Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
40. Erección e Inauguración del Tabernáculo.
1
Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2
El día primero del mes prepararás el habitáculo y el tabernáculo de la reunión, 3
y pondrás en él el arca del testimonio y la cubrirás con el velo; 4
llevarás la mesa y dispondrás lo que en ella se ha de poner; llevarás el candelabro y colocarás en él las lámparas; 5
pondrás el altar de oro para el timiama delante del arca del testimonio, y el habitáculo del tabernáculo de la reunión. 6
Pondrás el altar de los holocaustos delante de la entrada del tabernáculo de la reunión. 7
Pondrás la pila entre el tabernáculo de la reunión y el altar y echarás agua en ella: 8
alzarás el atrio en torno y pondrás la cortina a la entrada del atrio. 9
Tomarás óleo de unción, ungirás el habitáculo y cuanto en él se contiene; lo consagrarás con todos los utensilios, y será santo; 10
ungirás el altar de los holocaustos y todos sus utensilios; consagrarás el altar y será santísimo; 11
ungirás la pila con su base y la consagrarás. 12
Harás avanzar a Aarón y a sus hijos cerca de la entrada del tabernáculo y los lavarás en el agua, 13
y luego revestirás a Aarón de sus vestiduras sagradas, y será sacerdote a mi servicio; 14
harás acercar a sus hijos y, después de revestirlos de sus túnicas, 15
los ungirás como ungiste al padre, y serán sacerdotes a mi servicio. Esta unción los ungirá sacerdotes perpetuamente entre sus descendientes. 16
Moisés hizo todo lo que le ordenaba Yahvé; como se lo ordenó, así lo hizo. 17
El día primero del año segundo fue alzado el tabernáculo; 18
Moisés lo alzó, puso los tablones, las barras, los travesanos, y alzó las columnas; 19
extendió el tabernáculo sobre el habitáculo y puso por encima la cubierta del tabernáculo, como se lo había mandado Yahvé a Moisés. 20
Tomó el testimonio y lo puso dentro del arca, y puso las barras del arca, y encima de ella el propiciatorio. 21
Llevó el arca al habitáculo, y, habiendo colocado el velo de separación, ocultó el arca del testimonio, como Yahvé se lo había mandado a Moisés. 22
Puso la mesa en el tabernáculo de la reunión al lado norte del habitáculo, por fuera del velo, 23
y dispuso en ella los panes, como Yahvé se lo había mandado a Moisés. 24Puso el candelabro en el tabernáculo de la reunión, frente por frente de la mesa, al lado meridional del habitáculo, 25
y colocó en él las lámparas, como Yahvé se lo había mandado a Moisés. 26
Puso el altar de oro en el tabernáculo de la reunión, delante del velo, 27
y quemó sobre él el timiama, como Yahvé se lo había mandado a Moisés. 28
Puso la cortina a la entrada del habitáculo. 29
Colocó el altar de los holocaustos a la entrada del habitáculo, y ofreció el holocausto y la oblación, como Yahvé se lo había mandado a Moisés. 30
Puso el pilón entre el tabernáculo de la reunión y el altar, y echó agua en él para las abluciones; 31
Moisés, Aarón y sus hijos se lavaron en él las manos y pies. 32
Siempre que entraban en el tabernáculo de la reunión para acercarse al altar, se lavaban, como Yahvé se lo había mandado a Moisés. 33
Alzó el atrio en torno del habitáculo y del altar, y puso la cortina a la entrada del atrio. Así acabó Moisés su obra. 34
Entonces la nube cubrió el tabernáculo de la reunión, y la gloria de Yahvé llenó el habitáculo. 35
Moisés no pudo ya entrar en el tabernáculo de la reunión, porque estaba encima la nube, y la gloria de Yahvé llenaba el habitáculo. 36
Todo el tiempo que los hijos de Israel hicieron sus marchas, se ponían en movimiento cuando se alzaba la nube sobre el tabernáculo; 37
y si la nube no se alzaba, no marchaban hasta el día que se alzaba. 38
Pues la nube de Yahvé se posaba durante el día sobre el tabernáculo, y durante la noche la nube se hacía ígnea a la vista de todos los hijos de Israel, todo el tiempo que duraron sus marchas.
