Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 31 (Vg 30): Plegaria de un Justo Angustiado.
T res partes comprende este salmo:
a) cántico de confianza en Yahvé (2-9);
b) descripción en tono elegiaco
de la situación angustiada del justo (10-19);
c) acción de gracias por haber conseguido la salvación ansiada. Los críticos no concuerdan al determinar si estas tres partes integran una composición salmódica única o bien si ésta está constituida por la yuxtaposición de tres fragmentos diversos,
agrupados por razones prácticas del culto litúrgico. La primera y tercera parte contienen frases que se encuentran en otros salmos, y tienen por ello un
carácter antológico de mosaico literario, como el cántico de Joñas l
. La segunda parte tiene muchos conceptos similares a los expresados
en el libro de Jeremías; de ahí el problema de la mutua dependencia: ¿quién es anterior? La generalidad de los críticos; supone que e! salmista depende conceptualmente
del profeta de Anatot; por ello se considera el salmo como posterior al destierro babilónico2. No faltan autores que suponen que la segunda parte del salmo (10-19)
es del propio Jeremías, que lo habría insertado a las otras dos, que serían
de origen davídico 3.
Desde el punto de vista de la unidad literaria del salmo es difícil mantener que la segunda parte (2-9) sea del mismo autor; más bien las otras dos se ensamblan con regularidad lógica. Así, el v.20 puede seguir normalmente al V.9:
plegaria confiada y acción de gracias. Los v. 10-19 parecen inserción artificial posterior. Desde el punto de vista de la inspiración poética, el salmo, en su conjunto, aunque no es muy original por las ideas expuestas, es de gran piedad religiosa.
Confianza en Yahvé (1-6).
1
Al director del coro. Salmo de David. 2
En ti, ¡oh Yahvé! confío; i no sea yo nunca confundido, líbrame en tu justicia. 3
Inclina a mí tus oídos, apresúrate a librarme; sé para mí roca inexpugnable, ciudadela para mi salvación. 4
Pues tú eres mi roca, mi ciudadela; por mor de tu nombre tú me guiarás y conducirás. 5
Me sacarás de la red que me han tendido, porque tú eres mi fortaleza, 6
En tus manos encomiendo mi espíritu. Tú me has rescatado, Yahvé, Dios fiel.
El salmista dirige
una oración confiada a Yahvé apoyándose en los atributos de la misericordia y justicia divinas. Para él, Yahvé es su protector; y multiplica las metáforas corrientes en muchos salmos para expresar la seguridad que le otorga la amistad con su Dios.
Invoca a la justicia divina, lo que implica en él una conciencia de propia inocencia; no quiere ser
confundido o avergonzado ante sus adversarios al ser desatendido en su súplica. Los justos basaban
su conducta en la idea de que Dios premia en esta vida la virtud; por tanto, si Yahvé le abandona en este instante de angustia, daría la razón a sus enemigos, que creen que Dios no se preocupa de los que siguen sus mandatos4. No quiere, pues, el salmista ser descalificado en su camino de la virtud ante sus adversarios 5. Por eso pide a Yahvé que
por amor de su nombre, es decir, por su fama de justicia y rectitud, reflejada en su nombre, le
guie en estos momentos difíciles de su vida6. Yahvé es su
roca inexpugnable, en la que encuentra su
salvación como en
ciudadela segura7. Sus enemigos son como cazadores que tienen su
red para tomarlo;
pero Yahvé le saca de esta situación de peligro 8. Seguro de la protección divina, el salmista
encomienda a Yahvé su espíritu, como si fuera un tesoro precioso 9; aquí se alude al deseo de conservar la vida,
que se manifiesta en el espíritu o hálito vital (
rúaj),
Nuestro Señor en la cruz pronunció estas palabras, dándoles un sentido de entrega de su vida al Padre, una vez cumplida su trayectoria terrestre 10. El salmista tiene experiencia
de la protección que Yahvé le ha dispensado en circunstancias análogas, en las que le
rescató del peligro,
mostrando así su carácter de Dios fiel a sus promesas de auxilio a los justos que confían en El.
