Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Segunda Parte.
Historia Sincrónica de los Reyes hasta Ajab y Josafat (c.12-22).
Roboam en Siquem (12:1-15).
1
Roboam fue a Siquem por haberse reunido en Siquem todo Israel para proclamarle rey. 2
Así que lo oyó Jeroboam, hijo de Nabat, que estaba en Egipto, adonde había huido de Salomón, se volvió de Egipto. 3
Y hablaron a Roboam diciendo: 4
Tu padre hizo muy pesado nuestro yugo; aligera tú, pues, ahora esta dura servidumbre, y te serviremos. 5
El les respondió: Id y volved a mí dentro de tres días. Fuese el pueblo. 6 El rey Roboam consultó a los ancianos que habían estado cerca de Salomón, su padre, durante su vida, diciéndoles: ¿Qué me aconsejáis que responda a este pueblo? 7
Y ellos le dijeron: Si ahora te rindes a este pueblo y le complaces hablándole blandas palabras, te estará siempre sujeto. 8
Pero Roboam no siguió el consejo de los ancianos, y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y le rodeaban, 9
diciéndoles: ¿Qué me aconsejáis que responda a este pueblo que así me habla: Aligera el yugo que tu padre nos impuso? 10
Y los jóvenes que se habían criado con él le dijeron así: Habla de este modo al pueblo que te ha dicho: Tu padre hizo muy pesado su yugo sobre nosotros; aligéralo tú. Habíales así: Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre. 11
Ahora, pues, mi padre os cargó con pesado yugo, y yo haré vuestro yugo más pesado todavía. Mi padre os azotó con azotes, y yo os azotaré con escorpiones. 12
Vino a Roboam, pues, todo Israel al día tercero, según lo que había dicho el rey: Volved dentro de tres días; 13
y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que le habían dado los ancianos, 14
y le habló así, según el consejo de los jóvenes: Mi padre hizo pesado vuestro yugo, y yo lo haré más pesado todavía; mi padre os azotó con azotes, y yo os azotaré con escorpiones. 15
Desoyó, pues, el rey al pueblo, porque así lo disponía Yahvé para cumplir la palabra que El había dicho por medio de Ajías, de Silo, de Jeroboam, hijo de Nabat. Salomón había bajado al sepulcro dejando a su hijo en herencia un descontento general en el interior. Antes de morir habíanse renovado los conatos de independencia de las tribus del norte a causa del trato desigual de que eran objeto con relación a los de Judá, que la conducta abiertamente imprudente de Roboam sellaron definitivamente. Roboam dispuso que la ceremonia de la proclamación como nuevo rey de Israel se celebrara en Siquem, lugar donde se produjo la primera tentativa de la monarquía Que 8:22ss; c.9). A las razones históricas se añadieron otras consideraciones de orden social. Las tribus norteñas eran más ricas económicamente que Judá; sus tierras, más feraces; sus ciudades, más abiertas a las grandes vías comerciales, lo que originó un nivel de vida superior, una cultura más refinada. Desde el punto de vista religioso, Siquem guardaba el sepulcro de José (
Jos_24:32). Abraham había estado allí (
Gen_12:6); Jacob había morado grandes temporadas en sus inmediaciones (
Gen_33:18). Además, ¿no había sido contaminada Jerusalén por los santuarios extranjeros? El numeroso harén real creó en la capital un ambiente de sensualidad y cierto sincretismo religioso. No solamente las reinas acudían a los templos de sus respectivos dioses, sino también la servidumbre, el séquito, los mercaderes extranjeros, los simpatizantes. Los mismos israelitas debían ser, en parte, los proveedores de víctimas y de cuanto se necesitaba para los sacrificios a los ídolos.
El acto de señalar a Siquem como lugar de su proclamación como rey fue un acierto diplomático de Roboam. No sabemos si Jeroboam estuvo o no presente en la ceremonia, ya que había abandonado Egipto tan pronto como se enteró de la muerte de Salomón.
Los LXX dicen que se retiró a Sareda; del texto masorético (v.3; 5; 12), de
2Cr_10:3 y Vulgata parece deducirse que asistió a la misma.
¡A tus tiendas, Israel! (2Cr_12:16-24).
