Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
9. La salvación de los tiempos mesiánicos.
Destrucción de los enemigos de Judá (1-8).
1 Oráculo. Palabra de Yahvé. En la tierra de Jadrac y de Damasco será su morada, porque de Yahvé son las ciudades de Aram i y todas las tribus de Israel. 2 Jamat será también comprendida en el territorio de ése, así como Tiro y Sidón, que son tan sabias. 3 Tiro se ha construido un baluarte, y amontonó la plata como el polvo, y el oro como el lodo de las calles,4 Pero he aquí que el Señor se apoderará de ella y aplastará en el mar su fortaleza, y quedará consumida por el fuego. 5 Al ver esto se aterrará Ascalón; Gaza estará en extremo dolor, lo mismo que Ecrón, porque sus esperanzas fallaron. No habrá ya rey en Gaza, y Ascalón no será habitada. 6 En Azoto habitará el espúreo, y aniquilaré la soberbia de los filisteos 7 y les quitaré de la boca su sangre y de entre los dientes sus abominaciones, y serán también un resto perteneciente a nuestro Dios y como una familia de Judá; y Ecrón tendrá la suerte del jebuseo. 8 Yo pondré en mi casa guarnición de los que entran y salen, y ya no pasará opresor alguno contra ellos, porque ahora velaré yo con mis ojos. Este oráculo se centra en torno a la realización mesiánica. Las fronteras del pueblo israelita se ampliarán hasta comprender territorios de Siria y Filistea. El profeta, en su formulación, se inspira en antiguos oráculos proféticos en los que se habla de la sumisión de loa territorios de los tradicionales enemigos de Israel al Rey mesiánico. Zacarías, pues, se sitúa en la misma perspectiva mesiánica, y anuncia que Yahvé tendrá su
morada en Damasco2, pues todas las
ciudades de Aram le pertenecen (v.1), juntamente
con las tribus de Israel. Al mencionar las ciudades, el profeta desciende desde Damasco por Fenicia (Tiro y Sidón) hasta Filistea, según el itinerario normal de las invasiones asirías y caldeas.
El oráculo contra
Tiro y Sidón está inspirado en Ez 27. Las dos grandes metrópolis fenicias, a pesar de parecer inexpugnables por su posición geográfica y su poder comercial, caerán en manos de Yahvé omnipotente. Ante su ruina sentirán pavor las ciudades filisteas, Gaza, Ascalón, Ecrón y Asdod. La frase
Ecrón tendrá la suerte del jebuseo (v.7) parece desplazada
y encaja mejor en el v.5. Los jebuseos, habitantes de Jerusalén, fueron suplantados por David al ocupar la colina de Sión, donde estableció la capital de su reino 3. Aquí se anuncia que los filisteos serán vencidos, y el
espúreo, o advenedizo 4, habitará en su territorio (v.6). Pero hasta los mismos filisteos, después de haber sido humillados, serán incorporados al pueblo de Dios, si bien antes deben ser purificados de su sangre (vertida de inocentes) y
abominaciones (v.7), o prácticas idolátricas. De este modo constituirán también un
resto perteneciente al Dios de Israel, pudiendo vivir como
una familia de Juda. Es el anuncio de la nueva teocracia. Yahvé se encargará de que la nueva sociedad viva en perpetua tranquilidad:
Yo pondré en mi casa guarnición de los que entran y salen (v.8). El templo de Jerusalén será custodiado por gentes del país
que entran y salen, sin necesidad de guardia especial, ya que todos los ciudadanos del país se considerarán guardianes del recinto sagrado. Este estado de cosas durará indefinidamente, ya que
no pasará opresor contra ellos (v.8), como en los tiempos antiguos, pues Jerusalén estará bajo la inmediata protección de Yahvé:
Velaré yo con mis ojos.
El Rey manso y pacífico (9-10).
9 Alégrate sobremanera, hija de Sión, Grita exultante, hija de Jerusalén. He aquí que viene a ti tu Rey, justo y victorioso, humilde, montado en un asno, en un pollino hijo de asna. 10 Extirpará los carros de Efraim y los caballos en Jerusalén, y será roto el arco de guerra, y promulgará a las gentes la paz, y será de mar a mar su señorío y desde el río hasta los confines de la tierra.
En un momento de desbordado optimismo, el profeta contempla la gloria del futuro reino bajo la égida de un misterioso Caudillo:
Alégrate sobremanera, hija de Sión., hija de Jerusalén (v.8). Como en otros casos, la expresión
hija de Jerusalén., de Sión, designa, por metonimia, a los habitantes de la Ciudad Santa, morada de Yahvé. Aquí el profeta se dirige directamente a ella, invitándola a alegrarse sin medida, porque se han colmado todas sus esperanzas. A la vista está su
Rey, justo y salvador; pero no viene jactancioso, como los grandes conquistadores guerreros, sino que avanza
humilde, montado en un asno (v.8), en un supremo gesto de paz y mansedumbre 5.
