Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 82 (Vg 81): Declaración Divina contra los Jueces Inicuos.
D e modo dramático presenta el poeta a Dios presidiendo un consejo de jueces subsidiarios, delegados suyos en la administración de la justicia en la tierra. El Juez divino les echa en cara su venalidad y acepción de personas y les invita a preocuparse de los desvalidos y necesitados, tan preteridos en la sociedad. Los profetas protestan constantemente contra la corrupción administrativa de las clases directoras de Israel, y particularmente contra los jueces inicuos, que no se atienen a las exigencias del derecho y de la equidad social! Como representantes de Dios,
su traición a la justicia es, en el fondo, una traición al mismo Dios. El salmista testigo de la mala administración de justicia de su tiempo pone en boca del Juez supremo la denuncia de los abusos de los jueces contemporáneos, recordándoles que, si bien son sus representantes, y en este sentido son dioses, sin embargo, son mortales y sujetos a su justicia punitiva en caso de infidelidad.
El salmo es paralelo al 58 y tiene muchas analogías con los oráculos proféticos, particularmente con
Isa_3:13-15. Así, el poeta dramatiza el pensamiento estableciendo un diálogo entre Dios y los jueces inicuos: se les acusa y condena. Algunos autores creen que Dios se dirige aquí, no a los jueces prevaricadores de Israel, sino a los de las naciones paganas o a sus jefes políticos, e incluso no faltan quienes suponen que su oráculo se dirige a las divinidades de otros pueblos o a los ángeles tutelares de los diversos pueblos 2. La tesis más comúnmente aceptada es la que supone que Dios habla a los jueces injustos, principalmente a los de Israel 3. En todo caso, en el salmo se pone de manifiesto que Elohim es el Dios único, que está sobre todos los jueces de la tierra, que reciben su potestad judiciaria de El; en este sentido se les llama dioses.
En calidad de delegados de Dios, no pueden tener acepción de personas, y, sobre todo, deben preocuparse de los problemas de los pobres y desvalidos de la sociedad. Supuesta la corrupción administrativa de estos jueces, el salmista termina pidiendo a Dios que
juzgue personalmente
la tierra. En esta expresión hay una alusión subconsciente a los tiempos mesiánicos, en los que se implantará un reinado de justicia y de equidad. La existencia de injusticias hace suspirar al poeta por una nueva época en que los ciudadanos estarán bajo la égida inmediata del Juez supremo.
Por el contenido del salmo no es posible determinar la época de composición del mismo. Las opiniones de los críticos se escalonan desde los tiempos davídicos4 hasta la de los Macabeos5, pasando por la profética preexílica 6 y la persa 7.
Invitación a juzgar con equidad (1-4).
1
Salmo de Asaf. Está Dios en el consejo divino8
, en medio de los dioses juzga: 2
¿Hasta cuándo juzgaréis falsamente, haciendo con los impíos acepción de personas? Selah. 3
Haced justicia al débil y al huérfano; tratad justamente al desvalido y al menesteroso; 4
librad al débil y al pobre, sacadlo de las garras del impío.
Según la concepción bíblica,
Yahvé está rodeado de seres angélicos hijos de Dios , que forman su corte de honor y su consejo de gobierno sobre el mundo 9. Aquí el contexto parece suponer que son jueces humanos, ya que en el v.2 se les echa en cara el ser parciales, olvidando los derechos de los desvalidos 10. Por eso, la expresión dioses se ha de tomar en el sentido de participantes de poderes divinos. Dios les encarga que, como tales, hagan justicia, respetando los derechos de los más olvidados de la sociedad 11.
Dios juzgará castigando a los prevaricadores (5-8).
