El Macabeo dejó entonces a Simón y a José, junto con Zaqueo y muchos otros -en número suficiente para asediarlos- y él partió para otros lugares donde era más necesaria su presencia. (II Macabeos 10, 19) © Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990)
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Purificación del templo (10:1-8).
1 El Macabeo y los suyos, con la ayuda del Señor, lograron ocupar el templo y la ciudad. 2 Destruyeron las aras alzadas por los extranjeros en las plazas y los bosques sagrados. 3 Después de dos años de interrupción, purificado el templo, erigieron otro altar, y con fuego sacado de pedernales ofrecieron sacrificios; encendieron de nuevo las luces, quemaron el incienso y presentaron los panes de la proposición. 4 Hecho esto, rogaban al Señor, postrados en tierra, que no volvieran a caer en semejantes males, sino que, si volvían a pecar alguna vez, El mismo los corrigiese con blandura y no los entregase a los blasfemos y bárbaros gentiles. 5 El mismo día en que el templo había sido por los extranjeros profanado, ese mismo fue purificado, el día veinticinco del mes de Casleu. 6 Con gran regocijo celebraron por ocho días la fiesta, al modo de la fiesta de los Tabernáculos, recordando cómo poco tiempo hacía hubieron de pasar la fiesta de los Tabernáculos en los montes y en las cavernas, a modo de fieras. 7 Por lo cual, llevando tirsos, ramos verdes y palmas, cantaban himnos al que los había favorecido hasta purificar su templo. 8 Y de común acuerdo dieron un decreto a toda la nación judía de celebrar cada año las mismas fiestas.
El autor vuelve a enhebrar el hilo de la historia (8:33-36), que interrumpió con el relato de la muerte de Antíoco. Lo que aquí se dice corresponde a la narración de 1Ma_4:36-59, con la diferencia de que, mientras en este último lugar se dice que el culto fue interrumpido por espacio de tres años, en nuestro texto se habla de dos. Pero no cabe buscar en el libro II de los Macabeos una cronología con exactitud matemática. El autor de nuestro texto conocía el relato existente sobre este argumento (1Ma_4:36-59; 2Ma_1:8-19), por lo que pasa por alto muchos detalles y menciona otros. Así, por ejemplo, da mucha importancia al fuego (2Ma_1:18; 2Ma_2:1) sagrado, que sacaron de pedernales (Lev_10:1; Num_3:4). Para solemnizar la fiesta se adoptó el ceremonial vigente en la fiesta de los Tabernáculos, con ocho días de duración. Con satisfacción comprueba el autor sagrado que el templo, que Heliodoro intentó profanar (Num_3:7-10), que Antíoco Epifanes saqueó (Num_5:15-21) y dedicó a Júpiter Olímpico (Num_6:2), adquiere su carácter primitivo. La fiesta de la purificación y dedicación del templo representa para el autor el triunfo del judaísmo sobre el paganismo 1.
1 Polibio,Num_20:10,
2 Macabeüs 10
2 Sobre la muerte de Antíoco: M. Halleux, La mort d'Antioche IV Epiphanes: Revue des Etudes Anciennes, 18 (1916) 77-102; M. Zerwíck, Respondetur interroganti: Quomodo in concordiam redigantur quae de morte Antiochi IV Epiphanis in libros Mac. triplici modo nar-rantur: VD 19 (1939) 308-314; M. Dagut, / Mac. and the Death of Antiochus IV Epiphanes; Jbl 72 (1953) I49-IS7.
2.Combates de Judas Macabro hasta el Dia de Nicanor (10:9-15:40).
Intrigas en Antioquía (10:9-13).
