Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 139 (Vg 138): La Omnisciencia y Omnipotencia Divinas.
E ste salmo tiene el aire de una meditación teológica sobre los atributos de la sabiduría y omnipresencia de Yahvé, sobre los misterios de los designios divinos y sobre el problema del mal. Dios conoce a fondo las interioridades del hombre: sus designios, sus intenciones, sus pensamientos más secretos, porque le envuelve y penetra en todo su ser. Pero, al mismo tiempo, tiene especialísima solicitud de él. El salmista, ante este panorama, no comprende la actitud y conducta de los pecadores, que hacen caso omiso de su Dios. Identificado con el sentir divino, llega a odiar a los enemigos de su Señor.
Aunque el título atribuye esta composición a David, los críticos modernos, en razón de los no pocos arameísmos que encuentran en ella, se inclinan por una fecha tardía de redacción, desde luego posterior al exilio babilónico. La reflexión teológica nos lleva a los círculos de sabios de los tiempos más recientes del A.T. Muchas ideas son muy similares a las expuestas en el libro de Job, y aun el lenguaje se asemeja a este libro didáctico, en el que se plantea el problema de la permisión del mal en los planes divinos
1. El salmo es una meditación sobre la Providencia divina en estilo poético: Los atributos divinos no son considerados en sí mismos, ni en su relación a la esencia divina, ni aun en sus relaciones con la humanidad en general, sino, como es natural, en la plegaria meditada, en sus relaciones con la persona individual 2. El desarrollo de los pensamientos se hace, no de una manera abstracta, sino por imágenes muy realistas, algunas veces demasiado brillantes. No se le lee, se le ve. 3 Es uno de los salmos más bellos del Salterio.
Podemos distinguir cuatro estrofas:
a) Yahvé conoce los secretos del ser humano (1-6);
b) está presente en todas partes, y, por tanto, es inútil querer escapar a sus dominios (7-12);
c) este conocimiento íntimo del ser humano se basa en el hecho de que lo ha formado (13-18);
d) ¿Por qué Yahvé tolera al pecador? (19-24).
La omnisciencia divina (1-6).
1
Al maestro del coro. Salmo de David. ¡Oh Yahvé! tú me has examinado y me conoces, 2
tú conoces cuándo me siento y cuándo me levanto, y de lejos entiendes mi pensamiento. 3
Disciernes cuándo camino y cuándo descanso, te son familiares todas mis sendas. 4
Pues aún no está la palabra en mi lengua, y ya tú, Yahvé, lo sabes todo. 5
Me envuelves por detrás y por delante y pones sobre mí tu mano. 6
Sobremanera admirable es para mí esta ciencia, demasiado sublime para poder (comprenderla). El conocimiento divino sobre el hombre se extiende a todas sus más íntimas manifestaciones. Nada se escapa a su admirable percepción: cuando se
sienta, cuando se
levanta, cuando
camina, cuando
descansa, se halla siempre bajo la mirada escrutadora de Yahvé 4. Sus mismas palabras están ya medidas antes de que tomen expresión articulada. La razón de esta ciencia radica en el hecho de que Dios todo lo penetra con su Ser misterioso (v.5). El salmista, sin acudir a las formulaciones escolásticas
Dios está en todas partes por esencia, presencia y potencia , sabe que lo llena todo, y particularmente
envuelve al hombre en todo su ser corporal y racional. Esto es un misterio que excede a la humana inteligencia, y el salmista, como el Apóstol de las gentes, declara que es incomprensible 5.
La omnipresencia divina (7-12).
7
¿Dónde podría alejarme de tu espíritu? ¿Adonde huir de tu faz? 8
Si subiere a los cielos, allí estás tú; si bajare al seol, allí estás presente. 9
Si tomara las alas de la aurora y quisiera habitar al extremo del mar, 10
también allí me cogería tu mano y me tendría tu diestra. 11
Si dijere: Ciertamente las tinieblas me envuelven y sea la noche luz en torno mío, 12
tampoco las tinieblas son oscuras para ti, y la noche luciría como el día, pues las tinieblas son como la luz (para ti). Aunque el hombre tratara de salirse de la órbita de Dios, no encontraría lugar alguno en que no le envolvería su presencia.
El espíritu de Yahvé su energía y fuerza vivificante lo domina todo, y
su faz manifestación de la presencia divina a los hombres tiene una visión panorámica sobre todo lo creado. Es inútil, pues, huir de su presencia escrutadora6. Yahvé está en la cima de los
cielos, pero hasta el
seol, o región de los muertos, se extiende su mirada inquisidora 7. Y en la tierra domina todos los puntos cardinales. Inútil, pues, trasladarse al otro
extremo del mar el occidente mediterráneo , pues también allí campea la presencia divina 8.
