Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
39. Toma de Jerusalen. Liberación de Jeremías.
Son clásicas las anomalías redaccionales de este capítulo:
a) los v-4-13 faltan en los LXX;
b) los v. 1-2 y 4-13 parecen un resumen del c.52;
c) el v.14 empalma perfectamente con el v.3, mientras que resulta violento después del v.13 del texto actual;
d) la liberación del profeta, iniciada en 38:28, se continúa en 39,3 y se concluye en 39:11-14. Por otra parte, los v.1-2 y 4-10, relativos a la historia del asedio y suerte del rey, reproducen sustancialmente los textos de
Jer_52:4-16 y
2Re_25:1-12. Todo esto hace pensar en posteriores retoques redaccionales, en los que se mezclan textos diversos. Se pueden considerar como adiciones redaccionales posteriores los v.1-2 y 4-10.
En el capítulo se narran la toma de Jerusalén por las tropas de Nabucodonosor, la huida y captura de Sedecías y la liberación de Jeremías, terminando con una profecía salvadora relativa al etíope Abdemelec, antiguo libertador del profeta.
Toma de Jerusalén por los caldeos (1-3).
1 Y sucedió que fue tomada Jerusalén. El año noveno de Sedecías, rey de Judá, en el décimo mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército a Jerusalén y la sitió, 2 y el año undécimo de Sedecías, el cuarto mes, se abrió la brecha, 3 y penetraron en la ciudad los jefes del rey de Babilonia y ocuparon la puerta del medio: Nergalsareser, Samgar-Nebo, Sarsakim, rabsaris; Nergalsareser, rabmag, y todos los otros jefes del rey de Babilonia. El hagiógrafo da la datación exacta de un hecho tan trascendental como la caída de Jerusalén, la Ciudad Santa. El
décimo mes del
año noveno de Sedecías (v.1) corresponde a diciembre 589-enero 588.
Es la fecha exacta (en 52:4 se dice que comenzó en el día
diez de dicho
décimo mes)
del principio del asedio de Jerusalén por las tropas de Nabucodonosor. Este dirigía las operaciones generales desde el cuartel general, instalado en Ribla, sobre el Orontes (Alta Siria). El general jefe de las operaciones dirigidas contra Jerusalén fue Nabuzardán 1. El asedio duró año y medio, ya que los caldeos entraron (
se abrió la brecha, v.2) en el
cuarto mes del
año undécimo de Sedecías, es decir, en junio-julio del 587 a.C. El cronista da con detalles los nombres del estado mayor del ejército invasor, que se instaló en la
puerta del medio (v.3), que nos es desconocida. Se supone que sea una denominación genérica para designar una puerta en el centro de la ciudad. Se la ha querido identificar con la
puerta de Efraím, junto al actual santo sepulcro, en el primer muro que unía la colina occidental con la colina del templo 2.
De los cuatro nombres propios de los babilonios dados en el texto, el tercero y cuarto van acompañados de su título oficial. El primero y el cuarto son nombres idénticos. En la transcripción arriba puesta hemos seguido el texto hebreo, pues el griego y el latino son bastante diferentes. Conocemos una lista de dignatarios de la corte de Nabucodonosor, conservada en un prisma, actualmente en Constantinopla 3, en la que aparecen los nombres de
Nabuzardán y Nergalsareser, que encontramos también en este texto de Jeremías. A este último se le llama el hombre de Sin-Magir, que debe de ser lo que el hebreo transcribe como
Samgar. Sarsakim debe de ser una ditografía de
rabsaris o
sar-saris, que significa jefe de los eunucos.
Nebo debe de ser
Nabusezbán (v.13), que ha perdido
sezban por semejanza con el nombre siguiente.
Nergalsareser4
parece ser el que después será sucesor de Nabucodonosor, al que en las listas de reyes se le llama Neriglisar, que reinó desde el 560 al 556 a.C. El título de
rabmag corresponde al nombre babilónico
rab-mugi, que se ha traducido por alto funcionario5 en la corte civil. Así, pues, en esta maraña de nombres dados por la Biblia quedan sólo como nombres propios reconocibles en las inscripciones cuneiformes
Nergalsareser y Nabusezbán.
Huida y prendimiento de Sedecías (4-10).