Su entrada triunfal en la Ciudad Santa señala el término de las guerras:
extirpará los carros de Efraim (tribu famosa por su carácter belicoso)
y los caballos en Jerusalén (v.10).
Los profetas habían aconsejado la confianza en Yahvé como medio de librarse de las guerras, y no aprobaban la política de acumular medios de guerra como las demás naciones. Ahora Zacarías
anuncia la era mesiánica, en la que desaparecerá todo instrumento bélico:
será roto el arco de guerra. Es el eco de la profecía de
Isa_9:5 : Han sido echados al fuego y devorados por las llamas los zapatos jactanciosos del guerrero y el manto manchado en sangre. El Mesías establecerá su reinado en la
paz total que promulgará
a las gentes o naciones paganas. Su imperio se extenderá de
mar a mar (del mar Muerto al Mediterráneo) y desde
el río (Eufrates)
hasta los confines de la tierra, o lejano occidente 6.
El fragmento es claramente mesiánico, y en él se nos presenta
al Rey-Mesías de un modo insólito en el A.T., ya que, en lugar de manifestarse arrogante y dominador como un conquistador oriental, entra en su ciudad con el continente manso y modesto. Sólo en los vaticinios sobre
el Siervo de Yahvé encontramos algo semejante. Es un nuevo rasgo profético que concreta mejor el carácter del Mesías.
Las revelaciones mesiánicas del A.T. se van completando y aun corrigiendo sucesivamente, conforme al mayor o menor grado de luz profética recibida. La tradición judía estaba desconcertada ante este vaticinio de
Zac_9:9-10, pues los judíos, en su mentalidad materialista, no podían comprender a un Mesías venciendo y triunfando pacíficamente con su modestia y humildad; por eso, al entrar Jesús en Jerusalén en un asno, no supieron relacionar su misterioso acto con dicha profecía.
Los evangelistas son unánimes en ver en el acto de Jesús el cumplimiento literal del vaticinio de Zacarías7.
La tradición cristiana es unánime en el mismo sentido 8. Por otra parte,
el universalismo del reino inaugurado por el Rey pacífico está en consonancia con las mejores profecías mesiánicas del A.T. Sólo en Jesucristo se cumplió esta profecía literalmente, pues con su humildad, modestia y mansedumbre puso los fundamentos de un reino basado en la
paz y el amor. La Iglesia es la continuación de su obra, y su poder se extiende
hasta los confines de la tierra.
La victoria total de Judá (11-17).
11 Õ en cuanto a ti, por la sangre de tu alianza, yo solté a tus cautivos de la fosa sin agua. 12 Volved, cautivos, a la fortaleza, llenos de esperanza, y yo te restituiré la gloria al duplo.13 Porque he tensado para mí a Judá, y he puesto en el arco a Efraím; y blandiré tus hijos, ¡oh Sión! contra tus hijos, ¡oh Ya van! y te convertiré en espada de héroe. 14 Y aparecerá sobre ellos Yahvé y lanzará sus dardos corno rayos, y el Señor, Yahvé, hará sonar la trompeta, y marchará entre los torbellinos del austro. 15 Yahvé de los ejércitos los protegerá, y las piedras de la honda devorarán la carne 9, y beberán la sangre como se bebe el vino; quedarán llenas como vaso de libación y como los cuernos del altar. 16 Y los salvará Yahvé aquel día como a rebaño de su pueblo, como piedras de diadema brillantes sobre su país 10. 17 ¡Qué ricos son! ¡Qué hermosos son el trigo que nutre a los mancebos, y el vino que nutre a las doncellas!11 En el fragmento anterior se proclamaba la paz universal inaugurada por el Rey pacífico. Aquí la atención se centra en torno al triunfo sobre los enemigos de Judá que ha de preceder a la inauguración mesiánica. Yahvé se presenta como libertador de los cautivos (v.11) e invita a los liberados a tomar posición en
la. fortaleza, Sión, desde la que se dirigirá la batalla contra los enemigos de Judá.
Yahvé ha salvado a su pueblo porque se sentía obligado por la sangre de la alianza del Sinaí12. Allí se habían ratificado las promesas hechas a Abraham, que habrían de tener su pleno cumplimiento en los tiempos mesiánicos.
