Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 11 (Vg 10): La Confianza En Dios.
E n esta magnífica oda
se canta la fe ciega en el Dios providente. El salmista, invitado a emprender la fuga por consejo de algunos amigos, que miraban la situación sólo desde el punto de vista humano,
responde que tiene toda su confianza en el poder del que habita en lo alto, desde donde contempla las acciones de los seres humanos. Por eso hará justicia a los rectos de corazón, mientras que perderá a los impíos, que viven fuera de su ley santa.
Según el título, el salmo es atribuido al propio David. En este supuesto, los antiguos autores creen que las circunstancias históricas de la composición se adaptan a la vida errante de David, perseguido por el rey Saúl. El joven David se resistió primero a abandonar la tierra de Yahvé, pero al fin tuvo que confinarse a territorio filisteo, después de haber buscado refugio para su familia en tierras de Moab, la patria de su abuela Rut 1. En estas circunstancias azarosas bien pudieron sus amigos aconsejarle que abandonara el territorio sometido a Saúl, y que él primero reaccionara negándose a ello, porque no quería alejarse de la tierra
bendecida de su Dios.
Desde el punto de vista
literario, este salmo es un diálogo dramatizado entre los amigos del salmista, pusilánimes y
alarmados ante los peligros inminentes, y el salmista, confiado en la providencia de Yahvé. La división estrófica no es clara, y por eso los críticos no coinciden en la distribución de las diversas partes de la composición. Suponiendo que el v.7 es una adición posterior para el uso litúrgico 2, podemos distinguir dos secciones:
a) invitación de los amigos a huir (1-3);
b) respuesta del salmista, confiado en la protección divina (4-6). La métrica es libre, pues no hay regularidad en la distribución de los acentos.
Invitación a la huida (1-3).
1
Al maestro del coro. De David. Yo confío en Yahvé. ¿Cómo, pues, decís a mi alma: Vuela al monte (como) pájaro? 3
2
Pues he aquí que entesan los impíos (su) arco, ajustan a la cuerda sus saetas, para tirar en las tinieblas sobre los de recto corazón. 3
Si los fundamentos se destruyen, ¿qué podrá hacer el justo? Los amigos invitan al salmista a emprender la huida hacia las regiones montañosas, como
pajaro amedrentado por los cazadores. En la espesura del bosque encontrará su refugio 4. David, huyendo de Saúl, se refugió en las montañas 5; y los Macabeos también se acogieron a la geografía montañosa cuando empezó la persecución seléucida 6. Los enemigos del salmista son gentes sin remordimientos y traidores y están espiando la ocasión de caer sobre él. Como cazadores expertos
entesan el
arco y
ajustan las saetas, para dar certeramente en el blanco en la indefensa víctima que es el justo perseguido. Buscan las ocasiones propicias en la oscuridad de la noche, para cogerle desprevenido. La vida, pues, del salmista está en gran peligro, y por eso es aconsejable la huida a lugares apartados, como los montes. Cuando se han conculcado
los fundamentos de la moral y se hace caso omiso de los valores religiosos, no hay nada que esperar de la sociedad, porque siempre los más desaprensivos están al acecho para caer sobre el de recto
corazón. Contra ellos parece que nada puede hacer el justo, como el salmista. La argumentación es clara desde el punto de vista puramente humano, si se prescinde de la existencia de un Juez superior que da a cada uno según sus obras. La vida es lucha entre el bien y el mal, y no es aceptable como programa huir cuando hay peligro para los buenos. Esta es la idea que va a desarrollar el salmista ante sus pusilánimes amigos, demasiado alarmados ante la situación comprometida presente.
Yahvé, Juez supremo sobre los hombres (4-7).