La descripción responde detalladamente a los planos ordenados que hemos visto. La fecha de la erección es nueve meses después de la llegada al Sinaí: el primer día del primer mes del segundo año del éxodo de Egipto. Los V.29-30 parecen una anticipación, ya que aparecen Aarón y sus hijos en funciones sacerdotales, mientras que en Lev 8 es Moisés el que ofrece el sacrificio.
El día de la consagración,
Yahvé tomó posesión del tabernáculo en forma de nube1. En la dedicación del templo de Jerusalén se repitió el fenómeno, de forma que los sacerdotes no podían entrar en el lugar santo2. Moisés recibió las tablas de la Ley envuelto en la
nube, símbolo sensible de la presencia de Yahvé3. Esa misma
nube es la que guiará sensiblemente a los israelitas por las etapas del desierto4. Es la manifestación sensible de Yahvé a su pueblo y prenda de la protección que les ha de otorgar hasta que lleguen a la tierra de promisión.
Como los planos eran de Dios y los obreros principales preparados por El, pues se trataba de su morada, así ahora, concluida la obra, se hace la erección bajo las órdenes directas del mismo Yahvé. Cada cosa es colocada en su lugar previsto. Y entonces, una vez terminado todo, llegó el momento de Yahvé. Una nube luminosa, imagen de Dios, descendió sobre el tabernáculo y Yahvé tomó posesión de él. Desde ahora Yahvé establece su morada en medio de su pueblo para ser su Dios y para que Israel sea su pueblo, según tantas veces afirman los profetas. Cuando el profeta Ezequiel nos quiere mostrar a Dios abandonando su pueblo al furor de los caldeos, sale del templo una nube por la parte de oriente, y cuando luego quiere manifestar la reconciliación con Israel, en los días de la restauración, la misma nube vuelve por el mismo camino a instalarse en el templo restaurado5. Hermosas y expresivas imágenes de un misterio consolador, el misterio de la presencia de Yahvé en medio de su pueblo para santificarlo y colmarlo de bendiciones, y hermoso y expresivo tipo de Cristo presente en medio de la Iglesia en el sacramento de la Eucaristía. Todo esto nos muestra cuan sabiamente iba Dios preparando en el Antiguo Testamento la realización de los misterios del Nuevo. El Eclesiástico, queriendo darnos una explicación moral de esta imagen, dice que la
sabiduría recibió del Señor este mandato: Habita en Jacob y establece tu tienda en Israel... Y así tuve en Sión mi morada fija y estable, reposé en la ciudad de El amada, y en Jerusalén tuve la sede de mi imperio; eché raíces en el pueblo glorioso, en la porción del Señor, su heredad.6 Y puesto que Yahvé ha tomado posesión de su tabernáculo en medio del pueblo, es natural que lo tome asimismo de su gobierno y dirección, y así los últimos versículos del éxodo nos declaran cómo Dios regía las marchas en Israel, y se alzaba la nube cuando habían de levantar el campo, y se quedaba quieta cuando debían acampar. Y para que esta presencia de Dios fuera más visible, la
nube se volvía
ígnea durante la noche, de suerte que todos pudiesen verla. Yahvé, generalísimo de los ejércitos de Israel, será el que dé las órdenes de partida7.
Es la idea que el Deuteronomio expresa mediante una imagen más familiar: Has visto cómo en el desierto te ha llevado Yahvé, tu Dios, como lleva un padre a su hijo, por todo el camino que habéis recorrido hasta llegar a este lugar.8 Esta idea de Dios guiando por el desierto al pueblo que había sacado de Egipto se halla tan impresa y viva en el alma de los autores sagrados, que ella misma les sugiere imágenes a cuál más expresivas para transmitirlas al pueblo.
Consideraciones Generales Sobre el Santuario de Israel.
Los Padres de la Iglesia designan como cosas sagradas el santuario, lugar en que se rinde culto a Dios, y los enseres del mismo, a saber, el arca de la alianza, el candelero, la mesa, el altar de los perfumes, el altar de los holocaustos, el pilón y los vasos y otros instrumentos menores necesarios en los sacrificios. Las fuentes históricas para estudiar estas cosas sagradas las habremos de dividir en grupos.