5
Pero no saben ni entienden, andan en tinieblas; vacilan todos los cimientos de la tierra. 6
Yo dije: Sois dioses, todos vosotros sois hijos del Altísimo; 7
pero moriréis como hombres, caeréis como cualquiera de los príncipes. 8
Levántate, ¡oh Dios! juzga la tierra, pues dominas sobre todas las gentes. El mismo Dios se hace la reflexión de que, a pesar de la invitación que les acaba de hacer, los jueces o autoridades se muestran obtusos, pues se dejan llevar sólo de las inmediatas ganancias, sin pensar que hay un Juez supremo, que los ha de castigar. Su conducta es la del ciego, que no ve la luz; y, como consecuencia de sus desvarios morales, hasta la misma tierra se siente conmovida y trastornada. En
Sal_96:10 se dice que Dios gobierna los pueblos con justicia, y por ello el mundo no se tambalea. El poeta asocia con facilidad el orden físico expresión de la voluntad y sabiduría divinas al orden moral, que se mueve también sobre el quicio de las determinaciones divinas. En
Sal_75:3-4 se dice que Yahvé, al juzgar con justicia, reafirma las columnas de la tierra; y en Is 24 se dice que, por efecto del desorden moral de los hombres, la tierra se conmueve. San Pablo dirá que las criaturas están en estado violento, como en dolores de parto, esperando la rehabilitación de los hijos de Dios 12. Al servir para el pecado, están fuera de la órbita divina y esperan volver a encontrar su centro sirviendo al hombre, regenerado por la gracia de Cristo.
Solemnemente se contrapone la dignidad de representantes de Dios: sois
dioses e hijos del Altísimo (v.6) 13; pero eso no los exime de la suerte común de todos los hombres:
moriréis como hombres. Su suerte no ha de ser diferente de la de los
príncipes famosos históricos, que también han bajado a la tumba 14 Jesús cita este texto del salmo para justificar su título de hijo de Dios15; aunque la argumentación de Jesús aparentemente no concluye, porque su filiación divina es natural y no moral metafórica, como es el caso de los jueces del salmo, sin embargo, ante la estimación del auditorio judío resultaba un argumento eficaz, difícil de rebatir.
El salmista, finalmente, en vista de que los jueces humanos son impotentes para imponer la justicia a causa de su perversión, pide a Dios que intervenga judicialmente en la tierra para imponer sus exigencias de justicia sobre todas las
gentes (v.8). La perspectiva es mesiánico-escatológica: el juicio definitivo sobre las naciones forma parte de las promesas mesiánicas. El salmista, consciente de la incapacidad moral de los jueces de Israel para imponer la equidad, pide a Yahvé que intervenga personalmente en la dirección judicial de Israel y del mundo. No se alude a la persona del Mesías, representante de Yahvé, como en
Sal_2:8; pero el trasfondo mesiánico general del anhelo del salmista no es difícil de descubrir.
1 Cf.
Isa_1:23;
Isa_3:15;
Jer_5:28;
Zac_7:10-12;
Exo_23:3.6-7;
Lev_19:15;
Deu_1:16-17. 2 Es la opinión de Wellhausen, Gunkel, Bertholet, Schmidt y Podechard. 3 Así piensan Graetz, Deliztsch, Briggs, fialévy, Duhm, Kittel, Kónig, Herkenne, Calés. 4 Deltizsch. 5 Hitzig, Duhm. 6 Graetz. 7 Gunkel. 8 Los LXX: reunión de dioses. 9 Cf.
1Re_22:19;
Job_1:6s;
1Re_2:1;
1Re_15:8;
Sal_89:6-9;
Dan_4:14;
Dan_7:10. 10 Cf.
Isa_3:15;
Jer_2:5;
Miq_6:2;
Exo_10:3;
Exo_16:28;
Num_14:11. 11 Cf.
Isa_1:23;
Isa_1:5.23;
Isa_10:1-2;
Isa_56:10-11;
Jer_5:27-30;
Eze_22:27;
Amo_5:7;
Miq_3:11;
Hab_1:4. 12 Cf.
Rom_8:22. 13 Podechard interpreta las palabras divinas como dirigidas a los espíritus celestes encargados del gobierno del mundo, y, por tanto, responsables de las injusticias que se cometen. Se basa en
Deu_4:19-20, donde se dice que Yahvé se reservó la heredad de Israel, entregando los otros pueblos a los ejércitos celestes; cf.
Deu_29:25;
Eco_17:15;
Sal_89:6-9;
Sal_95:3;
Sal_97:7;
Sal_29:1; Dan 10:
Dan_13:20-21;
Job_4:18;
Job_15:15. 14 Cf.
Ose_7:7. 15 Jo 10:3-43.