Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
23. Oráculos de Balaam.
E l autor ha preparado ya toda la escenificación para la glorificación de Israel por un extranjero. El adivino pagano será un portavoz de los designios divinos, y la intención de Yahvé es pregonar ante los enemigos tradicionales Moab, Edom las bendiciones de que se propone colmarle. De análoga manera vemos en el libro de Daniel que Nabucodonosor1 y Darío el Medo2 proclaman al Dios de Israel como el único verdadero Dios. En el de Ester, Artajerjes declara la perfección de las leyes por las que se gobierna el pueblo judío 3, y en el de Judit, el amonita Ajior confiesa que nadie puede con Israel cuando se muestra fiel a su Dios4. Esta glorificación de Israel por los paganos forma parte de un género literario propio bíblico surgido de la conciencia de superioridad de los israelitas sobre los otros pueblos como nación elegida por Yahvé para designios históricos trascendentales. Y los extraños se ven obligados
a pregonar la gloria de Dios y de su pueblo. Los oráculos de Balaam, pues, pertenecen a esta literatura de exaltación nacional proclamada por los gentiles.
Primera bendición de Balaam (1-12).
1
Balaam dijo a Balac: álzame aquí siete altares y tenme pronto siete novillos y siete carneros. 2
Balac hizo lo que Balaam había dicho, e inmolaron un novillo y un carnero en cada uno de los altares. 3
Después dijo Balaam a Balac: Tú quédate ahí junto a tu holocausto, mientras me alejo yo, a ver si me sale Yahvé al encuentro; y lo que me dé a conocer, eso te diré. Y se alejó hacia un monte desnudo. 4
Salió Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: He dispuesto siete altares y he ofrecido en cada uno de ellos un novillo y un carnero. 5
Y Yahvé puso en boca de Balaam su palabra y añadió después: Tórnate a Balac y dile esto. 6
Vuelto a él, lo vio parado ante su holocausto, junto con los príncipes de Moab; 7
y, comenzando su parábola, dijo:
De Aram me ha traído Balac,
el rey de Moab de los montes de oriente:
Ven y maldíceme a Jacob,
ven y exécrame a Israel.
8
¿Cómo voy a maldecir yo al que Dios no maldice?
¿Cómo voy a execrar yo al que Yahvé no execra?
9
Desde las cimas de las rocas le veo,
desde lo alto de los collados le contemplo.
Es un pueblo que tiene aparte su morada
y que no se cuenta entre las gentes.
10
¿Quién es capaz de contar el polvo de Jacob?
¿Quién es capaz de enumerar las miríadas de Israel?
Muera yo la muerte de los justos
y sea mi fin semejante al suyo.
11
Balac dijo a Balaam: ¿Qué es lo que conmigo has hecho? Te he llamado para maldecir a mis enemigos, y no has hecho otra cosa que bendecirlos. 12
El respondió: ¿No he de tener yo el cuidado de proferir lo que en mis labios pone Yahvé?
El adivino pide que se levanten siete altares y preparen siete novillos y siete carneros. El número
siete es sagrado e implica plenitud y perfección. Cree Balaam que a este número y a estos sacrificios va inherente una virtud mágica que obligará a Yahvé a comunicarle su oráculo. Seguramente utilizaron como altares los dólmenes megalíticos que abundan en aquella región5. Para rodearse de más misterio, el adivino se aisla de Balac, al que exige esté junto a los holocaustos como representante de las ofrendas ante Dios (v.3). Y se va hacia un monte desnudo para observar mejor los fenómenos naturales y entrar en relaciones con la divinidad en lugar solitario6. Dios correspondió a los sacrificios y salió
al encuentro de Balaam (v.4). El adivino le declara que ha sido munificente con El al ofrecerle tantos sacrificios, y, por tanto, espera corresponda a sus deseos (v.4). Yahvé puso en boca de Balaam su palabra, fórmula que indica la transmisión del espíritu
proj'ético7. El hagiógrafo, pues, considera a Balaam como
profeta que transmite un oráculo relacionado con el pueblo elegido. No obstante, a la comunicación oracular de Balaam se llama parábola (
masal), vocablo jamás aplicado al oráculo profético (que suele llamarse
ne'um)
. Masal indica comparación, proverbio, sátira, discurso alegórico-sapiencial, pero sobre todo frase