El Primitivo Tabernáculo de Moisés. Los nómadas viven en tiendas de campaña, que en un momento se levantan, se pliegan, se cargan en los camellos y se trasladan a otra parte, según las exigencias de la vida pastoril. Sus templos, si los tienen, serán también tiendas de campaña, que, para distinguirlas de las ordinarias, designamos con el nombre latino de
tabernáculo. Tal fue el templo que tuvo Israel durante su peregrinación por el desierto y aun mucho tiempo después, mientras conservó el recuerdo de su vida nómada. Así dijo Yahvé a David cuando quería levantar a su Dios una casa de cedro: Mira, yo no he habitado en casa desde el día que saqué de Egipto a los hijos de Israel hasta hoy, sino que he andado en una tienda, en un tabernáculo.9 La historia de esta
tienda no carece de dificultades, las cuales procuraremos aclarar como mejor sea posible.
En efecto, mucho antes de llegar los israelitas al Sinaí recibieron de Dios la bendición del
mana. Para conservar la memoria de tal beneficio dijo Moisés a Aarón: Toma un vaso y pon en él un
ómer de maná lleno y deposítalo
ante Yahvé, que se conserve para vuestras generaciones. Aarón lo depositó
ante el testimonio, como lo había mandado Yahvé a Moisés10. El texto griego en ambos lugares dice que el vaso se depositó
ante Dios. Este mandato supone que en el campo de Israel había una tienda a modo de
santuario nacional en que Dios moraba. Aunque este texto puede considerarse como anticipación redaccional del compilador posterior a Moisés.
Otro texto del mismo éxodo es muy explícito, aunque, al parecer, se halla fuera de su contexto histórico, que le daría más claridad. Dice así: Moisés tomó la tienda y la plantó fuera del campamento, a cierta distancia. Le había dado el nombre de
tienda de la reunión, y todo el que deseaba consultar a Yahvé iba a la
tienda de la reunión, que estaba fuera del campamento. Cuando Moisés se dirigía a la tienda, se levantaba el pueblo todo, estándose todos a las puertas de sus tiendas, y seguían con sus ojos a Moisés hasta que entraba en la tienda. Una vez que entraba en ella Moisés, bajaba la columna de nube y se posaba a la entrada de la tienda, y Yahvé hablaba con Moisés. Todo el pueblo, al ver la columna de la nube posada ante la entrada de la tienda, se alzaba y se postraba a la entrada de su tienda. Yahvé hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hombre a su amigo. Luego volvía Moisés al campamento, pero su ministro, el joven Josué, hijo de Nun, no se apartaba de la tienda.11 Esto es claro. En el campo de Israel hay una tienda que Moisés plantó separada de las demás; a ella acude el profeta a consultar con su Dios, que baja en forma de columna de nube y habla familiarmente con su siervo. Moisés lleva a Yahvé las cuestiones que el pueblo le propone. El nombre de
tienda de la reunión esto significa, pues a ella
acude el pueblo con sus preguntas. La
tienda está al cuidado de Josué, su lugarteniente militar, el cual no se aparta de ella mientras Moisés va y vuelve cuando quiere consultar a Yahvé.
Otra vez aparece en el libro de los Números esta
tienda, cuando Dios dice a Moisés: Elígeme a setenta varones de los hijos de Israel, de los que tú sabes que son ancianos del pueblo, y de sus principales, y tráelos a la puerta del tabernáculo, y que esperen allí contigo. Yo descenderé y contigo hablaré allí, y tomaré del espíritu que hay en ti y lo pondré en ellos, para que te ayuden a llevar la carga del pueblo y no la lleves tú solo.12
Y efectivamente, así se hizo, y todos aquellos ancianos comenzaron a profetizar. Mas, habiéndose quedado en el campamento dos de ellos, uno llamado Eldad y otro llamado Medad, sobre ellos se posó el espíritu. Eran de los nombrados, pero no se presentaron ante el tabernáculo, y se pusieron a profetizar en el campamento. Corrió un mozo a avisar a Moisés, diciendo: Eldad y Medad están profetizando en el campamento. Josué, hijo de Nun, ministro de Moisés desde su juventud, dijo: Mi señor, Moisés, impídeselo. Y Moisés respondió: ¿Tienes celos por mí? ¡Ojalá que todo el pueblo de Yahvé profetizara y pusiera Yahvé sobre ellos su espíritu! Volvióse Moisés al campamento, y con él los ancianos de Israel.13 Es el mismo tabernáculo plantado fuera del campamento, y al que Dios bajaba en la columna de nube.
