Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
1. El Amor de Dios a Su Pueblo.
Oráculo contra Edom (1-5).
1 Oráculo. Palabra de Yahvé a Israel por medio de Malaquías: 2 Yo os he amado, dice Yahvé, 1 y vosotros decís: ¿En qué nos has amado? ¿Esaú no es hermano de Jacob? oráculo de Yahvé; sin embargo, he amado a Jacob 3y he detestado a Esaú, y he hecho de sus montañas campo de devastación,y de su heredad, pastizales de desierto. 4Y si Edom dijere: Hemos sido aplastados, pero reconstruiremos las ruinas, así dice Yahvé de los ejércitos: Ellos reconstruirán, pero yo destruiré. Y los llamarán tierra de impiedad y pueblo contra el que se irritó para siempre Yahvé. 5 Vuestros ojos lo verán y diréis: Grande es Yahvé más allá del territorio de Israel.En el epígrafe inicial no se dice nada sobre la vida y marco histórico de Malaquías. Incluso su mismo nombre, que significa
ángel de Yahvé, puede ser un seudónimo en consonancia con su
calidad de mensajero de Dios a su pueblo1. Muchos comentaristas modernos suponen que el primer verso es obra de un redactor posterior, y el nombre de
Malaquías provendría, según ellos, de lo que se dice en 3:1: enviaré a
mi ángel (en hebreo
Mal'akí).
Los LXX traducen el v.1: palabra del Señor a Israel por mano de su
ángel. En todo caso, no se dice nada de su persona, y, por tanto, bien puede ser un nombre simbólico inventado por un redactor posterior que no conociera al autor de estos oráculos.
Antes de centrar su atención contra los sacerdotes indignos,
el profeta quiere declarar solemnemente que Yahvé ha amado de un modo particular a Israel, y prueba de ello es que ha enviado la devastación y la ruina sobre su enemigo tradicional,
Esaú o Edom. Con ocasión de la destrucción de Jerusalén en 586 a.C. por los caldeos, los habitantes de Edom se ensañaron con los judíos vencidos, uniéndose a los vencedores. Con ello, la tradicional enemistad de los dos pueblos llegó al paroxismo.
De ahí que ahora el profeta, que habla un siglo después de la gran catástrofe, presente como un signo de amor particular para con el pueblo elegido la devastación de Edom. El profeta Abdías se hace eco de una destrucción masiva del país edomita, llevada a cabo probablemente por las tribus árabes que en el siglo í invadieron su territorio, estableciéndose allí de modo permanente y creando el reino nabateo.
Según la Biblia,
Esaú (Edom) y
Jacob eran hermanos uterinos, que estuvieron siempre en lucha 2, preludio y símbolo de las hostilidades que los pueblos israelita y edomita habían de mantener a través de la historia. Yahvé tuvo predilección por el hermano menor,
Jacob, mientras que
detestó a
Esaú, en. el sentido de que antepuso aquél a éste. El mismo territorio en que
Esaú tuvo que establecerse parece estar bajo una maldición divina, porque sus montañas son el símbolo de la
devastación aun en su contextura geográfica (v.3). Pero, además, en virtud de una invasión enemiga promovida por Yahvé, su
heredad se ha convertido en
pastizales del desierto.Y es inútil que los edomitas quieran reconstruir sus ruinas, porque Yahvé se encargará de enviar de nuevo la devastación (v.4). En efecto, los edomitas fueron suplantados en su territorio por los nabateos, que crearon una brillante civilización al contacto con la cultura helénica. Los edomitas tuvieron que correrse hacia el occidente y penetrar en el territorio meridional de Judá para poder subsistir. En 125 a.C. fueron sometidos por Juan Hircano y obligados a circuncidarse 3. Edom, pues, no volverá a recuperar su poderío antiguo, y en ello deben ver los judíos la omnipotencia de Yahvé, que se extiende
aun más allá de su territorio de Judá (v.5)4.
Reprensión de los sacerdotes (6-10).
6 El hijo honra a su padre y el siervo terne a su señor,Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honra Si yo soy Señor, ¿dónde está mi temor? dice Yahvé de los ejércitos a vosotros, sacerdotes, que despreciáis mi nombre. Decís: ¿En qué menospreciamos tu nombre? 7Ofrecéis en mi altar pan inmundo y decís: ¿En qué le hemos hecho inmundo?En decir: la mesa de Yahvé es despreciable. 8 Y ofrecer en sacrificio lo ciego, ¿no es malo? y ofrecer lo cojo o lo enfermo, ¿no es malo? Anda, haz presente de ello a tu gobernador, a ver si se complace en él y le será grato,dice Yahvé de los ejércitos. 9 Buscad, pues, el favor de Dios para que os sea propicio (por vuestra mano es hecho esto). ¿Os concederá benevolencia? dice Yahvé de los ejércitos. 10¡Oh si alguno de vosotros cerrara las puertas y no encendierais en vano el fuego de mi altar! No tengo en vosotros complacencia alguna, dice Yahvé de los ejércitos; no me son gratas las ofrendas de vuestras manos.
Si Yahvé ha mostrado su especial predilección por Israel, ¿por qué no se le da el honor debido como
Señor y Padre de su pueblo ? En particular, los
sacerdotes, por ser la porción selecta de Israel, están llamados a dar ejemplo y a dirigir al pueblo, y son los primeros prevaricadores de la Ley, ya que ofrecen a su Dios
un pan inmundo o mancillado por las malas disposiciones interiores de los oferentes, y, por otra parte, ofrecen las víctimas defectuosas, reservándose para sí las mejores. Esto es un desprecio implícito a Dios 5. Irónicamente, el profeta les invita a presentar estas dádivas al
gobernador o
pejah persa (v.8). Esta indicación es preciosa para encuadrar históricamente el vaticinio en la época de la dominación persa.