sentenciosa rítmica. En efecto, el discurso de Balaam es un poema rítmico con paralelismo regular sinónimo. Los seis primeros versos resumen la historia del capítulo anterior, y nos confirman la idea de que Balaam era arameo (v.7). Ha sido traído para
maldecir a Jacob-Israel8, pero no puede plegarse a los deseos del rey de Moab, ya que no puede
maldecir ni
execrar si Dios-Yahvé no
maldice y execra. Sus encantamientos mágicos son inútiles para hacer frente a los impulsos divinos (v.8). No sólo no
maldice a Israel, sino que se ve obligado a
bendecirle, movido por el espíritu de Dios. Desde lo alto de las
rocas y collados contempla las tiendas de Israel, que le parece un pueblo singular que
tiene aparte su morada (v.9), aislado entre las naciones gentiles, con una misión única histórica como pueblo santo y sacerdotal9. Por sus leyes debe vivir aislado de los demás pueblos, con su Dios único y su culto singular;
debe vivir separado, como porción elegida de Dios. Toda contaminación con los otros pueblos es profanar su carácter de pueblo elegido y ser infiel a su misión histórica. Es la primera gran idea mesiánica que el hagiógrafo pone en labios del adivino extranjero. Los autores romanos hacen burla de este particularismo y singularidad del pueblo judío. En la época postexílica se destaca esta concepción de Israel como pueblo
aparte entre todas las naciones; es precisamente este sentimiento de insolidaridad con los otros pueblos lo que ha salvado la conciencia histórica del pueblo judaico. En realidad, este
particularismo del pueblo elegido remonta a las promesas hechas a Abraham 10 y a la alianza del Sinaí11. Una segunda idea mesiánica en la bendición de Balaam es el anuncio de la numerosa posteridad de Israel, a pesar de estar como aislado de todos los pueblos: el
polvo de Jacob..., las
miríadas de Israel. Dios había anunciado a Abraham una posteridad innumerable como el
polvo de la tierra12. El adivino pagano siente envidia de los miembros de este pueblo singular y desea morir
con la muerte de los justos... (v.106), es decir, lleno de días bajo la protección de Yahvé13, Pero Balaam morirá trágicamente a manos de los mismos hebreos por él
bendecidos14.
El rey de Balac se indigna con estas predicciones venturosas, y protesta, ya que lo había traído precisamente para facilitarle la victoria sobre los israelitas. Estos ahora, con su inesperada
bendición, serán más difíciles de vencer (v. 11-12). Pero Balaam contesta que no puede traicionar a lo que Yahvé ponga en sus
labios. Se siente portavoz mecánico del oráculo divino y no puede negarse a proferirlo.
Segunda Bendición de Balaam (13-24).
13
Balac le dijo: Ven conmigo a otro sitio, desde donde puedas contemplarle, y maldícemelo desde allí. 14
Llevóle al campo de Zofim, en la cumbre del monte Fasga; y después de alzar siete altares e inmolar en cada uno un novillo y un carnero, 15
dijo Balaam a Balac: Estáte ahí junto a tu holocausto, mientras yo voy allá. 16
Salió Yahvé al encuentro de Balaam y puso en su boca la palabra y le dijo: Vuelve a Balac y dile esto. 17
Volvióse él y vio que estaba Balac junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y Balac le preguntó: ¿Qué es lo que ha dicho Yahvé? 18
Y tomando Balaam su parábola, dijo:
Levántate, Balac, y oye;
dame oídos, hijo de Sefor:
19
No es Dios un hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre, para arrepentirse.
Lo ha dicho él, y ¿no lo hará?
Lo ha prometido, y ¿no lo mantendrá?
20
De bendecir he recibido yo orden,
bendición ha dado El; yo no puedo revocarla.
21
No se ve iniquidad en Jacob,
no hay en Israel perversidad;
Yahvé, su Dios, está con él;
Rey aclamado es en medio de él.
22
él Dios que de Egipto le ha sacado,
es para él la fuerza del unicornio.
23
No hay en Jacob hechicería,
ni hay adivinación en Israel.
A su tiempo se le dirá a Jacob
y a Israel lo que Dios va a cumplirle.
24
He ahí un pueblo que se alza como leona
y que se yergue como león;
No se acostará sin haber devorado su presa,
sin haber bebido la sangre de sus víctimas.
