Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 32 (Vg 31): La Confesión de los Pecados.
E sta composición lírico-didáctica gira en torno a la felicidad del pecador que ha logrado la
amistad con Dios por la confesión y reconocimiento de sus pecados. Castigado por Dios a causa de una falta grave, el salmista declara que, al decidirse a confesarlo ante El, se sintió liberado
bajo la protección de su Dios. El hombre no debe dejarse llevar de la insensatez y estulticia, como las bestias, en el camino de la vida, porque la justicia divina castiga inexorablemente al impío. Al contrario,
su misericordia será la corona del que se dirige por sus caminos de sabiduría. El salmo, pues, es además de una acción de gracias por el perdón otorgado, una lección de sabiduría.
Según el título, el salmo es de David; los autores que mantienen la paternidad davídica de la composición creen que fue redactado después del pecado de adulterio cometido con Betsabé y del asesinato de Urías
l. El Profeta Rey tardó en reconocer su pecado; pero, gracias a la intervención del profeta Natán, midió el alcance de su tropelía. Se mantiene la autenticidad davídica del salmo por ser citado por los autores inspirados como de David2. No obstante, no pocos críticos, por razones de estilo sapiencial y por algunos arameísmos, conjeturan que el salmo no es anterior al exilio 3. En la liturgia de la Iglesia, este salmo es el segundo de los llamados
penitenciales.
En el título del salmo encontramos la palabra misteriosa hebrea
maskil, que generalmente se traduce por
didáctico; en ese sentido es una instrucción de tipo sapiencial, lo que se amolda bien al contenido de la composición, que también tiene sus
arrebatos líricos.
Introducción sapiencial (1-2).
1
De David. Maskil. Bienaventurado a quien le ha sido perdonada su transgresión, a quien le ha sido remitido su pecado. 2
Bienaventurado aquel a quien no imputa Yahvé su iniquidad y en cuyo espíritu no hay falsedad.
El Salterio se abre deseando albricias al hombre recto que camina por el camino de Yahvé, sin tomar parte en las asambleas de los pecadores4; este salmo llama dichoso al pecador que ha logrado recuperar la amistad divina por el perdón de sus pecados. Puesto que no hay hombre que no peque5, este segundo movimiento de penitencia en el corazón humano es totalmente necesario para rehabilitarse en los senderos de la vida. El salmista llama
dichosos a los que han logrado que sus pecados fueran borrados por Dios. Las palabras empleadas para indicar las faltas no son sinónimas, sino que tienen un matiz concreto: transgresión alude a la rebelión o ruptura con Dios;
el pecado significa extravío, o mejor, no dar en el blanco debido;
iniquidad indica una depravación moral. La condonación de las faltas está expresada también con términos que indican descargar, cubrir para no herir los ojos de Dios y cancelar una deuda. Todos estos términos, paralelos a los que expresan faltas, se repiten para resaltar la virtud perdonadera de Dios. San Pablo citará estos versos para probar que la remisión de los pecados,
la justificación, es un don gratuito de Dios, fruto de su misericordia y no de la Ley mosaica 6.
Confesión y perdón (3-5).
3
Mientras callé, consumíanse mis huesos, gimiendo durante todo el día. 4
Pues día y noche tu mano pesaba sobre mí, y tornóse mi vigor en sequedades del estío. Selah. 5 Te confesé mi pecado y no oculté mi iniquidad. Dije: Confesaré a Yahvé mi pecado, y tú perdonaste la culpa de mi pecado. Sdáh. El sufrimiento y la enfermedad han servido para abrir los ojos al salmista y concentrarse, reconociendo así sus debilidades y transgresiones. Según la mentalidad del A.T., las enfermedades eran consecuencia de pecados perpetrados más o menos conscientemente. Tocado por la
mano de Yahvé, que pesaba sobre él sin duda enviándole una grave enfermedad , empezó a pensar en los posibles pecados que hubieran acarreado tal desventura 7. Al principio se sentía reacio a reconocer sus faltas pasadas, y así, mientras
callaba, la enfermedad seguía avanzando, y sus
huesos se consumían mientras él
gemía día y noche (v.3)8; pero,
al no sentir arrepentimiento por sus pecados, estos gemidos no le servían de nada. Debilitado constantemente, su
vigor juvenil de primavera se fue convirtiendo en
saquedad de estío al consumirse por la fiebre 9.
Pasada esta primera situación recalcitrante cerrada con el signo musical
seláh, que probablemente indica cambio de coro o de instrumentación en el canto litúrgico , el salmista piensa profundamente sobre su situación,
y decide confesar y reconocer sus pecados, que pudieran ser causa de su enfermedad. Reconocido y confesado su pecado con sinceridad, al punto siente que se le ha
perdonado, lo que representa el principio de su rehabilitación física y espiritual:
Vox nondum est in ore, et vulnus sanatur 10. Dios acoge siempre al corazón contrito y arrepentido.
