Jeremías  52, 31-34

El trigésimo séptimo año de la deportación de Joaquín, rey de Judá, el día veinticinco del duodécimo mes, Evil Merodac, rey de Babilonia, en el año de su entronización, indultó a Joaquín, rey de Judá, y lo hizo salir de la prisión. Le habló amigablemente y le asignó un sitial más elevado que el de los reyes que estaban con él en Babilonia. Le hizo cambiar su ropa de prisionero, y Joaquín comió siempre en su presencia, durante toda su vida. Su mantenimiento fue asegurado por el rey de Babilonia con una asignación regular para cada día, hasta el día de su muerte, durante toda su vida.
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