Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmos 114-115 (Vg 113): Las Maravillas del éxodo.
L os salmos 114 y 115 del hebreo son totalmente diversos por su contenido y estilo, pero han sido agrupados en un solo salmo en las versiones de los LXX y Vg. El primero canta las maravillas del éxodo, y puede considerarse como un himno pascual. De estilo vigoroso y fresco, el salmo 114 tiene todos los visos de ser arcaico y anterior al exilio babilónico. Al menos nada en él insinúa una época tardía de composición. Los portentos de Yahvé en la liberación de Israel de la esclavitud faraónica son tema de la épica popular hebrea desde los primeros tiempos de su vida nacional. Probablemente el salmo actual es sólo un fragmento de un himno más largo en el que se cantaban las providencias de Yahvé en favor de su pueblo en los momentos de nacer, como pueblo organizado, entre las naciones.
El salmo 115 es de índole totalmente diversa, pues se suplica el auxilio divino para que sea glorificado Yahvé entre los pueblos, ya que, si deja abandonado a su pueblo, los gentiles creerán que el Dios de Israel no existe. La pieza se divide en tres partes:
a) profesión de fe en Yahvé, con desprecio de los ídolos de los otros pueblos (1-8);
b) confianza de Israel en su Dios (9-11);
c) súplica de ayuda y bendición (12-18). Esto parece indicar que el salmista escribe en tiempos en que la nación se hallaba en una situación crítica como consecuencia de un poderío extranjero. Los gentiles parecen burlarse del pueblo elegido, que se halla desamparado de su Dios. La situación parece reflejar las duras condiciones de vida de los repatriados de la cautividad, cuando, en medio de la hostilidad de los pueblos vecinos, tuvieron que reconstruir el patrimonio nacional 1.
Desde el punto de vista literario, el salmo 115 es una composición litúrgica en la que se mezclan la plegaria, la elegía, las consideraciones sapienciales y la exhortación. La unión de este salmo al anterior debió de obedecer a razones de acoplamiento práctico litúrgico. Esta conexión de ambos salmos, de contenido y estilo tan diferentes, debió de tener lugar en tiempos anteriores al siglo II, ya que aparece en la versión de los LXX; y a ésta la siguen el Targum, la versión siríaca, la etiópica, la Vg y la de San Jerónimo.
Las maravillas del éxodo (1-8).
l Al salir Israel de Egipto, la casa de José de un pueblo bárbaro, 2
hizo de Judá su santuario, y de Israel su imperio. 3 Viole el mar, y huyó; el Jordán se echó para atrás; 4
dieron saltos los montes como carneros, y los collados como corderos. 5
¿Qué tienes, ¡oh mar! que huyes; tú, Jordán, que te echas atrás? 6
Vosotros, montes, que retozáis como carneros, y vosotros, collados, como corderos. 7
Ante la faz del Señor tiembla, ¡oh tierra! ante la faz del Dios de Jacob; 8
que cambia la roca en lago de aguas, y del sílex saca fuentes de aguas. Israel como nación y como teocracia vinculada a Yahvé surgió al ser liberado de Egipto, su opresor. En virtud detesta prodigiosa liberación, el pueblo hebreo se convirtió en propiedad exclusiva de Yahvé, para el que Israel es el primogénito entre los pueblos 2. En virtud de esta elección,
Judá símbolo de todas las tribus por surgir de ella el rey David, en cuya dinastía se canalizaron las promesas mesiánicas
se convirtió en santuario de Yahvé. Allí, en su capital de Jerusalén, en su templo, estableció Yahvé su morada permanente en la tierra.
Después el salmista alude a los portentos de Yahvé en favor de su pueblo, y en primer lugar al paso milagroso del mar Rojo: el mar, al
ver a Yahvé dirigiendo a su pueblo,
huyó despavorido, dejando paso a los israelitas 3, y el mismo
Jordán se echo atrás, secándose su cauce para que pasaran los protegidos de Yahvé 4. Las personificaciones del poeta son bellísimas. Así, presenta a los
montes dando saltos de júbilo o de estremecimiento ante la presencia de la majestad divina, y a los
collados retozando como corderos. El símil parece aludir a las conmociones cósmicas que acompañaron a la promulgación de la Ley en el Sinaí5. En el
Sal_29:7 se presenta al Líbano saltando como un ternero al sentir la presencia majestuosa de Yahvé, que se manifiesta en la tempestad. El poeta pregunta ahora supuestas las admirables y audaces prosopopeyas empleadas por qué los
montes, que son el símbolo de la estabilidad e inmovilidad, se vieron obligados a obrar contra su modo de ser natural, conmoviéndose y estremeciéndose en loca agitación; y al
Jordán le interroga por su curso antinatural, al volverse atrás (v.5). Estas bellas interpelaciones resaltan más el poder omnímodo de Yahvé, que cambia las leyes naturales a su voluntad en beneficio del pueblo elegido.