Después de esta afirmación de principio, el profeta describe el combate de Yahvé y los suyos contra los enemigos de Sión:
He tensado para mí a Judá (como un arco para el ataque) y
he puesto en el arco a Efraím (como una flecha que va a ser lanzada al enemigo). Yahvé va a poner en tensión a Judá y Efraím, utilizando a todos sus habitantes como soldados de su ejército:
y blandiré tus hijos,
¡oh Sión! y te convertiré en espada de héroe (v.13b). Los habitantes de Sión y Efraím son comparados a una
espada de héroe invencible, que se revuelve y blande contra los enemigos sin descanso. La frase
contra tus hijos, ¡oh Yavan! es considerada como glosa de un redactor posterior, que ha querido actualizar la antigua profecía aplicándola a los griegos. De hecho recarga el ritmo en el contexto.
La profecía está concebida en términos genéricos apocalípticos, sin concretar el enemigo. Yahvé sale valedor de los intereses de su pueblo, haciendo fulminar sus
dardos como rayos y dirigiendo la batalla contra los enemigos de Judá en general. Es el juicio punitivo sobre las naciones que ha de preceder a la manifestación mesiánica. Yahvé, como un guerrero, lanzará
las piedras de la honda, que harán mella en la
carne del enemigo y se empaparán de
sangre, como queda impregnado el
vaso de libación y los cuernos del altar (v.15) ungidos con la sangre de la víctima 13. La batalla se termina con la victoria total sobre los enemigos; Judá quedará bajo el patronato inmediato de Yahvé, que lo guardará como a un
rebaño y lo conservará como a
piedras de diadema brillantes, objeto de suma predilección.
De este modo surgirá una nueva generación llena de juventud y vigor:
Qué hermoso el trigo que nutre a los mancebos, y el vino que nutre a las doncellas! (v.17). Con la bendición divina, los campos redoblarán su fertilidad, y entonces la tierra sustentará a una nueva juventud, esperanza de la nación. El profeta desborda su optimismo al contemplar en espíritu a las nuevas generaciones, que crecen sin temor y en la abundancia bajo la protección de Yahvé.
1 El TM dice lit. los ojos del hombre, que no hace sentido. Un ligero cambio nos da
ciudades de Aram, que encaja perfectamente en el contexto. 2
Jadrac suele identificarse con el
Hatarika de las inscripciones cuneiformes (así Schra-der: ??? 453) o
Hazrak de las inscripciones arameas (cf. RB 1907 p.556);
Jamat es la actual
Hamat, en la Alta Siria. 3 Cf. 2 Sam s,6s;
1Re_9:205. 4 La palabra hebrea
mamzer, que, siguiendo a Hoonacker, traducimos por
espúreo o advenedizo, puede ser nombre etnográfico desconocido. Peiser ha creído ver en la palabra hebrea una analogía con otra asiría, equivalente a bestia salvaje. Entonces el sentido sería: haré habitar en Asdod a las fieras. 5 El asno, como cabalgadura, es un signo de modestia, pues aunque en el A.T. aparece el asno como cabalgadura de los hijos de Gedeón (
Jue_5:10;
Jue_10:4) y del mismo Salomón en el día de su coronación (
1Re_1:33.38), sin embargo, en la época de Zacarías, el caballo brioso era la cabalgadura propia de los reyes. En nuestro texto, la frase poZh'no
hijo de asna es redundancia literaria. San Mateo, citando libremente a los LXX, los pone por separado (
Mat_21:5) como dos animales distintos. 6 Cf.
Sal_2:8;
Sal_72:8; Miq 5:4- 7 Cf.
Mat_21:2-7;
Mar_11:2-7;
Luc_10:30-35;
Jua_12:14-15, Ln Mateo y Juan se dice la fórmula consagrada de citación para que se cumpliera lo dicho por el profeta. 8 Cf. Justino,
Apol. 1:35: PG 6:383;
Dial, con Trif. 53: PG 6:591; San Cipriano, Testim
. 2:29: PL 4:749; Eusebio,
Demomtr. Christ. 9:17: PG 22:707; San Crisóstomo, Adv
. lud. et Gentes 4: PG 48:818; fiomií.
66(67) inMatth. 20,29.30: PG 58,627; San Jerónimo, Comm. tn Matth
. 3:21: PL 26:152. 9 Así según la reconstrucción de Hoonacker. e verso es oscuro.
Bib. de Jér.: echarán a sus pies las piedras de la honda, beberán la sangre como vino y serán saciados como los cuernos del altar. 10 Así siguiendo a la
Bible de Jérusalem. 11
Bib. de Jér.: ¡Qué dicha, qué belleza! El trigo hará crecer a los jóvenes, y el vino dulce a las doncellas. 12 Cf. Ex sang; V-.I. HX 24:5S. 13 Los que no admiten esta reconstrucción de Hoonacker interpretan el beberán la gre como se bebe el vino. aplicándola a los judíos, que se saciarán de sangre en el día de la venganza. La imagen es fuerte y salvaje, pero en consonancia con la mentalidad nacionalista del pueblo israelita del A.T.