Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Los filisteos, en guerra contra Israel (28:1-2).
1
Por aquel tiempo reunieron los filisteos sus tropas en un solo ejército para ir contra Israel. Aquis dijo entonces a David: Sabrás que has de venir conmigo a la campaña, tú y tus hombres. 2
David le contestó: Ya verás lo que hace tu siervo. Aquis añadió: Yo te confiaré la guardia de mi persona para siempre.
Los
seranim de la pentápolis filistea gozaban de cierta autonomía en sus respectivos territorios, pero se unían en las empresas de carácter nacional. Los filisteos reunieron sus tropas de choque (17:1; Jue 4:I5) para guerrear contra Israel. Aquis creía poder contribuir a la causa aportando los servicios de un valiente. Pero esta circunstancia puso a David en situación comprometida. De su conducta equívoca dudaron algunos príncipes de los filisteos, como se verá más adelante (
Jue_29:3).
Noticia sobre Samuel (Jue_28:3).
3
Había muerto Samuel. Todo Israel le había llorado, y había sido sepultado en Rama, su ciudad. Saúl había hecho desaparecer de aquella tierra a todos los evocadores de los muertos y adivinos.
Como preámbulo de lo que referirá el autor a continuación, recuerda dos hechos: la muerte de Samuel y la orden de Saúl contra los evocadores de los muertos y adivinos. En 25:1 se dijo que Samuel murió y que fue enterrado en el sepulcro de familia de Rama. En calidad de profeta recibía sus confidencias de Dios y las comunicaba a los hombres. Helí y Saúl conocían bien estas funciones de Samuel. Habiendo desaparecido él y no disponiendo del
efod ni del sumo sacerdote Abiatar, se encontraba Saúl en situación angustiosa por no saber cuál era la voluntad de Dios y cuál el éxito de sus empresas. Desaparecido el carisma profético en torno a Saúl, por todas partes, y por contaminación con los cananeos y otros pueblos paganos, pulularon los
magos et arlólos (
2Re_21:6;
Isa_8:19), que el texto hebraico llama
aboth y yidhonim, nigromantes y adivinos respectivamente. La primera palabra significa literalmente
los espíritus de los muertos, o las personas que evocan estos espíritus, que en lenguaje moderno llamaríamos
médium. La segunda deriva de la raíz
yadah, saber, y de ahí su significado de adivinos, aplicado a los hombres que conocen la ciencia oculta. La Ley prohibía el ejercicio de la hechicería (
Lev_19:31;
Lev_20:6;
Deu_18:11), y Saúl lo había combatido, quizá por anunciarle cosas desagradables, no atreviéndose nadie a ejercerla en público. Por todo el contexto se ve que cada día se encontraba Saúl más solo. En cambio, al servicio de David está Abiatar, sumo sacerdote, con el
efod (
Deu_23:9-10), y el profeta Gad (
Deu_22:5), que le avisaban en los peligros. Aún más, Dios se ha alejado de Saúl y se ha puesto de parte de David; el resultado final se vislumbra cada vez más diáfano.
Los filisteos en Esdrelón (Deu_28:4-7).
4
Los filisteos, reuniéndose, vinieron a acampar en Sunam, y Saúl, reuniendo a todo Israel, acampó en Gelboé. 5
A la vista del campamento de los filisteos, Saúl tembló y se le agitó el corazón. 6
Consultó a Yahvé, pero Yahvé no le respondía ni por sueños, ni por los urim, ni por profetas, 7
y dijo a sus servidores: Buscadme una pitonisa para que vaya a consultarla. Sus servidores le dijeron: En Endor hay una pitonisa. Un ataque en forma contra Israel partió de la. tierra de los filisteos. Cree Desnoyers que, en su marcha hacia el norte, el ejército filisteo vio engrosar sus efectivos con gentes de los
za.kalas, de Dor, cananeos de las ciudades autónomas y por grupos de egeos, establecidos principalmente en la región de Betsán (
Histoire II 127). los filisteos acamparon en Sunam, ciudad de la tribu de Isacar (Tos 19:18). Saúl reunió su ejército y acampó cerca de Jezrael, la actual
Zerin, a unos seis kilómetros de Sulam, en un lugar de la pendiente norte de los montes de Gelboé, retrasando más tarde el campamento hacia las cimas del monte, el actual
Gebel Fuqa. Desde aquel observatorio pudo divisar Saúl todo el movimiento del ejército filisteo y examinar sus efectivos; a su vista, y ante la comparación con las fuerzas de que disponía él, se le agitó el corazón. Los israelitas eran fuertes en la montaña, pero extremadamente débiles en el llano.