La explicación de estas anomalías radica en la proximidad de la majestad divina, ante la cual la tierra debe
temblar sobrecogida de tanta grandeza y poderío. El salmista apostrofa por ello a la tierra para que con sus sacudidas y temblores siga manifestando su adoración y reverencia ante el Omnipotente, como en otro tiempo temblaron las cimas del Sinaí6. Pero el Ser todopoderoso no es sólo el Señor de las fuerzas de la naturaleza, sino que es el Dios
de Jacob, pues se ha vinculado históricamente con un pacto y unas promesas con el patriarca y su descendencia 7. Por ello ha obrado milagros en favor de su pueblo cuando éste estaba sediento en las estepas de Rafidim 8 y en los secarrales de Cades 9. Los portentos de los tiempos del desierto quedaron en la épica popular hebrea como los mejores exponentes de la predilección de Yahvé por su pueblo 10.
Profesión de estricto monoteísmo (Sal 115, Vg. 113).
1
No a nosotros, Yahvé, no a nosotros, sino a tu nombre has de dar gloria, por tu piedad y tu fidelidad. 2
¿Por qué han de decir las gentes: Dónde está su Dios? 3
Está nuestro Dios en los cielos, y puede hacer cuanto quiere. 4
Sus ídolos son plata y oro, obra de la mano de los hombres; 5
tienen boca, y no hablan; ojos, y no ven; 6
orejas, y no oyen; narices, y no huelen; 7
sus manos no palpan, sus pies no andan; no sale de su garganta un murmullo. 8
Semejantes a ellos serán los que los hacen y todos los que en ellos confían. El contexto conceptual es totalmente diferente del fragmento anterior, pues no se cantan los prodigios de Yahvé en favor de su pueblo, sino que se le pide la pronta y decisiva asistencia para salir de una situación comprometida de postración nacional. En la humillación de su pueblo está comprometida la honra del
nombre de Yahvé, pues a los ojos de los gentiles resulta impotente para ayudarlo y salvarlo de la enconada hostilidad de sus enemigos. Por eso, el salmista insiste en que por la
gloria de su nombre intervenga con urgencia, y también atendiendo
a su tradicional piedad y fidelidad para con Israel, tantas veces demostrada al salvarlo de las situaciones de peligro 1. La elección de Israel como pueblo predilecto entre todos los del orbe está en la base de la alianza sinaítica 2. Yahvé, pues,
no puede faltar a su palabra y a sus promesas de auxilio.
El salmista es consciente del poder soberano de Yahvé, que habita en los
cielos y desde allí es el arbitro supremo sobre todo lo creado, sin que nadie pueda resistir a su voluntad. Si Israel ahora está postrado, no es porque le falte poder para levantarlo, sino porque en sus misteriosos designios así lo ha dispuesto 3. Frente a El nada pueden los ídolos de los otros pueblos, que son meros simulacros de plata y oro, obra de los mismos hombres, y, como tales, no pueden asistir a sus fieles, pues no tienen vida. La descripción es sarcástica y tiene sus antecedentes literarios en la literatura profética 4. Los que adoran estos simulacros son, por ello,
semejantes a ellos en estupidez e ignorancia. Les espera la ruina, pues se
confían en lo que no tiene vida ni consistencia5.
Yahvé, protector de Israel (9-11).
9
Casa de Israel, confía en Yahvé 6
: El es su ayuda y su escudo. 10
Casa de Aarón, confía en Yahvé; El es su ayuda y su escudo. 11
Los temerosos de Yahvé confiad en Yahvé; El es su ayuda y su escudo. En contraposición a la inanidad de los ídolos está el poder salvador de Yahvé. Todos los componentes del pueblo elegido los de la clase laical y los de la sacerdotal no deben tener otra confianza que la puesta en su Dios. Parece que aquí hay una distribución coral: un levita
invita a la casa de Israel el pueblo israelita en general a confiar en Yahvé. El coro responde con el estribillo complementario: porque sólo
El es la ayuda y
el escudo de Israel. De nuevo un levita invita a la
casa de Aarón los representantes de la clase sacerdotal
a poner confianza ciega en Yahvé. El coro responde del mismo modo. Por fin, se invita a los piadosos
temerosos de Yahvé a asociarse a este acto de confianza hacia el Dios de Israel, y el coro responde afirmando que es el único defensor de su pueblo. Algunos comentaristas interpretan la expresión de
temerosos de Yahvé en el sentido de prosélitos asimilados al pueblo de Israel7. Pero en
Sal_22:24 la expresión es equivalente a descendencia de Jacob, que aparece en el estico siguiente; por tanto, más bien hemos de suponer que se trata de los israelitas cumplidores de la Ley y, como tales, con más sensibilidad religiosa que el común del pueblo.
Súplica de ayuda y asistencia (12-18).