Yahvé9 refugio del justo angustiado (6-7).
6
Por eso te invocarán todos los piadosos al tiempo propicio, y la inundación de las copiosas aguas no llegará a ellos, 7
Tú eres mi asilo; de la angustia me guardas, de cantos de liberación me rodeas, Seldh ll. La lección del salmista tendrá repercusión en los
piadosos, pues de él aprenderán a
confesar a tiempo su pecado,
reconociendo sus infidelidades y culpabilidad; de este modo se verán libres del desbordamiento de muchas aguas que amenazan anegarles, es decir, del peligro de muerte, bajo cualquier forma que se presente. Este símil es corriente en la literatura sapiencial para reflejar la situación apurada en determinados momentos graves de la vida 12; el que confiese sus pecados se verá a salvo de la inundación de
muchas aguas, pues, apegado a Yahvé, se hallará como en roca inaccesible!3. Los piadosos sabrán así invocar a Yahvé en el
tiempo propicio de su manifestación benevolente y perdonadora 14. El salmista se apropia estas consideraciones
y proclama a Yahvé como refugio suyo en los momentos de angustia 15, pues cambia las situaciones de peligro en momentos de triunfo, en los que no faltan los
cantos de liberación o de gozo por la salvación conseguida gracias a su protección.
El camino de la sabiduría (8-10).
8
Yo te enseñaré y te instruiré en el camino que debes seguir; seré tu consejero y estarán mis ojos sobre ti. 9
No seas sin entendimiento, como el caballo y el mulo: con la brida y el freno hay que sujetar su ímpetu 16
; de lo contrario, no se acercan a ti 10
Muchos son los dolores del impío, pero la piedad cercará al que se confía a Yahvé. 11
¡Alegraos en Yahvé y regocijaos, justos! Saltad de gozo todos los rectos de corazón. Los V.8-Q parecen ser los consejos de un sabio a su discípulo, que han sido insertados en el salmo, y en ellos se trata de hacer ver que el camino de la impiedad lleva a la desazón, mientras
que la fidelidad a Yahvé le trae los beneficios de su piedad (v.10). El que se empeñe
en seguir sus caminos alejado de Dios, será como las bestias, sin entendimiento, a las que hay que embridar con el freno para sujetar su ímpetu.
Dios se encargará de domarlos por el sufrimiento y la desgracia, para que, arrepentidos, se acerquen a El (V.9) 17. El
impío tendrá que seguir la senda del
dolor, mientras que el que
confia en Yahvé se verá
cercado, no del castigo y sufrimiento
medios que utiliza Dios para volverlos al buen camino, tirándoles del
freno y de la
brida, como a los animales , sino de la benevolencia y
piedad divinas (v.10) 18.
El salmo se cierra con una invitación
para que todos los rectos de corazón se alegren con la liberación del justo de su situación angustiada. Este v.11 tiene un aire de interpelación litúrgica en la asamblea de los fieles en el templo, para que éstos se percaten de los caminos secretos de la Providencia,
que por la confesión de los pecados otorga el perdón y devuelve a los pecadores la amistad divina. 1 Cf. 2 Sam 11:1s. 2 Cf. EB 344. 3 Así E. Podechard, o.c., 4 Cf. Sal 1:1s. 5
1Re_8:46. 6 Cf.
Rom_4:7-8, 7 Cf.
Job_33:16s;
Sal_38:2;
Sal_39:10. 8 Cf.
Sal_22:1;
38:8;
Ose_7:14;
Sal_6:2. 9 Cf.
Sal_22:15;
Pro_17:22. 10 San Agustín, citado por Kírkpatrick, o.c,, 163. 11 Así la
Bib. de Jér., Kirkpatrick y NP. 12 Cf.
Sal_18:5-6.17;
Sal_69:2.16;
Job_27:20;
Isa_28:2. 13 Cf.
Nah_1:8;
Isa_30:28;
Sal_27:5. 14 Cf.
Sal_69:13;
Deu_4:29;
Jer_20:13, 15 Cf.
Sal_12:7;
Sal_25:21;
Sal_31:23. 16 Así siguiendo a la
Bib. de Jér., que traduce la palabra hebrea correspondiente
a ímpetu, relacionándola con el árabe; lo que hace perfecto sentido. Así traduce también el NP. 17 Cf.
Jer_10:14.21;
Sal_49:10.12.20;
Pro_26:3. 18 Cf.
Job_33:19;
Sal_31:7.16;
Sal_33:5.18.22.