Otra vez, en el c.12, se hace mención del tabernáculo de la reunión. Aarón y María se dan a murmurar de su hermano Moisés a propósito de la mujer de éste porque era cusita. Yahvé les manda que vayan al tabernáculo de la reunión. Una vez allí, descendió Yahvé en la columna de nube y, poniéndose a la entrada del tabernáculo, llamó a Aarón y a María. Salieron ambos, y él les dijo: Oíd mis palabras: Si uno de vosotros profetizare, yo me revelaría a él en visión y le hablaría en sueños. No así a mi siervo Moisés, que es en toda mi casa el hombre de confianza. Cara a cara hablo con él, y a las claras, no por figuras, y él contempló el semblante de Yahvé. ¿Cómo, pues, os habéis atrevido a difamar a mi siervo Moisés?14 No hay duda de que se trata del mismo tabernáculo de la reunión.
A él se hace referencia también en
Deu_31:145, cuando Yahvé dijo a Moisés: Mira que se acerca para ti el día de tu muerte; llama, pues, a Josué y esperad a la entrada del tabernáculo de la reunión, que le dé yo mis órdenes. Fueron, pues, Moisés y Josué y esperaron a la entrada del tabernáculo de la reunión. Aparecióse Yahvé en el tabernáculo, en la columna de nube, poniéndose la columna a la entrada del tabernáculo, y dijo Yahvé a Moisés: He aquí que vas a dormirte con tus padres... Con esto llegamos al final de la vida de Moisés, y es siempre el mismo tabernáculo de la reunión en que Dios se le aparece en la columna de nube.
Y este tabernáculo de la reunión lo hallamos luego en Silo, donde Josué distribuyó sus suertes a las últimas tribus15. En el santuario de Silo se celebraba la fiesta de Yahvé durante la época de los jueces16; allí mismo acudía Elcana, padre de Samuel, cada año, porque allí estaba el tabernáculo de Yahvé, servido por Helí y sus hijos. Allí fue consagrado el niño Samuel para custodio del tabernáculo. La memoria de esta residencia del tabernáculo en Silo duró hasta la época de Jeremías, que lo recuerda en momento para él solemne17, como lo hace el propio salmista18.
Nueva Descripción Del Tabernáculo. Otro tabernáculo más suntuoso se nos describe en los c.25-31 y 35-40 del éxodo. Subió Moisés a la montaña, y la nube le cubrió durante seis días. Al séptimo día llamó Yahvé a Moisés de en medio de la nube. La gloria de Yahvé pareció a los hijos de Israel como un fuego devorador sobre la cumbre de la montaña. Moisés penetró dentro de la nube y subió a la montaña, quedando allí cuarenta días y cuarenta noches. Esta introducción ya nos da una imagen de Dios muy distinta de los pasajes precedentes. Yahvé se presenta como un fuego devorador en la cumbre de la montaña. Luego comienza a hablar al profeta y le dice: Di a los hijos de Israel que me traigan ofrendas; vosotros las recibiréis para mí de cualquiera que de buen corazón las ofrezca. He aquí las ofrendas que recibiréis de ellos: oro, plata y bronce; púrpura, violeta y púrpura escarlata carmesí; lino fino y pieles de tejón, madera de acacia, etc. Que me hagan un santuario y habitaré en medio de ellos. Os ajustaréis a cuanto voy a mostrarte como modelo de santuario y de sus utensilios.19
Este texto es fundamentalísimo para formarse idea del tabernáculo, lo que va a describirnos. Dios quiere habitar en medio de su pueblo. Como dice más explícitamente en 29:455: Habitaré en medio de los hijos de Israel, y seré su Dios. Conocerán que yo, Yahvé, soy su Dios, que los ha sacado de la tierra de Egipto para habitar entre ellos, yo Yahvé, su Dios. Dios, creador del cielo y de la tierra, que tiene en el cielo su morada; el Dios santo, de cuya gloria está llena la tierra 20, se digna bajar y tener morada en medio de su pueblo, dándole por aquí a entender que de verdad Yahvé es el Dios de Israel. Pero ¿cuál puede ser la morada de Dios? ¿De qué materiales ha de ser fabricada y cuál ha de ser su forma? Los materiales han de ser los más ricos de que dispone el hombre, y la forma ha de venir del cielo. Y para ejecutar esta obra, Dios mismo se prepara los artífices, llenándoles de sabiduría, de ciencia y de inteligencia21.