Ni siquiera las
tinieblas pueden encubrirle, pues a la mirada divina son lúcidas y transparentes
como el día 9, y, por otra parte,
Yahvé, como Creador, que ha modelado al hombre en el seno materno, conoce sus interioridades y reconditeces10. Todo esto es misterioso, pero no por ello menos admirable; y el salmista proclama con énfasis la omnisciencia divina.
El hombre, modelado por Dios (13-18).
13
Porque tú formaste mis entrañas, tú me tejiste en el seno de mi madre, 14
Te alabaré por el maravilloso modo en que me hiciste. ¡Admirables son tus obras! Del todo conoces mi alma. 15
Mis huesos no te eran ocultos cuando fui modelado en secreto y bordado en las profundidades de la tierra. 16
Ya vieron tus ojos mis obras, siendo escritas todas en tu libro. Estaban mis días determinados cuando aún no existía ninguno de ellos. 17
¡Cuan difíciles son (de entender) tus pensamientos, oh Dios! ¡Qué ingente el número de ellos! 18
Si quisiera contarlos, son más que las arenas; si llegara al fin, aún sería contigo. La razón de que Yahvé conozca los secretos más íntimos del hombre está en que lo ha modelado misteriosamente en el seno materno,
tejiéndolo cuidadosamente en todos sus detalles n. Yahvé ha combinado maravillosamente, como en un
bordado, sus diferentes partes, contando sus
huesos, y todo en secreto en el seno materno , como si fuera en las mismas
profundidades de la tierra. Pero, además, de antemano preveía todos los actos y
obras del ser humano que están consignados por escrito en un misterioso
libro en el que Dios lleva la registracion de sus acciones. Los
días estaban ya fijos cuando aún no había comenzado el primero de ellos 12. Todo esto es inexplicable para el hombre, pues los
pensamientos divinos son inescrutables 13 y es inútil intentar enumerarlos, pues cuando se cree que ha llegado al fin, no ha comenzado aún, porque se encuentra
con la inmensidad del misterio de Dios: aún sería contigo.
¿Por qué Dios tolera al pecador? (19-24).
19
¡Oh Dios! si exterminaras a los impíos, si alejaras de mí a los hombres sanguinarios, 20
que insidiosamente se rebelan contra mí, y pérfidamente se engríen tus adversarios. 21
¿Cómo no odiar, ¡oh Yahvé! a los que te odian? ¿Cómo no aborrecer a los que se levantan contra ti? 22
Los detesto con odio implacable y los tengo por enemigos míos. 23
Escudríñame y conoce mis inquietudes, 24
y mira si mi camino es torcido, y condúceme por las sendas de la eternidad. Pero hay otra cosa más inexplicable para la sensibilidad religiosa del salmista: si Yahvé es tan poderoso y lo sabe todo, ¿por qué estan tolerante con los que infringen su ley? El problema de la existencia del mal le deja perplejo como al autor del libro de Job 14. En sus ansias de entrega a Dios, desearía que desaparecieran todos los que viven fuera de su ley. Para el salmista, el mal no es una idea abstracta, sino una realidad viviente en los pecadores que oprimen a los justos y derraman sangre inocente 15. Atacar a los justos
es hacer frente a la voluntad divina; por eso siente
odio contra los que
se rebelan contra ella. Las expresiones de indignación son fuertes, en consonancia con la mentalidad del A.T., y reflejan su identificación con lo que cree son los intereses de Yahvé. No considera que, si Dios permite a los pecadores,
es por su misericordia y para aquilatar la virtud de los justos.
Deseando no apartarse de las sendas rectas, pide a su Dios que le examine a fondo para que le muestre sus fallos, de forma que no se aparte de ellas, pues conducen a El, y en ese sentido son
sendas de eternidad. El cumplimiento de los preceptos divinos lleva a la vida 16 y a la paz 17, mientras que los caminos del vicio conducen a la ruina y a la muerte 18. No parece que la perspectiva del salmista se extienda
a la vida en Dios después de la muerte, como se enseña en el libro de la Sabiduría 19.
1 Compárese v. 13-16 y Job 10:95. 2 Faulhaber, citado por J. Calés, o.c., II 556. 3 J. calés, ibíd. 4 Cf.
Jer_17:10;
Sal_127:2;
Deu_6:7. 5 Cf.
Rom_11:33;
Isa_2:11.17;
Isa_12:4. 6
Cf.
Exo_33:14-15;
Jon_1:3.10;
Isa_63:9-10;
Sab_1:73. 7 Cf.
Amo_9:2s;
Jer_23:24. 8 Cf.
Sal_18:11;
Mal_4:2. 9 Cf.
Job_24:13-17. 10 Cf.
Job_10:8-11. 11 Cf.
Job_10:8-11. 12 Cf.
Job_3:1. 13 Cf.
Job_26:14;
Sal_36:8;
Sal_92:5.