Mejor es la esterilidad con virtud, pues su memoria es inmortal, porque es conocida de Dios y de los hombres. (Sabiduría 4, 1) © Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944)
Times New Roman ;;
4. Contrastes Entre la Suerte de los Justos y de los Impíos.
Tercer Contraste: Más Sobre la Esterilidad con Virtud y la Fecundidad del Pecado (4:1-6).
1 Mejor es la esterilidad con virtud, pues su memoria es inmortal, porque es conocida de Dios y de los hombres. 2 Presente la imitan, ausente la desean; en el siglo venidero triunfará coronada, después de haber vencido en combates inmaculados. 3 Pero la numerosa prole de los impíos es sin provecho, y los troncos bastardos no echarán hondas raíces ni tendrán suelo seguro. 4 Pues aunque sus ramas verdeen por un tiempo, no estando fuertemente fijas, serán sacudidas por el viento, y por la violencia del vendaval arrancadas de ;cuajo. 5 Las ramas serán quebradas antes de su desarrollo; su fruto será inútil, no madurará, de nada servirá. 6 Porque los hijos nacidos de uniones ilegítimas serán testigos contra sus viciosos padres al ser interrogados.
El autor sagrado hace un segundo elogio de la esterilidad con virtud sobre la posteridad numerosa fruto de impiedades. Su memoria, dice, es inmortal. Lo es ante los hombres, que rinden homenaje de admiración a quienes triunfan en la virtud de las almas fuertes, por la que se sienten cautivados aun aquellos que no se sienten con fuerza para practicarla. Lo es ante Dios, que recompensa con una gloria feliz inmortal en la vida eterna a quienes en un matrimonio estéril guardaron la castidad matrimonial, porque vencieron en el combate sin dejarse mancillar. La imagen empleada por el autor (v.2c) es expresiva. San Pablo la repite en sus cartas 1, y está tomada de la recompensa que se otorgaba al atleta que vencía en la palestra. Con el pecado original se perdió la armonía que existía entre nuestras facultades superiores e inferiores, por la que éstas estaban sujetas a aquéllas, y todas a Dios, y se originó esa lucha tremenda entre la razón y las pasiones que ha convertido nuestra vida sobre la tierra en una milicia 2, en la que a manera de atletas es preciso luchar especialmente contra el enemigo terrible de la lujuria 3.
La numerosa descendencia de los impíos, en cambio, será desventurada (v.3-6). No podrán prosperar, porque son como árboles bastardos, que no echan sólidas raíces y son arrancados por el viento antes que maduren sus frutos. Con frecuencia el vicio agota sus energías físicas y son cortos los días de su vida. A veces parecen prometer ciertos frutos de virtud, pero la propensión que heredaron de sus padres ai vicio y el mal ejemplo de éstos ahogan los mejores propósitos. Ellos, que llevan sobre sí la impronta de los vicios de sus padres, serán en esta vida oprobio y vergüenza para sus progenitores, y en el día del juicio serán los acusadores de sus pecados ante el tribunal de Dios. El contexto en que están escritos estos versos hace pensar que el autor sagrado tiene en su mente no sólo la ruina temporal, sino también la eterna de los impíos.
Cuarto contraste: Muerte prematura del justo y longevidad del impío (4:7-19).
7 Pero el justo, si muriese prematuramente, estará en paz. 8 Que la honrada vejez no es la de muchos años, ni se mide por el número de días. 9 La prudencia es la verdadera canicie del hombre, y la verdadera ancianidad es una vida inmaculada. 10 El que se hizo grato a Dios fue amado de El, y viviendo entre los pecadores fue trasladado. 11 Fue arrebatado por que la maldad no pervirtiese su inteligencia y el engaño no extraviase su alma. 12 Que la fascinación del vicio corrompe el bien, el vértigo de la pasión pervierte la mente sana. 13 Llegado en poco tiempo a la perfección, vivió una larga vida. 14 Pues su alma era grata al Señor; por esto se dio prisa a sacarle de en medio de la maldad. Los pueblos lo vieron, pero no lo entendieron, ni sobre ello reflexionaron; 15 que la gracia y la misericordia es para los elegidos, y la visitación para los santos. 16 El justo muerto condena a los impíos vivos, y la juventud pronto acabada condena los muchos años del impío. 17 Verán el fin del sabio, sin entender los designios del Señor sobre él, ni por qué le puso en seguridad. 18 Verán y se burlarán, pero el Señor se reirá de ellos. 19 Y después de esto vendrán a ser como cadáveres sin honor, y serán entre los muertos oprobio sempiterno; porque los quebrantará, reduciéndolos al silencio, y los sacudirá en sus cimientos, y serán del todo desolados, y serán sumergidos en el dolor, y perecerá su memoria.
