Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Consejo sobre el destino del arca (6:1-9).
1
Siete meses estuvo el arca de Yahvé en la tierra de los filisteos. 2
Congregaron éstos a sacerdotes y adivinos, y les preguntaron: ¿Qué hemos de hacer con el arca de Yahvé? Decidnos cómo hemos de devolverla a su sitio. 3
Ellos respondieron: Si volvéis el arca del Dios de Israel, no la mandéis de vacío, y no dejéis de hacerle una ofrenda de desagravio; si os curáis, sabréis que era su mano la que pesaba sobre vosotros sin alzarse. 4
Preguntaron los filisteos: ¿Y qué desagravio hemos de hacerle? Respondieron: Cinco tumores de oro y cinco ratas de oro, según el número de los príncipes de los filisteos, pues una misma es la plaga que a vosotros y a vuestros príncipes aflige. 5
Haced, pues, una imagen de vuestros tumores y de las ratas que asuelan la tierra, y honrad al Dios de Israel; quizá deje así de hacer sentir su mano sobre vosotros, sobre vuestros dioses y sobre vuestra tierra. 6
¿Para qué endurecer vuestro corazón, como endurecieron el suyo Egipto y el Faraón? ¿No tuvieron que dejar salir a los hijos de Israel después que los hubo castigado ? 7
Haced, pues, un carro nuevo, tomad dos vacas que estén criando y que no hayan sido nunca puestas al yugo; uncid las vacas al carro, y dejad los terneros lejos de ellas, en el establo. 8
Coged luego el arca, la ponéis sobre el carro, y junto a ella, en un cofre, los objetos que haréis como ofrenda de desagravio, y la devolvéis; que ella se vaya. 9
Seguidla con los ojos: si sube por el camino de su tierra hacia Bet Semes, será que Yahvé nos ha infligido tanto mal; si no, sabremos que no ha sido su mano la que nos ha herido y que esto ha sucedido por casualidad.
Siete años estuvo el arca en tierra de los filisteos. Teniendo en cuenta que llegó a Bet Semes (
Jos_15:10;
Jos_21:16) en tiempos de la siega (v.13), que suele tener lugar allí entre mayo y junio, cabe deducir que fue capturada hacia el mes de noviembre. Los príncipes de los filisteos son los que solicitan el consejo de los sacerdotes (
Kohanim)
y de los adivinos (
qosmim).
Eran los filisteos eminentemente supersticiosos (
Isa_2:6). El término
qesem (
Num_23:23;
Deu_18:14) no se aplica nunca a los profetas verdaderos. Los adivinos y sacerdotes de Dagón responden a la segunda pregunta: De mandar el arca, dicen, no la enviéis vacía; dadle una reparación. La palabra hebraica
asham expresa a la vez el delito y el sacrificio por el mismo, la reparación de la falta cometida (Dhorme). Se convino en que el tributo de reparación consistiese en cinco tumores de oro y cinco ratones del mismo metal. Aún hoy día penden de los muros de los santuarios cristianos exvotos que recuerdan la enfermedad que aquejaba al paciente, y de la cual vióse libre por una intervención de los santos. En otros tiempos, libres los atenienses de una enfermedad afrentosa, hicieron reproducciones del miembro enfermo (
Scholia Acharnenses 244). Obsérvese que es la primera vez el texto menciona los ratones, asociándolos, acaso, a la pestebubonica, de la cual son ellos los principales propagadores. Sostiene De Vaux que es posible la reunión en este capítulo de dos tradiciones según una, la peste consistió en la aparición de tumores vergonzosos; según la otra, en una invasión de ratones. En el v.5 se habla de las ratas que asuelan la tierra.
Porque Dios está presente en el arca, al devolverla a su tierra, debe colocarse sobre un carro nuevo, arrastrado por vacas que no hayan sido puestas nunca al yugo (
Num_19:2;
Deu_15:19;
Deu_21:3;
2Re_2:20). Sería indecoroso destinar al servicio sagrado un carro dedicado a usos profanos. Las vacas jóvenes tenían además la ventaja de indicar a los filisteos si fue o no Yahvé el que los hirió. No acostumbradas al peso del yugo ni a estar uncidas al carro, tampoco sabrían caminar juntas y arrastrar el carro a la tierra de Israel. Con el fin de dificultar su marcha encerraron los terneros en el establo.
El arca, camino de Bet Semes (2Re_6:10-18).