16
Entonces todo Israel, viendo que el rey no le escuchaba dijo al rey: ¿Qué tenemos que ver nosotros con David? No tenemos heredad con el hijo de Isaí. J A tus tiendas, Israel! ¡Provee ahora a tu casa, David! Fuese Israel a sus tiendas (17
y Roboam no reinó sobre más hijos de Israel que los que habitaban en las ciudades de Judá). 18
Mandó entonces Roboam a Adoni-ram, que era prefecto de los tributos; pero éste fue lapidado por todo Israel y murió. Apresuróse Roboam a montar en su carro para huir a Jerusalén;19
y así se separó Israel de la casa de David hasta el día de hoy. 20
Sabiendo que había vuelto Jeroboam, todo Israel le mandó a llamar a la asamblea y le hicieron rey de todo Israel. La tribu de Judá fue la sola que siguió a la casa de David. 21
Llegado Roboam a Jerusalén, convocó a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil hombres de guerra, para hacer la guerra a la casa de Israel y reducirla a la obediencia de Roboam, hijo de Salomón; 22
pero Semeyas, varón de Dios, recibió palabras de Yahvé, diciendo: 23
Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a todos los del pueblo, diciendo: 24
He aquí lo que dice Yahvé: No subáis a hacer la guerra a vuestros hermanos, los hijos de Israel. Vuélvase cada uno de vosotros a su casa, porque de mí ha venido esto; y ellos, obedeciendo la palabra de Dios, se volvieron, según la palabra de Yahvé. La respuesta insolente del rey pone en boca de la muchedumbre el grito separatista lanzado en otro tiempo por Seba (
2Sa_20:1). La escisión del pueblo era un hecho: Roboam dominaría sobre Judá y Benjamín, mientras que las diez tribus del norte se unirían bajo Jeroboam. Varias causas contribuyeron a esta división. En el colmo de la imbecilidad, no encontró Roboam otro funcionario para atraer y reducir a los del norte que el odiado Adoniram (
2Sa_4:6;
2Sa_4:5.28), jefe de los tributos. Dios obceca a los que quiere perder. Vuelto el rey a Jerusalén, trató de reducir a los separatistas por la fuerza, pero le disuadió el profeta Semeyas (
2Sa_13:1-9). Según algunos textos (n. 13; 32), solamente la tribu de Judá obedeció a Roboam; sin embargo, parte de Benjamín, en cuyo territorio se encontraba Jerusalén, se unió al reino del sur (
2Cr_11:1), en tanto que Jericó se adhirió al del norte (16.34).
Cisma religioso (2Cr_12:25-33).
25
Jeroboam edificó Siquem, en la montaña de Efraím, y residió allí; salió después y edificó Penuel. 26
Jeroboam se dijo en su corazón: El reino podría muy bien volver otra vez a la casa de David. 27
Si este pueblo sube a Jerusalén para hacer sus sacrificios en la casa de Yahvé, el corazón del pueblo se volverá a su señor, Roboam, rey de Judá, y me matarán a mí. 28
Despues de pensarlo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante tiempo habéis subido a Jerusalén; ahí tienes a tu dios, Israel, el que te sacó de la tierra de Egipto. 29
Hizo poner uno de los becerros en Betel y otro en Dan; 30
y esto indujo al pecado, pues iba el pueblo hasta Dan para adorar. 31
Edificó también Jeroboam lugares excelsos e hizo sacerdotes a gentes del pueblo que no eran de los hijos de Leví. 32
Instituyó Jeroboam una solemnidad en el mes octavo, el quince del mes, conforme a las de Judá, y sacrificó sobre el altar. Así puso también en Betel sacerdotes en los altos que había construido, para que sacrificasen a los becerros que había hecho; 33
y subió al altar que se había hecho en Betel el día quince del octavo mes, que él a su voluntad eligió. Instituyó una fiesta para los hijos de Israel y subió al altar para sacrificar.
Con el fin de defender el nuevo reino, fortificó Jeroboam las ciudades de Siquem y de Penuel. Se identifica esta última con
Tulul ed-Dahab, en la ribera del Yaboc, a unos once kilómetros al este del Jordán. Pensó en rehabilitar los dos santuarios antiguos: Dan, en los confines septentrionales (
Jue_18:1-31), y Betel, en el límite sur, lugar donde existían recuerdos venerandos de los tiempos de los patriarcas (
Gen_12:8;
Gen_13:4;
Gen_28:19;
Gen_35:7) y en donde se ofrecían sacrificios en tiempos de los jueces (
Jue_20:21;
Jue_21:4;
1Sa_10:3). Jeroboam repite las palabras que pronunció Aarón después de haber construido el becerro de oro (
Exo_32:4). Al rey se le ocurrió representar a Yahvé en forma de becerro por influencias religiosas paganas de Palestina y Siria, en donde el becerro era considerado como símbolo de fecundidad y de fuerza, atributos del dios cananeo Baal-Hadad. En Israel no se practicaba propiamente la idolatría, ya que no se adoraba a dioses extranjeros, sino que se representaba a Yahvé bajo la forma de un toro o becerro; lo que se oponía, sin embargo, a la ley sobre la representación sensible de la divinidad (
Exo_20:34;
Deu_4:15-20;
Deu_5:8-9). Además, con esta práctica Jeroboam ponía el yahvismo al nivel de las otras religiones paganas, creando una especie de sincretismo religioso y una gran desorientación. ¿Cómo distinguirá el pueblo entre el toro de Yahvé y el de Baal? Oseas (
Deu_8:6) y escritores posteriores consideran este culto de las imágenes como una verdadera apostasía. Es posible, además, que buscara Jeroboam un acercamiento religioso con los cananeos, muy numerosos en su territorio. En todo caso, consciente o no de sus actos,
abría Jeroboam las puertas del sincretismo religioso 1.
Para el servicio de los nuevos santuarios creó sacerdotes a gentes que no pertenecían a la tribu de Leví; los sacerdotes y levitas habían emigrado casi en masa a Judá (
2Cr_11:13). La institución de sacerdotes que no contaban con títulos para ello fue considerada como un gran escándalo y un nuevo pecado de Jeroboam (
2Cr_13:33-34). Procuró conservar las festividades principales vigentes en Judá, acomodándolas, sin embargo, a la nueva situación. Retrasó un mes la fiesta de los Tabernáculos, haciéndola coincidir con el término de la recolección de la uva a fin de que la solemnidad y jolgorio fueran mayores. El rey ofrecía sacrificios, considerándose rey teocrático y sumo sacerdote. Por todo lo dicho, vemos cuan dudosos fueron los comienzos del reino del norte desde el punto de vista religioso.