Yahvé, Salvador del justo (7-9).
7
Tú aborreces a los servidores de los vanos ídolos ll, pero yo a Yahvé me confío. 8
Me alegraré y me gozaré en tu piedad, pues has visto mi aflicción y has considerado las aflicciones de mi alma. 9
No me entregaste en manos del enemigo, afirmaste mis pies en la anchura. El salmista, en conformidad con la voluntad divina,
no admite el culto a los vanos ídolos, que, como tales, son algo sin consistencia,
en contraposición a Yahvé, el Dios viviente 12; por ello
sólo confia en Yahvé, que es el único que puede auxiliarle en los momentos de angustia y de peligro. Seguro de la protección divina, el salmista prevé su futura
alegría por ser testigo
de la piedad de su Dios, que ha visto su aflicción, salvándole del peligro, pues no lo
entregó al poder de sus enemigos 13. De la aflicción y situación comprometida a causa de la hostilidad de sus enemigos ha pasado, por el auxilio divino, a la libertad plena de movimientos y a la seguridad total:
afirmaste mis pies en la anchura (v.6).
Su situación desahogada
después de la liberación del peligro le parece una gracia inestimable de su Dios 14.
Situación angustiada del salmista (10-14).
10
Ten piedad de mí, ¡oh Yahvé! porque estoy angustiado. La tristeza consume mis ojos, mi alma y mis entrañas. Pues mi vida se consume en el dolor, y mis años en gemidos. 11
Mi vigor enflaquece por la aflicción, y mis huesos se consumen. 12
Soy el oprobio de todos mis opresores, objeto de terror para mis vecinos y de espanto para cuantos me conocen. Los que me ven en la calle, huyen de mí. 13
Como muerto he sido olvidado en los corazones, soy como una vasija de desecho. 14
Pues he oído el murmurar de muchos, espanto en derredor, cuando a una se confabulaban contra mí y tramaban arrebatarme la vida.
La perspectiva alegre de
liberación y de acción de gracias se cambia aquí en sentimiento de abatimiento y de aflicción. La situación es totalmente diferente; por eso podemos suponer que nos encontramos con un nuevo fragmento que ha sido incrustado en este salmo por exigencias del culto en el templo. Por el tono se parece esta composición al salmo 6 y a las lamentaciones de Jeremías o de Job. El salmista
se consume en el dolor; sus ojos languidecen, y su salud física se desvanece; hasta sus
huesos sienten la consunción por tanto dolor 15. Al lado de sus debilidades físicas agotamiento por la enfermedad están los sufrimientos morales: in-comprendido de todos, es la befa y el
oprobio de sus enemigos y opresores, y hasta sus
vecinos y conocidos huyen de él como si fuera un objeto maldito, que inspira
terror y espanto 16. Los enemigos
le insultan como un maldito de Dios, y sus convecinos le consideran como algo contagioso, del que hay que separarse. Es el caso del justo Job, aislado de la sociedad, consumiéndose en el dolor, incomprendido de sus amigos, que
le consideran maldito de Dios 17. Tan aislado está de la sociedad, que es como un
muerto, al que, por no verle, se le olvida en la estimación de los
corazones (v.13) 18. Es como
una vasija de desecho, que por inútil se la arroja, sin parar ya mientes en ella 19.
El v.14 parece calcado en los escritos de Jeremías: Oigo maldiciones, y por todas partes me amenazan: ¡Delatadle!20; y la frase espanto por doquier aparece reiteradamente en sus oráculos cuando alude a la oposición violenta de sus enemigos contra él 21. El salmista utiliza estas mismas frases para expresar su situación de abandono por efecto de la hostilidad y desprecio de sus enemigos. No contentos con aislarle,
tramaban arrebatarme la vida, frase que encuentra su paralelo en
Jer_11:19 : Habían tramado una conjura contra mí:... le raeremos de la tierra de los vivos. El salmista, consciente de estas confabulaciones (
el murmurar de muchos...),
se dirige a Yahvé en espera de auxilio.