4 Al verlos Sedecías, rey de Judá, y todos sus hombres de guerra, huyeron, saliendo de noche de la ciudad por el camino del jardín real, por la puerta de entre los dos muros, y se dirigieron hacia el Araba. 5 El ejército de los caldeos los persiguió, y alcanzó a Sedecías en las estepas de Jericó, llevándole preso a Nabucodonosor, rey de Babilonia, que estaba en Ribla, en la tierra de Jamat. El rey de Babilonia pronunció contra él su sentencia. 6 Hizo matar en Ribla a los hijos de Sedecías, a la vista de éste; dio muerte a los nobles de Judá, 7 e hizo sacar los ojos a Sedecías y le cargó de cadenas para llevarlo a Babilonia. 8 Los caldeos prendieron fuego al palacio real y a las otras casas y arrasaron las murallas de Jerusalén. 9 El resto de los habitantes que había quedado en la ciudad, los huidos que se habían pasado a los caldeos y todo el resto del pueblo, los deportó a Babilonia Nabuzardán, jefe de la guardia. 10 A los pobres del pueblo, que no tenían nada, los dejó Nabuzardán, jefe de la guardia, en la tierra de Judá, y les dio viñas y campos de labor. Los caldeos atacaron la ciudad sobre todo por el norte, que era el lado más vulnerable y por donde entraron todos los invasores en la Ciudad Santa desde Nabucodonosor a los cruzados. El rey y su estado mayor, viendo la situación insostenible, huyeron por el sur hacia el desierto, por donde el ejército de asediantes estaba más desguarnecido. Atravesó
el jardín real 6, fuera ya de los muros, en la confluencia del Cedrón con el
valle de Hinnom (más tarde Gehenna), actual
er-Rababy. La
puerta de entre los dos muros (v.4) estaba en el sudoeste del Ofel, que se abría en el bastión que obstruía con doble muro el valle del Tiropeón 7. Los fugitivos tomaron el camino del desierto o
Araba, con el ánimo probablemente de refugiarse en Amón, reino que formaba parte de la liga antibabilónica 8.
Araba, que significa estepa, es la depresión formada por el lecho del Jordán, pero sobre todo la parte que va del mar Muerto al mar Rojo 9.
Sedecías y sus compañeros lograron llegar a
las estepas de Jerico, a punto de pasar el Jordán hacia TransJordania (v.5). Sedecías logró reunir en torno a Jericó muchos oficiales y soldados fugitivos 10, pero no pudo organizar la resistencia. Fue capturado por las tropas caldeas y llevado a
Ribla, la actual
Rible o
Rabie, en la región de
Jamat o Hama en la actualidad, en la Alta Siria, a 34 kilómetros al sur de Homs. Era un centro de comunicaciones muy apto para dirigir las operaciones contra Fenicia y Palestina, y allí estableció Nabucodonosor su cuartel general, como lo había hecho antes Necao II en 609 11. La sentencia del rey babilonio fue despiadada. Sedecías era un rey vasallo que había quebrantado el juramento de fidelidad. Había sido puesto en el trono por el mismo Nabucodonosor en 598, cuando fue depuesto su sobrino Jeconías. Fueron asesinados sus hijos de tierna edad (ya que el rey entonces no tenía más que treinta y dos años)
delante de él (v.6). Quería desenraizar toda su descendencia, acabando así con todo posible brote de insurrección posterior. Y en un refinamiento de crueldad, a Sedecías no le quitó la vida, sino que le
sacó los ojos (v.7) para que llevara una vida triste y despreciada en Babilonia, recordando su triste destino. Era costumbre entre los reyes orientales sacar los ojos a los soberanos vencidos y después llevarlos a formar un cortejo con los otros reyes vencidos en torno al rey vencedor mesopotámico. Algo parecido a la costumbre de los generales romanos de llevar en triunfo por las calles de Roma a los reyes bárbaros vencidos. Asurbanipal se gloría de haber cegado a sus enemigos 12, y en un bajorrelieve asirio se ve a Sargón (721-705) cegando con su lanza al rey vencido postrado a sus pies. Ezequiel había profetizado que Sedecías
no vería al rey de Babilonia, y Jeremías reiteradamente dice que le
hablaría boca a boca 13.
El general en jefe de las operaciones en Palestina, Nabuzardán 14, deportó a las fuerzas vivas de la población judía. Los palacios y templo de Jerusalén fueron pasto de las llamas. Sólo se dejó en Judá a
los pobres del pueblo, que no tenían nada (v.10), permitiéndoseles cultivar
viñas y campos de labor, con cuyos productos habrían de pagar un fuerte tributo al implacable vencedor babilónico.
Liberación de Jeremías (11-18).