Contra las afirmaciones de la perícopa precedente pue4e hacerse una objeción: ¿No mueren también prematuramente los justos y no desaparece a veces pronto su posteridad? Ciertamente, pero la tal muerte, lejos de ser una desgracia para ellos, viene a ser un beneficio. Lo demuestra el autor sagrado con tres consideraciones. En primer lugar, la muerte libra a los justos de los trabajos y persecuciones a que son sometidos en esta vida y les introduce en una vida feliz, llena de paz, junto a Dios4. Por lo demás, lo que hace honorable una vejez no es el gran número de años, sino la prudencia con que ha sabido conducirse en la vida y la práctica de la virtud. Aquel, por tanto, que durante una vida corta ha cumplido con perfección admirable la ley de Dios, aunque muera prematuramente, puede ser anciano en la virtud y digno de estima y veneración. La Iglesia ha colocado en los altares a santos como Santa Inés, que da su vida por Cristo cuando comenzaba su adolescencía 5, y a Santo Domingo Savio, que escala cumbres de la santidad a los quince años. Los mismos paganos opinaban de esta manera: Nadie ha vivido demasiado poco - escribe Cicerón - si ha finalizado plenamente en sí mismo la perfección de la virtud.9
Otra de las razones por las que Dios permite la muerte prematura de los justos es librarlo de incurrir en la maldad y corrupción que le rodea (v. 11-12). El autor comienza aludiendo al caso de Henoc, como indica la correspondencia de las expresiones que emplea con las del Génesis7, el cual vivió una vida corta en comparación con la de los otros patriarcas, pero rica en virtud, si bien el autor sagrado habla aquí del justo en general que vive cortos años sobre la tierra. Dios, que lo ama, lo traslada - eso es para él la muerte, el paso de una vida a la otra - a la eternidad para que la impiedad que reina en el mundo no extravíe su alma. En un ambiente corrompido y corruptor, los malos ejemplos y los placeres de la carne pueden arrastrar al mal. Este tiene una fuerza inmensa sobre nosotros cuando tiene como aliado a la concupiscencia, cuyo vértigo, como confirma la experiencia, zarandea y hace sucumbir a espíritus fuertes. No falta cuando el mal se presenta envuelto bajo la capa de bien, y entonces su poder de seducción puede fascinar a los incautos. De este texto se sirven los teólogos para atribuir a Dios el conocimiento de los futuribles, es decir, de los sucesos que hubieren tenido lugar de haberse verificado una condición que de hecho no se verificó. Los comentaristas citan a este propósito un precioso testimonio de Bossuet: Dios prolonga la vida o la abrevia según los designios que ha formado desde toda la eternidad acerca de la salvación de los hombres; así es por efecto de una predestinación gratuita por lo que conserva la vida de un niño y trunca los días de otro, haciendo, por lo mismo, que uno reciba el bautismo, mientras el otro queda privado de él, o que uno muera en estado de gracia, sin que la malicia haya podido corromperlo, mientras que el otro queda expuesto a las tentaciones en las que Dios ve que va a perecer. ¿Qué razón podremos señalar nosotros a esta diferencia sino la pura voluntad de Dios? 8 El Tridentino nos enseña la conducta que- debemos seguir frente al misterio de nuestra predestinación: colocar en la ayuda de Dios la más firmísima esperanza. Dios, si no hay fallo por nuestra parte, que ha comenzado en nosotros la buena obra, la llevará a feliz término obrando en nosotros el querer y el obrar según su beneplácito 9.