12
Acuérdate, Yahvé, de nosotros y bendícenos: bendice a la casa de Israel, bendice a la casa de Aarón; 13
bendice a los que temen a Yahvé, a los pequeños y a los grandes. 14
Acrézcaos Yahvé a vosotros, a vosotros y a vuestros hijos, 15
Benditos seáis de Yahvé, que hizo el cielo y la tierra. 16
Los cielos son cielos para Yahvé; la tierra se la dio a los hijos de los hombres. 17
No son los muertos los que alabarán a Yahvé, ni cuantos bajaron a (la región del) silencio. 18
pero nosotros alabaremos a Yahvé desde ahora y para siempre. ¡Aleluya! Siguiendo la distribución coral anterior, podemos suponer que la voz de un levita hace la súplica final en consonancia con la fe de estricto monoteísmo antes pronunciada: si Yahvé es el único Dios de Israel, debe
acordarse de la triste situación en que se halla ahora su pueblo. Es hora de que derrame sus bendiciones sobre los componentes del pueblo elegido en general
casa de Israel , y en particular sobre la clase sacerdotal
casa de Aarón y sobre sus fieles más adictos: los que
temen a Yahvé. A todos sin distinción, a
grandes y pequeños, pues todos los israelitas, en sus diferentes capas sociales,
constituyen la heredad de Yahvé 8.
El salmista recoge las súplicas del levita director del coro, y desea los mejores augurios a todos sus compatriotas. Todo es posible a Yahvé, porque es el que
hizo el cielo y la tierra 9. La afirmación ha de medirse en contraposición a lo dicho anteriormente sobre la inanidad de los ídolos 10. En realidad, Dios se ha reservado
los cielos para El, para su morada permanente 11, mientras que a los hombres les ha entregado la
tierra como morada propia (v.16). Según los antiguos hebreos, Yahvé habitaba permanentemente en el cielo de los cielos, es decir, en la cúspide de la bóveda celeste que aparece a nuestra vista. Desde allí contempla y
dirige la historia de los seres humanos y de los pueblos. El salmista cierra su poema con una alusión a la triste situación de los
muertos en el
seol, la región de los muertos, a la que poéticamente se la llama lugar del
silencio, porque de ella están ausentes las alegrías de la vida 12. Los moradores de esa región tenebrosa no pueden
alabar a Yahvé 13, sino sólo los que viven sobre la tierra. Es una insinuación de que Dios sale perdiendo si deja morir a los suyos, pues no pueden continuar alabándole después de la muerte en la región subterránea de los difuntos. Por eso, el salmista se siente dichoso al
poder disfrutar de la vida, pues en ella puede continuar alabando a su Dios (v.18) 14.
1 Cf.
Esd_3:5;
Neh_4:1-5- 2 Cf.
Exo_19:3-6;
Deu_4:20;
Deu_7:6s;
Deu_22:95;
1Re_8:51;
Ose_13:4;
Amo_3:1-2;
Jer_2:2-3;
Exo_6:7. 3 Cf.
Exo_13:17s; Sal?7,i6;
Hab_3:10. 4 Jos 3:1s. 5 Cf.
Exo_19:18;
Jue_5:4;
Sal_68:9 6 Cf.
Exo_19:18s. 7 Cf.
Gen_12:1s;
Gen_15:1s;
Gen_17:1s;
Gen_28:135. 8 Cf.
Exo_17:6. 9 Cf.
Num_20:115. 10 Cf.
Isa_41:18;
Sal_107:35. 1 Cf.
Exo_34:6;
Deu_7:7-8;
Sal_77:8-9. 2 Cf.
Sal_79:10;
Sal_42:3.10;
Exo_32:12;
Num_14:135;
Joe_2:17;
Miq_7:10. 3 Cf.
Isa_53:10;
Isa_58:11;
Sab_12:18. 4 Cf.
Isa_44:9-20;
Jer_10:1-16;
Deu_4:28;
Isa_2:20;
Hab_2:8-19;
Sab_15:15. 5 Cf.
Hab_2:19;
Isa_1:20;
Sal_113:6;
Sal_6:8;
Gen_8:21. 6 Casa: así según los LXX. Falta en el TM, pero es exigida por el paralelismo. 7
Cf.
1Re_8:41;
Isa_56:6;
Hec_13:16.26;
Hec_16:14;
Hec_18:7;
Hec_17:17. 8 Cf.
1Re_8:9. 9
Cf.
Sal_121:2;
Sal_124:8;
Sal_134:3;
Sal_146:6. 10 Cf.
Jer_10:11;
Isa_44:9-20. 11 Cf.
Sal_2:5. 12 Cf.
Sal_6:6;
Sal_30:10;
Sal_88:5-6.10-12;
Isa_38:11.18;
Job_7:9-10,
Job_7:21s;
Job_14:15. 13 En Sal 94 17 se llama al
seol también la morada del
silencio. I14 Cf.
Sal_118:18;
Isa_38:183.