Ante el peligro, Saúl encontrábase solo. El cielo enmudeció a sus preguntas; Yahvé no le respondió ni por sueños, medio muy común
de comunicarse Dios con los hombres (
Gen_28:12;
Gen_37:5;
Num_12:6;
Jer_23:28), ni por los profetas (
Jer_9:9), ni por los urim, o suertes sagradas (
Jer_14:41). Por el texto parece que Saúl había sustituido los
urim y
tummim que se había llevado Abiatar por otros nuevos (
Jer_23:6). Viendo que Dios no le hablaba por ningún medio lícito, recurrió al de la
evocación de los muertos.
La pitonisa de Endor (Jer_28:8-14).
8
Y Saúl, disfrazándose, fue allá acompañado de dos hombres. Llegados de noche a la casa de la mujer, Saúl le dijo: Prediceme el futuro, evocando a un muerto, haz que aparezca el que yo te digo. 9
Ella contestó: Bien sabrás lo que ha hecho Saúl, que ha borrado de esta tierra a todos los evocadores y adivinos. ¿Me tiendes un lazo para hacerme morir? 10
Saúl le juró por Yahvé, diciendo: Como vive Yahvé que por esto no te ha de venir ningún mal. 11
Díjole la mujer: ¿A quién he de evocar? Y Saúl contestó: Evócame a Samuel. 12
A la vista de Samuel, la mujer lanzó un grito y dijo a Saúl: 13
¿Por qué me has engañado? Tú eres Saúl. El rey le dijo: No temas. ¿Qué es lo que ves? La mujer dijo a Saúl: Veo un dios que se alza de la tierra.14
¿Y cuál es su figura? preguntó Saúl. Ella respondió: Es un anciano que sube envuelto en su manto. Comprendió Saúl que era Samuel, y se prosternó rostro a tierra.
Endor, hoy
Endur, se encuentra al pie de la vertiente del Pequeño Hermón (actual
Gebel Nehi Dahi).
Disfrazado, marchó allí Saúl acompañado de dos hombres. Ante la insistencia de los visitantes, la mujer se prestó a evocar al espíritu que desearan, o, como dice el texto,
a hacer subir del sheol al difunto con el cual se quería comunicar. Era creencia general que los muertos habitaban en las profundidades de la tierra (
Num_16:33). No sabemos qué actitud externa tomó la hechicera de Endor al entrar en funciones, ni habla e1 texto de los ritos que puso en práctica, por creer el autor sagrado que eran conocidos de todos. De repente vio la pitonisa una figura que Saúl no pudo divisar. A su vista, la mujer lanzó un grito, por parecerle que del
sheol subía un ser extraordinario, semejante a un Dios. ¿Cuál es su aspecto? preguntó Saúl. Se trataba de un anciano venerable cubierto con un manto, que Saúl identificó inmediatamente. La figura de Samuel impresionó a la vidente, poco acostumbrada a la aparición de seres sobrehumanos, extraordinarios; el que la mujer veía parecía un
elohim (
Gen_3:5;
Jue_13:22;
Sal_8:6). El participio del plural
alim, ascendentes (Vulg.), establece una diferencia entre este
elohim y el verdadero Dios. Saúl no se inmuta al oír este nombre de
elohim en boca de la vidente ni se prosterna en señal de adoración. únicamente cae de rodillas, rostro en tierra, al comprender que el difunto que subía (
Sal_2:6) del
sheol era Samuel. Pero tampoco este gesto del monarca debe interpretarse de un acto de adoración, sino de respeto y veneración hacia un profeta que él, no obstante las escenas violentas habidas entre los dos, amaba de corazón. De tales actos tenemos innumerables ejemplos (
1Sa_24:9;
1Re_1:16;
1Re_1:23;
1Re_1:31). El muerto conserva los rasgos externos que le caracterizaban en vida; la mujer le ve, le contempla, en tanto que Saúl oye solamente su voz.