9 Tal fue el fin de Antíoco, apellidado Epifanes. 10 Ahora contaremos los sucesos de Antíoco Eupator, hijo del impío, compendiando las calamitosas guerras. 11 Así que se hizo cargo del reino, puso al frente del gobierno a un cierto Lisias, general en jefe de la Celesiria y la Fenicia. 12 Tolomeo, llamado Macrón, que se había distinguido por su amor a la justicia en el trato con los judíos, reparando las iniquidades que con ellos se habían cometido, procuraba tratarlos amigablemente. 13 Mas por esto fue denunciado por los cortesanos ante Eupator, y a cada instante tenía que oír que le tachaban de traidor; pues habiendo dejado Chipre, que Filometor le había confiado, se había pasado al bando de Antíoco Epifanes. Desesperado, viendo que no podía desempeñar honrosamente su cargo, se envenenó.
Con satisfacción recuerda todavía el autor la muerte del impío. Su intención es narrar a continuación algunos hechos sucedidos durante el reinado de Antíoco Eupator, compendiando las calamitosas guerras. Filipo debió ceder a Lisias el puesto de preceptor del rey (1Ma_6:55; 2Ma_9:29). Tolomeo Macrón buscaba en los judíos un punto de apoyo y de comprensión que no hallaba entre sus rivales de Antioquía, que no veían con buenos ojos que un obrero de la hora de nona ocupara el importante cargo de gobernador de Celesiria y de Fenicia. Macrón sirvió antes a Tolomeo VI Filometor, a quien traicionó, entregando a Epifanes la isla de Chipre, de la que era gobernador. Muerto su nuevo amo, quedó su conducta al descubierto, teniendo que soportar el calificativo de traidor con que le motejaban sus correligionarios de la corte. Desesperado, se suicidó, dejando con ello manos libres a los enemigos de los judíos.
Judas contra los idumeos (2Ma_10:14-17).
14 Por entonces Gorgias, nombrado general de aquellas provinciales mantenían tropas mercenarias y con frecuencia hostigaba a los judíos. 15 Al mismo tiempo que él, los idumeos, dueños de fortalezas bien situadas, molestaban a los judíos, y, acogiendo a los huidos de Jerusalen, procuraban fomentar la guerra. l6 Las tropas del Macabeo, después de hacer oración y pedir a Dios que viniese en su ayuda, acometieron las fortalezas de los idumeos; 17 y, atacándolas con vigor, se hicieron dueños de las plazas, rechazaron a cuantos sobre los muros combatían, degollaron a cuantos cayeron en sus manos y dieron muerte a no menos de veinte mil hombres.
En Palestina se encontraba el general Gorgias (1Ma_3:38; 2Ma_8:9) al frente de tropas mercenarias encargadas de hostigar a los judíos. Por el sur presionaban los idumeos, aliados de los seléucidas, que acogían a los tránsfugas judíos, disponían de fortalezas en la Idumea del Norte o Acrabatana y en la Idumea del Sur. Con evidente exageración, señala el autor que el número de idumeos caídos fue de unos veinte mil.
Venalidad de unos judíos (2Ma_10:18-23).
18 Habiéndose refugiado unos nueve mil en dos torres muy fuertes y bien abastecidas para resistir un largo asedio, 19 el Macabeo dejó, para mantener el cerco, a Simón, a José y a Zaqueo, con bastante gente, y él se dedicó a luchar donde más urgencia había. 20 Los de Simón, llevados de la avaricia, se dejaron comprar por dinero por algunos de los que en las torres estaban, recibiendo setenta mil dracmas por dejarlos escapar. 21 Sabido esto por el Macabeo, reunió a los jefes del pueblo y los acusó de haber vendido a sus hermanos, dejando huir a sus enemigos, 22 y como a traidores los hizo matar, apoderándose luego de las dos torres. 23 Dio feliz término a esta empresa, matando a más de veinte mil en las dos fortalezas.
Mientras la Vulgata dice que algunos (quídam) se atrincheraron en dos fortalezas, el texto griego señala el número de nueve mil, cifra hiperbólica. Simón es hermano de Judas (1Ma_2:3); de José se habla en 1Ma_5:18-56; Zaqueo puede identificarse con Zacarías, padre de José (1Ma_5:18). Por setenta mil dracmas, algunos soldados nacionalistas facilitaron la huida de algunos idumeos sitiados en las fortalezas (v.18). Contra dos traidores se decretó un consejo de guerra; la empresa acabó felizmente, matando a más de veinte mil entre las dos fortalezas. Este número indica una vez más la concepción que el autor tiene de la historia. En efecto, ¿cómo pudieron caer veinte mil hombres entre ambas torres, cuando en ellas habíanse refugiado solamente nueve mil?