En tercer lugar, quien vivió santamente los días de una vida corta, en realidad, por lo que a la vida del espíritu se refiere, ha recorrido una larga carrera que otros no llevan a cabo en largos años, y ha cumplido su misión en este mundo (v. 13-16). La edad es perfecta, dice San Ambrosio, cuando ha sido perfecta la vida 10. Una vez realizado el fin de su vida sobre la tierra, Dios, que se complace en el alma del justo, se apresura a sacarlo de ella, con lo que nunca dejará de serle grato. Los mismos paganos decían que aquel a quien aman los dioses muere joven 11. Las gentes que carecen de la fe en el más allá no comprenden la muerte prematura del justo. Para quienes la vida sobre la tierra es el único bien de que el hombre puede gozar, resulta difícil de comprender la conducta de Dios, que aaranca de esta vida prematuramente al bueno y permite que campee largos años sobre la tierra el impío. San Agustín dice que esta actitud de Dios nos debía hacer pensar que los bienes de la tierra son falsos, porque Dios los da a sus enemigos, y que los bienes del cielo son los verdaderos, porque los reserva para sus elegidos, que son objeto de la benevolencia y misericordia de Dios y de su peculiar protección. Y así el justo que muere prematuramente lleno de virtud, condena al impío que vive muchos años en sus pecados, no con sus palabras, sino con su conducta virtuosa, que contrasta y pone al descubierto sus impiedades, condenación más eficaz que la de las mismas palabras.
Por su parte, los impíos, no comprendiendo los designios de Dios en su actitud para con el justo (v.17), se burlan de él. ¡Se dio a la mortificación de los sentidos y de las pasiones, no gustó los placeres de la vida, y, en premio a su virtud, Dios se lo lleva prematuramente! Fue realmente necio e infeliz. Así piensan ellos, pero el Señor se reirá de quienes así discurren, como ya había afirmado el salmista. Nuestro autor acumula expresiones para describir su desgracia. Ellos, que se ensoberbecían y despreciaban a los justos y humildes, vendrán a ser como cadáveres sin honor; para los judíos, verse privados de honrosa sepultura era la mayor ignominia en que podían incurrir. Serán oprobio sempiterno para sus mismos compañeros de infortunio, por quienes serán continuamente despreciados. Dios los quebrantará, sin que puedan ofrecer la más mínima resistencia, y reducirá al silencio de la humillación y la confusión a quienes blasfemaban de Dios y se burlaban de los justos. Abatirá la soberbia y el poder de quienes confiaban en su prosperidad y riquezas, que serán sumidos en la desolación y el dolor más profundos y más desesperantes al ver que su ruina no tendrá ni remedio ni fin.
La Iglesia ha tomado toda esta perícopa, añadiéndole 4:20-5:5, para las lecciones del primer nocturno de confesor no pontífice (segundo lugar), que señala para el oficio de los santos que vivieron un corto número de años. Y nosotros, añade Weber, podemos inspirarnos en ella para consolar a las familias afligidas por la pérdida de un ser querido, para asistir a los moribundos jóvenes en el momento de su paso a una vida mejor, y también para anteponer nosotros mismos la práctica de la virtud a cualquier otra cosa 12. El v.20 lo unimos a la perícopa siguiente.
1 1Co_9:25; 1Ti_6:2; Heb_12:4. - 2 Job 7:1. - 3 La Vulgata traduce la: ¡Oh qué bella es una generación casta con gloria! Basándose en tía, algunos ven aquí un elogio de la pureza en general y de la virginidad en particular. La Iglesia ha tomado estas palabras para el oficio de las vírgenes. En el texto se trata de la vida virtuosa y casta en el matrimonio estéril. - 4 La Vulgata traduce in refrigerio el término griego ÜíÜðáíóé$, que significa reposo, de modo que el sentido es el Deu_3:1-3. Por supuesto no se trata del purgatorio, al que el autor de la Sabiduría no hace alusión alguna. - 5 Infantia quidem computabatur in annis, sed erat senectus mentís immensa (Ofic. div., resp.10). Magisterium virtutis implevit, quae praeiudicium vehebat aetatis (lee.5.a). - 6 Tuse. I 45:109. - 7 Cf. Gen_5:24 (LXX) y Défense de la Trad. IX 22. - 9 Ses.6 0.13. - 10 Oración fúnebre de Teodosio. - 11 Plauto traduciendo un verso de Menandro. - 12 O.c., p.428.