Confianza en Dios del justo perseguido (15-19).
15
Pero yo a ti me confío, oh Yahvé! yo digo: Tú eres mi Dios. 16
En tus manos están mis destinos 22
. Líbrame de las manos de mis enemigos y de mis perseguidores. 17
Haz resplandecer tu faz sobre tu siervo y sálvame en tu piedad. 18
Yahvé, que no sea yo confundido, pues te invoco. Confundidos sean los malvados, y mudos (bajen) al seol. 19
Que callen los labios mentirosos, que, soberbios y despectivos, dicen insolencias contra el justo. Despreciado y hostigado de todos, al salmista no le queda, sino
confiar en Yahvé, que ahora más que nunca es su Dios. Es en los momentos difíciles cuando se debe probar la fidelidad a Yahvé. A pesar de que
está como.abandonado de su Dios, el justo reacciona con su fe, sabiendo que, al fin, su Dios le ha de hacer Justina frente a sus enemigos. En realidad, la Providencia divina es misteriosa, y en sus
manos están los
destinos de los hombres, y sobre todo del que les es fiel. Las vicisitudes de la vida están bajo su control directo, y por eso el justo, que vive de la fe, debe esperar ser rehabilitado por el que es Dios de justicia. El salmista,
confiado en los designios salvadores de su Dios, le pide que le
Ubre de sus
enemigos, que impudentemente le hostilizan y persiguen (v.16). Ansiosamente le pide que haga
resplandecer su faz sobre él, es decir, mostrar su rostro radiante y protector al que ahora está abandonado y perseguido. Cuando Yahvé abandona a alguno, oculta su faz de él, mientras que, cuando le dispensa ayuda y protección, le muestra su rostro benevolente; es un modo antropomórfico de hablar 23. Esta manifestación de su rostro sobre su siervo debe tener la contrapartida de
confundir a sus enemigos; éstos esperaban que el salmista quedara
confundido y avergonzado al quedar huérfano de la asistencia divina, como él esperaba; pero el justo atribulado está seguro de que será asistido en su necesidad, y además desea y pide que sean
confundidos y avergonzados ante la sociedad los impíos, ateos prácticos, que se atreven impudentemente a burlarse de los planes de la Providencia divina. En su deseo de ver el cumplimiento de la justicia divina, el salmista desea que desaparezcan y, mudos y cabizbajos, bajen a la región tenebrosa del
seol, morada de los muertos 24. Sus
labios son mentirosos y reflejan un espíritu despectivo y altanero, manifestado en
insolencias contra el justo 2.
Acción de gracias por la liberación (20-25).
20
Qué grande es tu bondad, oh Yahvé!26
, que guardas para los que te temen, que muestras a los que a ti se acogen delante de los hijos de los hombres. 21
Tú los guardas, al amparo de tu rostro 27
, de las altanerías de los hombres, y como en una tienda los pones a cubierto de las lenguas pendencieras. 22 ¡Bendito sea Yahvé, que en mí hace admirable su piedad como en ciudad fortificada! 23
Pero yo dije en mi turbación: He sido arrojado de ante tus ojos, Pero tú has oído mi voz suplicante cuando a ti clamé, 24
Amad a Dios vosotros, todos sus piadosos; a los fieles guarda Yahvé, y paga con creces a los soberbios. 25
Esforzaos y fortaleced vuestro corazón todos cuantos esperáis en Yahvé. La última parte del salmo
es un himno de acción de gracias por haber salido de una situación angustiosa. En la vida del salmista se ha revelado especialmente la
bondad de Yahvé, que siempre está a disposición de los que le
temen. Esa bondad divina es como un tesoro cuidadosamente guardado para ponerlo al servicio de los fieles en el tiempo oportuno; y Yahvé lo muestra en favor de ellos
delante de los hijos de los hombres, para hacer brillar su providencia y la virtud de los suyos 2y. Bajo el
amparo del rostro de Yahvé se hallan seguros, pues están como bajo una
tienda protectora, al abrigo de las calumnias de las
lenguas pendencieras 29. El salmista ha comprobado personalmente la protección divina, pues gracias
a su piedad y benevolencia se halla seguro como en ciudad fortificada, inaccesible a las maquinaciones de sus enemigos30.