4
Está Yahvé en su santo palacio, tiene Yahvé en los cielos su trono; sus ojos contemplan (la tierra habitada)7
, sus párpados escudriñan a los hijos de los hombres. 5
Yahvé prueba al justo y al impío, y su alma aborrece al que ama la violencia. 6
Lloverá sobre los impíos carbones encendidos, fuego y azufre, y huracanado torbellino será la parte de su cáliz. 7
Porque justo es Yahvé y ama lo justo, y los rectos contemplarán su faz 8
. Frente a todas las medidas de prudencia humana está la fe en un Ser superior, que está por encima de todos los hombres, pues
tiene en los cielos su trono (v.3). Desde allí contempla la marcha de los acontecimientos entre los hombres 9. Su
palacio es
santo, porque se halla lejos de toda contaminación terrenal. El salmista destaca esta trascendencia y superioridad de Dios sobre los hombres para dar a entender a sus interlocutores lo pequeños que son sus enemigos al lado de EL Sus maquinaciones no se ocultan al que desde la atalaya celeste contempla a los hombres. Yahvé está allí entronizado no sólo como Rey de la creación, sino como Juez de la historia humana; por eso sus
parpados escudriñan a los hijos de los hombres 10. Pero
prueba al justo y al impío, para aquilatar el grado de virtud y de malicia en cada uno de ellos. Precisamente en la persecución y adversidad se mide el grado de virtud en los hombres. En el libro de Job, Dios prueba con la enfermedad y el infortunio al varón recto por excelencia; su desgracia dará la medida de su virtud n. Por eso Yahvé permite que el justo sea perseguido por los que son instrumento de este juicio discriminativo en la sociedad. Pero su providencia se mueve a impulsos de las exigencias de la justicia y la equidad, y, por tanto, no abandonará al justo que sufre ni dejará de castigar al que injustamente ataca al virtuoso. Por exigencias de su justicia
odia la violencia (v.5).
Y el salmista, recordando la catástrofe de Sodoma y Gomorra 12, declara que al fin habrá un juicio discriminador,
pues Dios enviará un terrible castigo sobre los impíos. En la perspectiva de los profetas y salmistas está siempre la esperanza del futuro juicio que ha de preceder a la manifestación mesiánica para poner las cosas en su punto 13. La descripción está calcada en la desaparición de las dos ciudades malditas del mar Muerto; por tanto, no ha de tomarse al pie de la letra. Los profetas hablan también
del juicio de Dios en términos cósmicos escalofriantes, conforme al módulo de una literatura apocalíptica en la que la imaginación tiene gran importancia 14. A los impíos les tocará, por
parte o porción de su
cáliz, la destrucción. En los escritos profeticos
se habla del cáliz de la ira divina, que deben beber los pueblos opresores 15. El símil está basado en la costumbre de hacer pasar el jefe de familia un cáliz para que los convidados beban todos de él16. El salmista, pues, juega con esta comparación, y dice que la parte del
cáliz que les corresponde
es la desaparición total, como en otro tiempo Sodoma y Gomorra, en un
torbellino de
fuego y
azufre 17.
Después de esta declaración de tipo
escatológico-apocalíptico cambia el tono del salmo. El verso tiene todas las apariencias de ser una adición de tipo sapiencial, incrustada en el uso litúrgico para contraponer a la suerte trágica del impío la plácida del que vive conforme a la ley de Dios:
Dios ama lo justo, y por eso, algún día, los rectos contemplarán su faz. En la literatura bíblica viejotestamentaria, la frase
ver la faz de Dios equivale a servirle 18, a asistir a su culto en el santuario 19 o a participar de su benevolencia y protección 20. Este parece ser el sentido del contexto, sin que la expresión del salmo aluda a una retribución en ultratumba, es decir,
a una visión facial de Dios, como se enseña en la revelación neotestamentaria 21.
1 Cf. Sam 22:3, 2 E. G. Briggs ,
The Book of Psalms I (ICC) (Edimburgo 1927) 89. Así según los LXX, Aquiía y San Jerónimo. 3 Cf.
Lam_3:52;
Sal_55:7;
Sal_124:7. 4 Cf. Sam 14:22; 23:14; 26:1. 6
1Ma_2:28. 7 Así según Teodoreto, la versión siro-hexaplar y el papiro de Londres, seguida por la
Dib. de Jér. La Vg, siguiendo a los LXX, traduce in pauperem. El TM dice sólo: sus ojos contemplan... 8 Lit. el TM: su faz contemplará el corazón recto. 9 Cf.
Miq_1:2;
Hab_2:20;
Sal_18:7;
Sal_9:8;
Sal_102:13;
Sal_34:16-17. 10 Sal 33:13- 11 Job 1:11. 12 Cf.
Gen_19:24. 13 Cf.
Joe_3:2. 14 Cf.
Isa_34:15. 15 Cf.
Isa_51:17;
Jer_49:12;
Eze_23:23;
Sal_23:5;
Sal_60:5. 16
Mat_20:22;
Mat_26:39; áp 14:10; 16:19. 17 Cf.
Gen_19:24. 18 Cf. Sal 17:15- 19 Cf.
Exo_23:15;
Exo_34:23;
Deu_16:16;
Deu_31:11; Sam 1:22;
Isa_1:12. 20
Sal_16:11;
Sal_36:10. 21 Cf.
Mat_5:8;
1Jn_3:2;
Rev_22:4 .