10
Hiciéronlo así, y, tomando dos vacas que estaban criando, las uncieron al carro y dejaron los terneros en el establo. 11
Pusieron sobre el carro el arca de Yahvé y el cofre, con las ratas de oro y las figuras de sus tumores. 12
Las vacas tomaron el camino de Bet Semes y siguieron derechamente por él; iban andando y mugiendo, sin declinar ni a la derecha ni a la izquierda. Los príncipes de los filisteos fueron tras ellas, hasta llegar al territorio de Bet Semes. 13
Las gentes de Bet Semes estaban segando el trigo en el valle, y, alzando los ojos, vieron el arca con gran alegría. 14
El carro llegó al campo de Josué, betsemita, y se paró en él. Había allí una gran piedra, y partieron las maderas del carro y ofrecieron las vacas a Yahvé en holocausto. 15
Los levitas, bajando del carro el arca de Yahvé y el cofre que estaba junto a ella y contenía los objetos de oro, los pusieron sobre la gran piedra. Las gentes de Bet Semes ofrecieron aquel día holocaustos y sacrificios pacíficos a Yahvé. 16
Los cinco príncipes de los filisteos, después de ver esto, se volvieron a Acarón aquel mismo día. i? Estos son los tumores de oro que los filisteos donaron a Yahvé como ofrenda de desagravio; uno por Azoto, uno por Gaza, uno por Ascalón, uno por Gat y uno por Acarón.18
También las ratas de oro eran según el número de ciudades de los cinco príncipes, tanto de las fortificadas como de las no amuralladas. Testigo la gran piedra que todavía hoy queda en el campo de Josué betsemita, sobre la cual se depuso el arca de Yahvé.
Con gran sorpresa vieron los filisteos que las vacas bisoñas marchaban directamente hacia la tierra de Israel, como si un ser invisible las arrastrara. Cinco representantes de la pentápolis filistea acompañaron el arca hasta entregarla a los betsemitas, que segaban el trigo en el valle llamado hoy
es-Serar. La ciudad se hallaba en el sitio conocido hoy por
Tell er-Rumele, a veinticinco kilómetros oeste de Jerusalén, La ciudad dominaba la salida del valle a la llanura, y, por lo mismo, era de gran valor estratégico i. Sobre una de las rocas del lugar ofrecieron los betsemitas las dos vacas en holocausto, consumidas por el fuego de las maderas del carro, hecho astillas. Fueron los levitas los encargados de bajar el arca (
Num_4:15-25). ¿Pertenecen los versos 15:17-18 a otro redactor? Así 10 creen Dhorme y De Vaux.
De Bet Semes a Quiriat Jearim (6:19; 21-7:1).
19
Los hijos de Jeconías no se alegraron con las gentes de Bet Semes al ver el arca de Yahvé, e hirió éste de entre ellos a setenta hombres. El pueblo hizo gran duelo por haberlos herido Yahvé con tan gran plaga; 20
y las gentes de Bet Semes se decían: ¿Quién puede estar delante de Yahvé, este Dios santo? ¿Y adonde habrá de ir al alejarse de nosotros? 21
Mandaron mensajeros a los habitantes de Quiriat-Jearim para que les dijeran: Los filisteos han devuelto el arca de Yahvé; bajad para subirla con vosotros. 22
Las gentes de Quiriat-Jearim vinieron y subieron el arca, depositándola en la casa de Abinadab, que está sobre una colina; y consagraron a Eliezer, su hijo, para que custodiase el arca de Yahvé.
La traducción del v.16g
es la de los LXX. Aunque en el texto hebraico no esté expreso el sujeto del verbo
herir, por el contexto se saca que debe ser Yahvé. ¿Por qué les castigó Dios? Porque aprovecharon la coyuntura de la presencia del arca entre ellos para examinarla en sus mínimos detalles, por dentro y por fuera, con curiosidad indiscreta (
Num_4:20). Dios es santo, y no permite que personas manchadas con impurezas, o no santificadas por El, se le acerquen (Is c.1-6). No sabemos quién es Jeconías, que cita el texto griego, víctima, con su familia, del castigo divino. La cifra de cincuenta mil es excesiva; no aparece en muchos códices griegos.
La muerte de setenta personas sembró el pánico en Bet Semes. ¿Quién puede estar al lado de Yahvé? El arca de Dios participa de la santidad divina, y Yahvé es, a su vez, santo y terrible. Las gentes de Quiriat-Jearim la recogieron, depositándola en casa de Abinadab. La localidad de Quiriat-Jearim se encuentra en una altura, junto al actual poblado de
Qariet el-Enab, al nordeste de Bet Semes y a doce kilómetros al noroeste de Jerusalén. No fue trasladada el arca a Silo por haber sido destruido el santuario por los filisteos (;
Jer_26:6-9;
Sal_78:60). Quiriat-Jearim era un lugar más seguro para guardar el arca, por estar más cercano del país de los filisteos. La casa de Abinadab se levantaba sobre la colina que domina el pueblo, que, por caprichosa analogía, se llama hoy
Tell el-Azar, nombre que recuerda el de su hijo Eliezer. Sobre el lugar se levanta hoy una iglesia dedicada a la Virgen, con la advocación de
Foederis Arca.