Pero confiesa que en un momento se sintió como abatido y abandonado en medio de la
aflicción: he sido arrojado de ante tus ojos (v.23). Por unos momentos, impresionado por el dolor,
creyó estar fuera de la providencia protectora de Yahvé, fuera de su órbita bienhechora31. Pero a su súplica respondió Yahvé librándolo. Por ello hace una invitación a los piadosos,
o fieles a la Ley divina, a confiar en Yahvé, pues los
guarda con amoroso cuidado, mientras que
paga sobreabundantemente las demasías de los
soberbios y altaneros, que creen poder
trazar su vida sin dependencia de Dios y oprimen a los fieles 32. La exhortación termina invitando a los que
esperan en Yahvé a mantenerse firmes en el camino de la virtud, pues nunca serán desamparados a la hora de la aflicción, como prueba la experiencia del propio salmista. 31
1 Cf.
Isa_3:34;
Isa_3:4L3. Jon c,a, 2
Cf. E. Podechard, O.C., I 147. 3 Así opina J. Calés, o.c., I 346. 4 Cf.
Sal_7:1;
Sal_11:1;
Sal_16:1;
Sal_25:20. 5 Cf.
Sal_25:2.20;
Sal_22:5. 6 Cf.
Sal_23:2.3. 7 Cf.
Sal_18:2. 8 Cf.
Sal_9:15;
Sal_25:15. 9 Cf,
Job_10:12;
Job_17:1. 10
Luc_23:46 11 Así siguiendo a los LXX, Vg, Sir., San Jerónimo. El TM: yo he "diadna los servidores Pero la contraposición del estico siguiente exige nuestra lectura; etc. 12 Cf.
Deu_32:4-21;
Jer_8:19;
Ose_4:10. 13 Cf.
Deu_32:30; Sam 23:11.12. 14 Cf.
Sal_4:1;
Sal_18:19;
Sal_26:12. 15 Cf.
Sal_13:2;
Jer_8:18;
Sal_6:6. 16 Cf.
Sal_22:6.7;
Jer_20:7-8. 17 Cf. 22:6-7;
Jer_20:7-8. 18 Cf.
Job_19:14. 19 Cf.
Jer_22:28. 20 Cf.
Jer_20:10. 21 Cf.
Jer_6:25;
Jer_20:3;
Jer_46:5;
Jer_49:29;
Lam_2:22. 22 Lit. en heb. mis tiempos. 23 Cf.
Sal_4:6;
Sal_80:3-7-19. 24 Cf.
Sal_25:2.3;
Jer_17:18. 25 Cf.
Sal_12:3;
Sal_94:4 26 En el ¾Ì falta ¡oh Yahvé! pero es exigido por el contexto y está en las versiones. 27 Lit,:los escondes en el secreto de tu faz. 28 Cf.
Sal_23:5. 29 Cf. Sal
27:5. 30 Cf.
Sal_28:6, 31 Cf.
Sal_30:6;
Sal_116:11;
Jon_2:4. 32 Cf.
Sal_10:2;
Sal_31:19;
Sal_36:12;
Sal_73:6. 33 Cf.
Exo_34:7;
Sal_30:4;
Exo_27:14;
Exo_32:11.