mantenerse digno ante su Dios, el que cumpla un ideal de perfección moral mínimo que le haga acepto a los ojos de Yahvé. Los habitantes de Bet-Semes se sentían sobrecogidos ante la presencia del arca de Yahvé, que se hallaba en su territorio, y decían: ¿Quién puede
estar firme delante de Yahvé, este Dios santo? 5 La santidad es una fuerza secreta aislante y peligrosa, que mata al que se acerque indebidamente a Yahvé; por eso el sumo sacerdote debía llevar unas campanillas en sus vestidos, que avisaran su presencia para que no se acercaran a él, pues había peligro de muerte al santificarlos6. Yahvé habita en su santo
lugar, que es el monte de Sión, santificado con la presencia del Omnipotente7.
Y el salmista recita en estilo sapiencial las condiciones que debe tener el que pretenda acercarse al santuario nacional. Es el enunciado del ideal moral de su tiempo dentro de los círculos sapienciales. Lo primero que se exige es tener
limpias las manos, libres de toda acción violenta y atropello, y
el corazón puro, es decir, exento de turbias intenciones 8. Además, debe estar exento de toda veleidad idolátrica, sin haber
alzado su alma a las cosas
vanas, e.d., los ídolos, permaneciendo siempre fiel a Yahvé. Dentro de esta línea de pureza moral está el abstenerse de
juramentos dolosos contra el prójimo 9.
El que se acerque a Yahvé con estas
mínimas condiciones morales conseguirá la bendición y justicia o salvación de su Dios10. Yahvé se manifiesta
al justo como el Dios de su salvación o Salvador 11; y esta
salvación es el premio y reconocimiento de su recto obrar 12. Los fieles israelitas que se acerquen en estas condiciones morales, constituyen la
raza o generación de los que verdaderamente le
buscan afanosamente
y aspiran a ver su cara, o manifestación radiante y benevolente,-en las solemnidades del templo. Los salmistas tienen la obsesión litúrgica, pues en el templo encuentran la felicidad de su alma al entrar
en relaciones íntimas afectivas con su Dios; allí realmente contemplan su
faz.
Entrada triunfal de Yahvé en el templo (7-10).
7
Alzad, ¡oh puertas! vuestros dinteles; levantaos, jetemos portales! para que entre el Rey de la gloria. 8
¿Quién es ese Rey de la gloría? Es Yahvé, el Fuerte, el Héroe; Yahvé el Héroe del combate. 9
Alzad, ¡oh puertas! vuestros dinteles; levantaos, ¡eternos portales! para que entre el Rey de la gloria. 10
¿Quién es este Rey de la gloria? Es Yahvé, el Dios de los ejércitos. ¡Ese es el Rey de la gloria! Selah. El tono del salmo cambia inesperadamente. El salmista asiste a una procesión -quizá con el arca de la alianza y, entusiasmado ante la manifestación de religiosidad y sobrecogido por la majestad del Dios que no cabe en los cielos, según declara el propio Salomón en su oración el día de la inauguración del templo 13, pide enfáticamente a las puertas del santuario que ensanchen sus
dinteles para que pueda entrar el
Rey de la gloria, el Rey glorioso por excelencia.
Es la única vez en que se da ese título a Yahvé en el A.T. Son los
portales eternos porque son renombrados por su antigüedad o están destinados a un porvenir prolongado. A la invitación enfática, con acentos de prosopopeya, del salmista, que reclama más altura para que entre el
Rey de la gloria, contestan las mismas puertas del templo:
¿Quién es ese Rey de la gloria? Y la respuesta es retadora:
Es Yahvé... el Héroe en el combate (v.8). Estas son las credenciales del que entra triunfalmente en el templo. Como tal viene a que públicamente se le reconozca su soberanía. La expresión recuerda ¡a del cántico de Moisés: Yahvé es un hombre guerrero 14, y como tal reinará por siempre 15. En la literatura bíblica, Yahvé aparece muchas veces como el Dios
de los ejércitos, que en los momentos decisivos de las batallas con los enemigos de Israel salva a su pueblo 16. El título de Dios
héroe no es raro en los escritos bíblicos 17, aunque menos corriente que la fórmula estereotipada Dios
de los ejércitos, expresión que primeramente designaba a Dios como Señor de las constelaciones siderales, que se mueven armónicamente como un ejército, y después se aplicó a Dios como Señor del ejército de la creación; finalmente, se le dio el sentido guerrero de Dios de los ejércitos de Israel18, su protector y generalísimo. En la estructura del salmo,
la expresión Dios de los ejércitos representa como el climax de la gradación conceptual ascendente. Es la primera vez que aparece esta denominación en el Salterio. El salmista recalca la grandeza del Soberano que entra simbólicamente en el templo; y por eso considera pequeñas las puertas antiguas o eternas y las invita a ensanchar sus dinteles, pues son incapaces de acoger al
Rey de la gloria, al Héroe del combate, al Dios
de los ejércitos, títulos todos sobrecogedorés
que reflejan la grandeza del Dios de Israel,
1 Cf. 2 Sam 6:1s. 2 Admiten el carácter arcaico de este salmo Briggs,
Kittel, Kirkpatnck y Podechard (cf. su obra, p.117). 3 Cf.
Exo_20:4;
Sal_136:6;
Job_26:7;
Job_38:4;
Pro_8:28-29;
Gen_1:4;
Gen_7:11 ;
Gen_49:25; Dt 3
2Cr_3:131 Sal_104:6. 4 Así según la Vg y los LXX. El TM lit.: que buscan tu faz, Jacob; lo que resulta in- completo. 5
Cf. Sam 6:20. 6 Cf.
Exo_20:37;
Exo_20:30,
Exo_20:2; Kz 44:19. 7 Cf.
Sal_2:6;
Sal_3:4; Cf 4:1:31
Isa_2:2-3. 8 Cf.
Sal_18:20-24;
Mat_5:8. 9 La Vg, siguiendo a los LXX, añade próximo suo. 10 Cf.
Isa_46:13;
Isa_51:6-8;
Isa_54:17. 11 Sal 25:5; 27:9. 12 Cf. Sam 26:23;
Sal_18:20.24. 13 Cf.
1Re_8:27. 14 Cf.
Exo_15:3 15
Exo_15:18. 16 Cf.
Exo_15:3;
Núm_10:35;
Exo_21:14; Sam 18:17; 25:28;
2Sa_5:23-24;
Gen_2:1;
1Re_22:19, 17 Cf.
Deu_10:17;
Jer_32:18;
Isa_10:21; Neh 0:32. 15 Cf. Sam 17:45;
Sal_44:9;
Sal_60:10,