11 Nabucodonosor, rey de Babilonia, había dado orden a Nabuzardán, jefe de su guardia, respecto de Jeremías, diciéndole: 12 Préndele y mira por él y no le hagas mal alguno, sino que haz con él según te diga. 13 Y Nabuzardán, jefe de la guardia, y Nabusezbán, rabsaris; Negalsareser, rabmag, y todos los otros jefes del rey de Babilonia, 14 mandaron sacar a Jeremías del vestíbulo de la guardia y se lo encomendaron a Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safan, para que le llevase a su casa, y quedó habitando en medio del pueblo. 15 Jeremías había recibido palabra de Yahvé, mientras estaba preso en el vestíbulo de la guardia, diciéndole: 16 Ve y di a Abdemelec el etíope: Así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: Yo cumpliré mis palabras sobre esta ciudad, para su mal, no para su bien; esto sucederá a tus propios ojos en ese día. 17 Entonces yo te libraré oráculo de Yahvé y no serás entregado en manos de los hombres a quienes temes. 18 Yo te salvaré y no caerás a la espada, y será salva tu vida, porque confiaste en mí. Oráculo de Yahvé. Nabucodonosor conocía, sin duda por relatos de los desertores hebreos, la actitud de Jeremías durante el asedio, predicando la rendición. Por eso sentía cierta estima por el profeta, aunque no entendiese los motivos religiosos por los que el profeta pedía la sumisión al rey caldeo, instrumento de la justicia divina. Por eso se mostró generoso con él, encargando a su comandante jefe de operaciones, Nabuzardán, que lo tratase con deferencia (v.12). Conforme a estas órdenes, los jefes babilónicos libertaron a Jeremías, que aún se hallaba preso en el
vestíbulo de la guardia (v.14), y se
lo encomendaron a Godolías (v.16),
que iba a ser el gobernador judío puesto por los babilonios después del desastre. Era hijo de
Ajicam, protector de Jeremías 15. Por eso es de suponer que Godolías y el profeta fueran amigos, pues compartían la política de sumisión a Babilonia antes de arrostrar la aventura de una resistencia sin esperanza. Jeremías, pues,
quedó habitando en medio del pueblo, es decir, con libertad de acción, participando de las penalidades de los supervivientes. La expresión
para que le llevase a su casa parece indicar la reintegración a sus derechos cívicos 16.
La profecía relativa a
Abdemelec (v. 15-18) quizá fue hecha antes de caer la ciudad en manos de los caldeos, cuando Jeremías fue liberado de la cisterna por su humanitaria intervención 17. El redactor la pone aquí en el momento de su cumplimiento. Jeremías le promete, en nombre de Dios, que nada le ha de suceder en premio a su buena acción. El eunuco etíope ha dado una lección de religiosidad a todos los judíos, y Yahvé se lo premia con la salvación de su vida en medio de tanta ruina. Jerusalén será destruida en cumplimiento a las
palabras de Yahvé (v.16), pero él no perecerá en la catástrofe (v.17). El buen etíope había creído en Jeremías como
hombre de Dios; con ello expresó un acto de fe en el mismo Dios:
confiaste en mi (v.18).
1 Cf. 39:13; 52:128. 2 Cf. 2 Re 14:13- 3 Publicada por E. unger,
Babylon p.28a (1925). 4 En el prisma cuneiforme: Nergal-sar-usur: Nergal protege al rey. 5 Cf. Bezold ,
Babylonisch-assyrisches Glossar p.252. 6 Cf.
Jer_52:7;
2Re_25:4. 7 Cf. De Vaux,
Le livre des Rois p.225;
Isa_22:11. 8 Cf.
Jer_40:14;
Isa_41:10. 9 Cf. Jos 12,is;
Isa_11:2;
2Sa_4:7. Véase abel,
Géographie de la Palestine I p-423- 10 Cf.
Jer_52:8;
2Re_25:5. 11 Cf. 2 Re 23:33- 12 Anales de Asurbanipal I 117; III 113. 13 Cf.
Eze_12:13;
Jer_32:4.5;
Jer_34:3;
Jer_37:17; Flavio Josefo, Ant. Jud. X 8:2. 14 En babilónico: Nabuzer-iddinam: Nabu ha dado descendencia. En el v.11 se le llama en la Biblia Rab-tabajim, lit. jefe de carniceros. En el prisma babilónico antes citado se le pone por título rabnujtimmu: jefe de horneros, que quedó como título cortesano de gran dignidad. Como el jefe de coperos (
Gen_40:9) en la corte del faraón. 15 Cf.
Jer_26:24. 16 En
casa falta en los LXX. 17 Cf.
Jer_38:13.