Derrota y muerte de Timoteo (10,24-38).
24 Timoteo, el que antes había sido vencido por los judíos, juntó numerosa fuerza mercenaria, y, reunida la caballería de Asia en buen número, vino con el propósito de hacer la Judea presa de guerra. 25 Al acercarse, las tropas del Macabeo se volvieron a Dios en oración, y, cubierta de polvo la cabeza y cenidos de saco los lomos, 26 se postraron al pie del altar, rogando a Dios que se les mostrase propicio a ellos y hostil a sus enemigos, oponiéndose a los adversarios según las promesas de la Ley. 27 Terminada la oración, empuñaron las armas, salieron de la ciudad e hicieron alto cuando estuvieron cerca del enemigo. 28 Antes que del todo amaneciera vinieron a las manos; los unos tenían como prenda de feliz éxito y de victoria, a más de su valor, el recurso a su Dios; los otros iban al combate llevados de su pasión. 29 En lo más duro de la pelea se les aparecieron en el cielo a los adversarios cinco varones resplandecientes, montados en caballos con frenos de oro, que, poniéndose a la cabeza, de los judíos 30 y tomando en medio de ellos al Macabeo, le protegían con sus armas, le guardaban incólume y lanzaban flechas y rayos contra el enemigo, que, herido de ceguera y espanto, caía. 31 Mataron veinte mil quinientos, y de los jinetes, seiscientos. 32 El mismo Timoteo huyó a la fortaleza llamada Gazer, plaza muy guarnecida, donde mandaba Quereas. 33 Las fuerzas del Macabeo, llenas de ardor, atacaron durante cuatro días la fortaleza. 34 Los de dentro, confiados en la fuerza del lugar, los ultrajaban sin cesar y proferían palabras impías y jactanciosas contra los asediantes. 35 Pero, al amanecer el quinto día, veinte jóvenes de los que seguían al Macabeo, encendidos sus ánimos por las blasfemias, se lanzaron valerosamente a la muralla y la escalaron con ánimo viril, matando a cuantos se oponían. 36 Y otros tras ellos la escalaron igualmente en medio del desorden de los asediados, y, poniendo fuego a las torres y a las puertas, encendieron hogueras, en que quemaron vivos a los blasfemos. 37 Francas las puertas, penetró el resto del ejército, se apoderó de la ciudad, dando muerte a Timoteo, que se había escondido en una cisterna; a su hermano Quereas y Apolofanes. 38 Realizada esta hazaña, con himnos y alabanzas bendecían al Señor, que tan grandes cosas hacía por Israel, dándoles tan gran victoria.
En todo este relato debe distinguirse entre las circunstancias históricas y la libertad que admite la historia patética, con finalidades didáctico-religiosas. De Timoteo se habla en 8:30-32. Algunos lo identifican con el personaje homónimo de 1Ma_5:6ss, a lo que se opone la situación geográfica de ambos relatos. En esta perícopa, Jasón de Cirene y su compilador demuestran que la ayuda divina no faltó, manifestándose de manera visible y aparatosa (1Ma_3:25; 1Ma_5:3). Cinco ángeles, visibles al enemigo e invisibles a los judíos, aparecieron en el aire protegiendo a Judas y disparando flechas contra los enemigos. ¿Qué valor objetivo concede el autor sagrado a esta aparición? Encontró él el relato en la obra de Jasón y la transcribió; ya hemos dicho en la introducción que estas apariciones maravillosas formaban parte de la historia patética aun entre los historiadores griegos y latinos. Es posible que fueran los enemigos los inventores de esta visión con el fin de justificar su derrota. De su presencia no se enteraron los judíos. Timoteo huyó a Gazer, donde mandaba su hermano Quereas.