Los c.25:10-31:11 nos dan la más detallada descripción del tabernáculo, del mueblaje, de los ornamentos sacerdotales y hasta del ritual de la solemne consagración de los sacerdotes.
Todo ello viene dispuesto por Dios. Sólo de esta suerte podría ser el santuario digno de la majestad y santidad de Yahvé. El santuario es móvil, como el santuario de un pueblo nómada, que con facilidad levanta sus tiendas y traslada su residencia de un lugar a otro.
Pero no es una simple tienda de campaña, como parece lo era la que dejamos atrás descrita. Tenía un armazón de tablones recubiertos de oro, asentados sobre basas de plata y unido todo él con barras de madera, pero cubiertas de oro. Del mismo metal eran los anillos en que han de entrar las barras para sujetar los tablones unos contra otros. La planta de este santuario es rectangular, y tenía 30 codos de largo por 12 de ancho y 10 de alto (unos 15 metros de largo, seis de ancho y cinco de alto). El interior estaba dividido en dos partes por una cortina. La primera parte era el
santo; la segunda, el santísimo o
santo de los santos, donde se colocaría el arca de la alianza, y en que suponía que moraba el Señor. En el santo, y ante la cortina que dividía las dos estancias, se colocarán la mesa de los panes de la proposición, el candelero de oro y el altar de los perfumes, también de oro. Aquí entraban cada día los sacerdotes a ejercer sus funciones. Pero en el santo
de los santos sólo el sumo sacerdote podía entrar el día de la
expiación. Este armazón de madera, recubierta de oro, llevaba cuatro cubiertas. La primera, de hilo fino teñido de púrpura violeta y adornado de querubines; la segunda era de pelo de cabra; la tercera, de pieles de carnero teñidas de escarlata, y la última, de pieles de tejón. Con esto quedaba el tabernáculo protegido contra los elementos atmosféricos. Esta tienda se levantaba en un campo de 100 codos de largo por 50 de ancho (un rectángulo de unos 50 m. de largo por unos 25 de ancho), cerrado por una serie de columnas de madera de acacia con varas de bronce, que sostenían una serie de ricas cortinas. Las del lado oriental, donde estaba la entrada, eran de colores variados. En medio de este campo y ante el tabernáculo se colocaba el altar de los holocaustos, y los grandes recipientes de agua necesarios en lugar donde cada día se inmolaban muchos animales,
La riqueza de los ornamentos sacerdotales correspondía a la del tabernáculo. Para la fabricación de toda esta obra ofreció el pueblo los materiales necesarios con tanta devoción y en tal abundancia, que fue necesario dar un bando ordenando que rio trajesen más22. Cuando la obra estuvo acabada, Moisés la consagró toda según las órdenes de Yahvé, y erigió el tabernáculo y dispuso en él los muebles del culto divino. Entonces la nube cubrió el tabernáculo de la reunión, y la gloria de Yahvé llenó el habitáculo. Moisés no pudo entrar en el tabernáculo, porque estaba encima la nube, y la gloria de Yahvé llenaba el habitáculo23.
Esta gloria de Yahvé era una nube luminosa con que Dios se hacía presente en medio de su pueblo. Y el texto añade: Todo el tiempo que los hijos de Israel hicieron sus marchas, se ponían en movimiento cuando se alzaba la nube sobre el tabernáculo, y si la nube no se alzaba, no marchaban hasta el día en que se alzaba.24 De esta suerte Yahvé dirigía personalmente los movimientos de su pueblo.