Con el ritual anterior, Balaam profiere una nueva
bendición sobre Israel. El lugar donde ahora profetiza se llama
zofim (centinelas), sobre el Fasga, dedicado a Baalfegor. El anterior estaba dedicado a Baal15. Balac, sin duda, esperaba que, a fuerza de sacrificios a los distintos númenes, había de obtener un oráculo favorable a él. Pero Balaam de nuevo dice que no puede traicionar a Dios, que
no es un hombre, para que mienta..., para arrepentirse (v.19). Es el modo de hablar de los profetas de Israel. No puede, por tanto, cambiar Dios la
bendición anterior en
maldición, como un caprichoso mortal,
hijo de hombre. Y comienza la alabanza de Israel: No ve
iniquidad en Jacob ni
perversidad en Israel (v.21). El pueblo elegido está a una altura moral superior a todos los pueblos16, y, por tanto, merece la protección divina. El v.22 coincide con 24,8a, y parece desplazado de este último lugar. Yahvé ha sacado a Israel, manifestando su omnipotencia, que es comparada a la fuerza del unicornio o búfalo, símbolo del poder en la literatura sapiencial17. Por tanto, no necesita Israel recurrir a la
hechicería y a la
adivinación (v.23) para atraerse la benevolencia y poder divinos ni para conocer los designios secretos de Dios18, el cual los da a conocer por comunicaciones a los profetas19: A su
tiempo se lo dirá a Jacob... lo que Dios va a cumplirle (v.23b). Sobre Israel hay un designio histórico superior, que le da la victoria sobre los otros pueblos: es como una
leona que se yergue para comer la presa (v.24)20. En su voracidad es insaciable:
no se acostara sin haber devorado su presa, sin haber bebido la sangre de las victimas. Con estas palabras, Balaam anuncia al rey de Moab que no tiene nada que hacer frente a Israel, pues le espera la derrota segura.
Nueva Tentativa de Maldecir a Israel (25-30).
25
Y Balac dijo a Balaam: No le maldigas, pero al menos no le bendigas. 26
Balaam, respondiendo, dijo a Balac: ¿No te dije ya que no puedo hacer sino cuanto me diga Yahvé? 27
Entonces dijo Balac a Balaam: Ven, que te lleve a otro sitio, a ver si quiere Dios de una vez que desde allí le maldigas. 28
Y llevó a Balaam a la cima del Fogor, que mira al desierto. 29
Balaam dijo a Balac: álzame siete altares aquí y disponme los siete novillos y los siete carneros. 30
Hízolo así Balac, como Balaam lo decía, y ofreció un novillo y un carnero en cada uno de los altares.
Balac pide al adivino que, si no puede
maldecir a Israel, al menos no lo
bendiga, pues para eso no lo trajo de su tierra. Sin embargo hace una nueva tentativa para que el adivino
maldiga a Israel, llevándole a otra cima. En realidad parece que hay una gradación ascendente en los oráculos de Balaarn: anuncio de una posteridad numerosa a Israel, que heredará un país fértil y tendrá un rey poderoso que aniquilará el reino moabita. Es la
maldición definitiva contra Balac, pronunciada por el adivino que había llamado para maldecir a Israel21. Así, podemos considerar el c.24 como la culminación del pensamiento iniciado en los c.22-23: la glorificación de Israel por boca de un adivino gentil.
1
Dan_3:91s. 2
Dan_6:25s. 3 Est 16:1s. 4
Jud_1:5 :5. 5 Cf. H. Vincent, o.c., 424. 6 Los LXX tienen otra lectura: Y Balac estuvo junto al sacrificio, y Balaam partió para interrogar a Dios, y se fue pronto. La Vg pone sólo esta última frase. 7 Cf.
Num_24:2;
Deu_18:18;
Jer_1:9. 8 La designación de
Israel y
Jacob es corriente en la literatura profética, por exigencias del oráculo rítmico, y aparece en
Exo_19:3;
Deu_33:4-5.10. 9
Exo_19:5. 10
Gen_12:2-3. 11
Exo_19:5. 12 Cf.
Gen_13:16;
Gen_18:14. 13
Gen_15:15. 11 Cf.
Num_31:8. 15 Abel,
Géog. I 384. 16 Cf.
Isa_26:2;
Sal_44:18-19. 17
Sal_95:4. 18 Cf.
Deu_18:10-11;
Exo_22:17;
1Sa_28:3.9;
Lev_19:26;
Lev_19:31;
Lev_20:6;
Lev_20:27. 19 Cf.
Deu_18:9-18. 20 La misma comparación en
Gen_49:9;
Miq_5:7. 21 P. Heinrisch, Das Buch Numeri 99.