Después el profeta recalca que con estas disposiciones
de mezquindad de corazón respecto de su Señor y Dios es inútil aspirar a conseguir su benevolencia: Buscad el favor de Dios. (v.9). Ellos son responsables de sus malas acciones (
por vuestra mano es hecho esto),
y por eso no es fácil que consigan su gracia: ¿os
concederá benevolencia? La respuesta implícita es negativa. Un culto en tales condiciones no puede agradar a Dios, y sería preferible que cerraran las
puertas del templo y no encendieran
en vano el fuego del altar (v.10).
Un culto sacrilego no puede agradar a Dios, sino más bien enojarle. Las
ofrendas en estas condiciones no le son gratas. Tanto las oblaciones incruentas como los sacrificios cruentos llevaban el sello del desprecio hacia Dios, y, como tales, no son aceptables.
Dios, por ello, establecerá un nuevo sacrificio puro y universal que no estará vinculado a los indignos descendientes de Leví.
El sacrificio de la nueva Ley (11-14).
11 Porque desde el fondo del sol hasta el ocaso es grande mi nombre entre las gentes, y en todo lugar ha de ofrecerse a mi nombre un sacrificio humeante y una oblación pura, pues grande es mi nombre entre las gentes, dice Yahvé de los ejércitos. 12 Pero vosotros lo profanáis, diciendo: La mesa dé Yahvé es inmunda, y despreciables sus alimentos. 13 Y aun decís: ¡Oh qué fastidio! y lo despreciáis, dice Yahvé de los ejércitos, y ofrecéis lo robado, lo tomo, lo enfermo; lo presentáis como ofrenda. ¿Voy a complacerme yo aceptándolo de vuestras manos? 14¡Maldito el fraudulento, que, teniendo en el rebaño machos y habiendo hecho un voto, sacrifica a Dios lo estropeado! Porque yo soy Rey grande, dice Yahvé de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las gentes.En contraposición a los sacrificios mezquinas ofrecidos en el templo de Jerusalén, el profeta anuncia un nuevo
sacrificio humeante y una oblación pura 6 en todo el orbe,
desde el fondo del sol hasta el ocaso; y ese sacrificio es calificado de
oblación pura, y, como tal, agradable a Dios. La perspectiva del profeta se ensancha desmesuradamente,
y un vaticinio universalista es proclamado a todos los pueblos. Se ha discutido mucho el sentido preciso de las palabras cíe Malaquías. Los comentaristas han dado diversas opiniones.
Asi, se ha propuesto que el profeta pensaba en los prosélitos judíos, que estaban extendidos por todos los lugares donde había comunidades judaicas en la diáspora. De hecho sabemos que en la época persa los judíos de la colonia militar de Elefantina, en el Alto Egipcio, tenían su templo y sus sacrificios, a pesar de la prohibición de la multiplicidad de los lugares de culto. No han faltado quienes, siguiendo a Teodoro de Mopsuestia, hayan propuesto que Malaquías se refería con sus misteriosas palabras a los sacrificios que los paganos ofrecían en todo el ámbito del orbe a sus dioses, como símbolo de sumisión al Dios supremo, que no era otro que el Yahvé de los judíos; pero es difícil suponer que Malaquías, que rechazaba como impuros los sacrificios del templo de Jerusalén, aceptara como puros los ofrecidos por los paganos de su tiempo en los templos idolátricos.
La interpretación más obvia en el contexto es suponer que el profeta piensa en un nuevo
estado de cosas en los tiempos mesiánicos, pues habla de cerrar las puertas del templo y de la sustitución del sacrificio tradicional de Jerusalén por una
oblación pura. En este supuesto, el vaticinio de Malaquías encuadra bien en el universalismo de otras profecías en las que se habla de la entrada de los gentiles en la comunidad judía para participar de la Ley y culto de Yahvé 7.
El anuncio, pues, de Malaquías es mesiánico, ya que proclama un nuevo estado de cosas desde el punto de vista cultual. La ley de la unicidad del culto será abrogada, y un nuevo culto (el profeta no especifica el modo) se extenderá por todo el universo.
La tradición cristiana ha visto el cumplimiento de esta profecía en el sacrificio de la Eucaristía y en la adoración en espíritu y en verdad
de todos los seguidores de Cristo 8.
Después de anunciar este sacrificio universalista y superior al actual del templo, el profeta vuelve a recriminar a los sacerdotes por sus mezquinos sacrificios y por la negligencia con que cumplen sus deberes rituales (
aun decís: ¡
Qué fastidio!).
1 Algunos autores antiguos de la época patrística citan el libro como el del ángel (cf. Tertuliano, Adi>. íud. 5; San Crisóstomo,
Hom. 14 n
Ep. ad Heb.). - 2 Cf.
Gen_25:225. - 3 Cf. Flavio Josefo , Ant. XIII 9:1. - 4 Sobre la doctrina del dominio de Yahvé sobre otros pueblos véase Am c.i-2; 9,?s. - 5 Sobre las cualidades de las ofrendas y víctimas del sacrificio véase
Lev_22:225;
Deu_15:21. - 6 Los LXX traducen: en todo lugar se ofrece incienso a mi nombre y una oblación pura. - 7 Cf.
Miq_4:1;
Sof_3:9;
Age_2:7;
Zac_8:20s. e-
Jua_4:24.