Palabras de Samuel (1Re_28:15-19).
15
Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué has turbado mi reposo, evocándome? Saúl respondió: Estoy en gran aprieto. Los filisteos me hacen la guerra y Yahvé se ha retirado de mí. No me ha respondido ni por profetas ni por sueños. Te he evocado para que me digas qué he de hacer. l6
Samuel dijo: ¿Cómo me consultas tú, siendo así que Yahvé se ha retirado de ti para ponerse al lado de tu prójimo? 17
Yahvé hace lo que te había predicho por mi boca: arranca el reino de tus manos para dárselo a otro, a David. 18
Porque no obedeciste a Yahvé y no trataste a Amalee según el ardor de su cólera, por eso Yahvé hace eso contigo. 19
Entregará a Israel, juntamente contigo, a manos de los filisteos. Mañana, tú y tus hijos estaréis conmigo y Yahvé entregará el campamento de Israel a los filisteos.
Es corriente entre los exegetas católicos creer que Dios permitió la aparición de Samuel a fin de que profetizara al rey el fin desastroso que le esperaba, castigando así su pecado de acudir a medios ilícitos para conocer el porvenir (Leimbach, Mediebelle). Entre los antiguos existía la convicción de que los muertos gozaban de un merecido descanso en el
sheol, que los hombres no podían turbar. En una inscripción sepulcral fenicia, el muerto expresa su deseo de que no se interrumpa su reposo por la nigromancia. Samuel comunica al rey que nada puede hacer en su favor, pues Yahvé se ha retirado de él para ponerse al lado de David en castigo de su desobediencia y por no haber entregado a Amalee al anatema de destrucción. Termina Samuel con la escalofriante profecía: mañana, es decir, un día de éstos, tú y tus hijos estaréis conmigo en el reino de los muertos, en el
sheol. Allí conviven juntos buenos y malos; la doctrina de la retribución y del castigo en ultratumba fue desarrollándose lentamente, apareciendo en Sab c.3-5 y en 2 Mac.7.
Desmayo de Saúl (28:20-25).
20
Saúl se turbó y cayó a tierra cuan largo era, pues las palabras de Samuel le llenaron de espanto y faltáronle las fuerzas, pues no había tomado nada ni en el día ni en la noche. 21
La mujer se acercó a Saúl y, viendo su gran turbación, le dijo: Tu sierva no ha hecho más que obedecerte, exponiendo su vida. 22
Escucha, pues, tú también a tu sierva, y permite que te ofrezca un trozo de pan para que tengas fuerzas para proseguir tu camino. 23
El contestó: No comeré nada. Sus servidores, uniéndose a la mujer, insistieron, y él se rindió a sus instancias. Levantóse de tierra y se sentó sobre el diván. 24
Tenía en casa la mujer un ternero gordo; matóle luego, y, tomando harina, coció unos ácimos 25
y los presentó a Saúl y a sus servidores, quienes, después de comer, se levantaron y partieron aquella misma noche.
Saúl, que había quebrantado la ley de Dios al consultar a una pitonisa (
1Cr_10:13), escuchó de boca de Samuel el juicio definitivo sobre su próximo fin; sus días estaban contados; desde ahora era un condenado a muerte a corto plazo. No esperaba Saúl que el oráculo fuera tan duro para él: debía desaparecer de la escena para dejar paso a su rival, David. La derrota era completa, moral y material. Al escuchar las palabras terroríficas de Samuel, Saúl cayó en tierra desvanecido. Saúl salió de noche de Endor sabiendo que la muerte le acechaba en todo momento. Al producirse los combates con los filisteos caerían él y sus hijos.