El libro de los Números completa esta descripción del tabernáculo, cuando nos habla del modo de acampar y de las marchas del pueblo, que corresponde todo a la magnificencia y santidad de la morada de Dios. Es notable el orden de acampar y de ejecutar la marcha. En el campo ocupa el centro el tabernáculo de Yahvé, que es como la tienda del General en Jefe. En torno de ella acampan los levitas, que forman la guardia de honor. Luego, las tribus, tres a cada uno de los puntos cardinales. Todo esto formaba un campo matemáticamente distribuido en que acampaban más de 600.000 varones mayores de edad. El orden de las marchas nos muestra también el concepto en que se tenía el santuario de Yahvé25. Notemos luego que este santuario tan magnífico, servido por personal tan numeroso, no aparece en los documentos posteriores de la historia sagrada. O mejor, aparece algo que puede darnos la explicación del sentido que tiene esta suntuosa descripción del santuario de Yahvé.
Los profetas, en sus vaticinios mesiánicos, vienen a ser los historiadores inspirados del futuro reino mesiánico. Los cuadros que de él nos ofrecen son variados, calcados siempre en la realidad que la historia y la vida de Israel les ofrece. Pero, entre todos, Ezequiel nos ofrece en su último oráculo26 una descripción ideal arquitectónica del remplo y de la restauración de la nación, sin excluir a los gentiles, que entrarán a formar parte del reino mesiánico. Semejante descripción no ha tenido nunca, ni tendrá jamás, realización material. En ella el profeta nos presenta un cuadro ideal, magnífico, de la organización del pueblo en los días de la misericordia de Dios. En este cuadro pretende dar cuerpo a las ideas fundamentales de la religión mosaica
y de las promesas mesiánicas. Lo que otros profetas y el mismo Ezequiel nos pintan de ordinario en forma oratoria, nos lo ofrece aquí el hagiógrafo en estilo arquitectónico.
Pues lo que el profeta hace para darnos a conocer el futuro reino mesiánico, eso mismo hace otro profeta, que es el autor para presentarnos el reino de Yahvé en Israel en los tiempos pasados. Las descripciones son ideales, y por ello convencionales, conforme a las ideas grandes y majestuosas que
el autor tiene de Yahvé como centro de un reino sacerdotal Por eso el santuario del desierto aparece idealizado conforme a las exigencias de la magnificencia oriental, habida cuenta de la magnificencia del templo deslumbrador de Salomón. En esta descripción resaltan ante todo dos ideas fundamentales, la santidad de Dios y su morada en medio de su pueblo. De ellas se deriva otra no menos importante:
la santidad que debe observar el pueblo de Yahvé en armonía con la de Dios. A esto se añade la ejemplar devoción del pueblo hacia el santuario de Dios. Semejante devoción nos presenta también un pueblo un tanto ideal, distinto de la nación rebelde y de dura cerviz, que tantas veces, en el curso de la historia, atrae sobre sí la cólera de Yahvé, no obstante la valiosa intercesión de su caudillo y amigo de Dios. En suma, creemos que todo este cuadro es una
idealización del tabernáculo histórico del desierto, de que nos hablan los otros documentos de la historia mosaica e israelita, como hemos notado anteriormente.
1 Cf.
Núm_9:15. 2
1Re_8:10-11. 3
Exo_20:12;
Exo_20:18. 4
Exo_13:21-22;
Num_15:23. 5 Cf.
Eze_10:18s;
Eze_11:22s;
Eze_43:13. 6
Eco_24:13-16. 7 Cf.
Núm_10:13.333. 8
Deu_1:31s. 9
2Sa_7:6. 10
Exo_16:33s. 11
Exo_33:7-11. 12
Num_11:10s. 13
Num_11:24-30. 14
Num_12:1-15. 15 Cf.
Jos_18:1s;
Jos_21:2;
Jos_22:9. 16
Jue_21:195. 17
Jer_6:12s. 18
Sal_70:60. 19
Exo_25:1-9 20
Isa_6:3. 21
Exo_35:30s. 22 Cf. Ex 35:1s. 23
Exo_40:343. 24
Exo_40:368. 25 Cf. Núm 10:1-1s. 26 Cc.40-48.