Deuteronomio  28, 58-68

Si no te empeñas en practicar todas las palabras de esta Ley, como están escritas en este Libro, temiendo el Nombre glorioso y terrible del Señor, tu Dios, él te castigará, a ti y a tu descendencia, con calamidades extraordinarias. Serán calamidades grades y persistentes, enfermedades malignas e incurables. El hará recaer sobre ti todas las plagas de Egipto, esas que tanto te horrorizaron. Además, el Señor te enviará todas las enfermedades y todas las desgracias que no están escritas en el libro de esta Ley, hasta que seas exterminado. Después de haber sido numeroso, como las estrellas del cielo, quedarás reducido a un pequeño número, por no haber escuchado la voz del Señor, tu Dios. Y así como antes él complacía en hacerlos felices y numerosos, luego se complacerá en destruirlos y exterminarlos. Y ustedes serán arrancados de la tierra, donde vas a entrar para tomar posesión de ella. El Señor te dispersará entre todos los pueblos, de un extremo al otro de la tierra, y allí servirás a otos dioses que ni tú ni tus padres conocían, dioses de madera y de piedra. No tendrás paz en medio de aquellas naciones y tu pie no encontrará descanso. El Señor llenará de angustia tu corazón, nublará tus ojos y abatirá tu ánimo. Tu vida estará pendiente de un hijo, día y noche sentirás temor y no tendrás ninguna seguridad de sobrevivir. Por la mañana dirás" "¡Ojalá fuera de tarde!", a causa del temor que sentirás y de lo que verán tus ojos. El Señor te hará volver en barcos a Egipto, por ese camino del que yo te venderán a sus enemigos como esclavos y esclavas, pero nadie querrá comprarlos.
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